Ya no nos invitan a las fiestas
Cómo actuar con los niños que se portan mal en público
Las familias aprovechan feriados como el 4 de Julio, para pasar el día con los hijos, organizando asados al aire libre y picnics en el parque, donde los pequeños pueden jugar y correr sin límites.
Pero no todas las celebraciones son familiares, ni todos los niños son bienvenidos a ellas, en especial los más traviesos, quienes pueden arruinar hasta la fiesta mejor organizada.
Cualquier madre que haya tenido que lidiar en público con los berrinches de un hijo sabe de la frustración que esto significa. Es natural enojarse y retarlos cuando se portan mal, o tratan de llamar la atención con caprichos. Pero no siempre es lo más efectivo.
Según el programa de técnicas educativas TCIT (Teacher-Child Interaction Therapy), prestarle atención a los niños cuando se portan mal puede ser contraproducente, indica la consultora y experta en enfermedades mentales Christy Matta.
El programa TCIT recomienda a los educadores ignorar activamente a los pequeños, en lugar de retarlos y enojarse con ellos, y en su lugar, concentrarse en aquellos que se están portando bien.
El mal comportamiento de los niños muchas veces está relacionado con su necesidad de llamar la atención.
Cuando los padres reaccionan a los caprichos, aunque sea retándolos, sin darse cuenta refuerzan el mal comportamiento del niño, explica la consultora. Pero si en cambio lo ignoran, el niño aprende que portarse mal no conduce a nada.
Es cuando descubres a tu hijo haciendo algo bueno, cuando debes prestarle atención, e incluso premiarlo, aconseja Matta.
No siempre es posible ignorar a un niño gritando, molestando a los invitados y pegándole a los otros niños. Cuando la indiferencia no da resultado, el mal comportamiento puede ser producto de otros factores. Encontrar la raíz del problema, es la mejor manera de resolverlo.
¿Por qué se porta así?
- Hacer berrinches siempre le ha funcionado. Hasta el momento, cada vez que el niño quería llamar la atención, le bastaba gritar y portarse mal. Cualquier atención, aunque sea negativa e incluya retos, es mejor que no recibir ninguna atención.
- Tiene hambre, sueño o está aburrido. Antes de ir a una celebración, los padres deben asegurarse de que el niño durmió y comió bien. También pueden empacar juguetes y actividades para hacer durante la reunión. En general, los niños responden mejor cuando se acostumbran a una rutina, porque saben qué esperar y cuándo.
- Reciben diferentes reglas y expectativas. Quizás la madre es muy estricta y el padre no, o quizás el niño recibe distintos mensajes en la casa y en la escuela y esto le produce confusión. Las reglas demasiado estrictas o las expectativas poco realistas también influyen en el comportamiento. Los padres deben familiarizarse con el desarrollo emocional de sus hijos, según la edad. Por ejemplo, es imposible que un niño de dos años se quede sentado por horas en una silla. Si esa es la expectativa de sus padres, lo más probable es que no pueda conseguirlo.
- ¿Cuál es el límite? Los niños necesitan probar hasta dónde pueden desobedecer sin que haya consecuencias. Por ello, es importante no hacer amenazas vacías. Si le dices que ya no lo vas a llevar a una fiesta, o que no podrá jugar con la computadora, tienes que cumplir tus palabras, de otro modo, la próxima vez que lo amenaces, no te va a creer.