Flip-flops en verano: warning!

Las flip-flops tienen ciertos peligros de los que no somos conscientes, por eso lo mejor que se puede hacer es tomar precauciones con ellas. No vaya a ser que tu verano acabe fatal.

A pesar de que este tipo de calzado nos anuncia en voz alta que ha llegado el verano, yo nunca he sido muy fan de llevarlas si no es para ir a la playa o la piscina. Aún así, siempre volvía a casa con alguna incómoda rozadura o con un dolor de pies insoportable. ¡Y sé que a todas nos ha pasado!

Por mucho que cada año la gente se empeñe en llevarlas durante todo el día y con cualquier outfit, las chanclas no están diseñadas para eso.

¿En la oficina, de restaurantes, para el cine? Just don’t. Es un calzado que sólo debería usarse por unas horas, ya que si las llevas muy seguido, puede derivar el alguna lesión como la fascitis plantar, la inflamación de los músculos o dolor de la parte baja de la espalda. 


La explicación de esto es sencilla: al solo estar sujetas por la tira que pasa entre nuestros dedos, no nos proporcionan el soporte que el pie necesita por lo que involuntariamente curvamos los dedos tratando de sujetarlas, y damos los pasos más pequeños, haciendo un esfuerzo extra al caminar. Como ves, no suena nada agradable para nuestros pobres pies.

¿Quiere decir que debes tirar todas tus flip-flops y no usarlas nunca más? No way! Tampoco hay que ser tan radical. Simplemente elige modelos con tiras anchas que se sujeten mejor tu pie y cambia las tiras de plástico por tiras de piel para evitar las rozaduras.

Con respecto a la ocasión, llévalas en los momentos que sepas que no vas a caminar demasiado, nunca durante más de unas horas y siempre asegúrate que tu talla es la correcta, porque si es pequeña tu talón dará en el suelo en alguna pisada, y si es grande tus dedos se tensarán todavía más.

My advice? Limita cada calzado al uso para el que está diseñado. 😉