La revancha del ‘Piojo’

Hace 20 años, Miguel Herrera estuvo muy cerca de vivir su primera Copa del Mundo pero su indisciplina dentro del terreno de juego lo marginó de la selección mexicana que asistió al Mundial de 1994.

Hoy, el “Piojo”, como director técnico del Tri, tiene la gran oportunidad de escribir una página gloriosa en la historia del futbol mexicano.

“No tengo ningún resentimiento por no haber jugado un Mundial”, dijo Herrera en una entrevista reciente.

En su época de jugador, el Herrera se destacaba como un lateral derecho que perseguía a los delanteros rivales como un verdadero perro de presa.

Sus entradas a pie fuerte, sus barridas llevándose a los contrincantes por delante, sus manoteos, protestas y recriminaciones a los árbitros, hacían del “Piojo” todo un espectáculo en la cancha.

La intensidad con la que disputaba los partidos fue el arma que lo distinguió entre el resto de los jugadores mexicanos, pero esa misma intensidad fue el obstáculo que le impidió asistir a un Mundial.

La forma de diputar el balón le atraían a Herrera constantes tarjetas amarillas de amonestación y rojas de expulsión, situación que lo convertía en un dolor de cabeza para sus entrenadores.

En un partido de Copa del Mundo, quedarse con 10 jugadores en duelos donde se juega el todo por el todo, es darle mucha ventaja al equipo contrario.

Fue esa la principal razón por la que Miguel Mejía Barón, técnico del Tri rumbo al Mundial de Estados Unidos 1994, decidió que el riesgo de llevar a Herrera era más grande que la intensidad que le podía aportar a la selección.

Dos décadas después de que el Tri le cerró las puertas, el “Piojo” es ahora el alma de un equipo que en Brasil 2014 busca hacer historia.

Un triunfo hoy ante Holanda, llevaría a la selección mexicana a instancias nunca antes alcanzadas en una Copa del Mundo fuera de México y con ello Herrera dejaría una huella imborrable en la memoria de los aficionados mexicanos