Guía para ser un buen padre

Educar a los hijos no es tarea fácil para ninguna madre y para ningún padre. La base: mostrar el camino con el ejemplo.

La mayoría de los padres del mundo tienen un anhelo en común: lograr que sus hijos sean felices y plenos en todo momento de su vida. Con este fin hacen su mejor esfuerzo, trabajan horas extras, dedican tiempo a generar un ambiente de bienestar a su alrededor e invierten, cada uno desde sus posibilidades económicas, importantes cantidades de dinero para sustentar su educación académica, darles vestido y alimentación digna.

Pero hay que reconocer que en esta búsqueda de cubrir el aspecto material, es común que asuman como prioridad esa área y olviden las relaciones familiares: el ejemplo que se les brinda a partir de la manera en que se concibe la vida y se enfrenta, son la base que determina los elementos que tendrán los chicos para desenvolverse en este campo.

Wayne W. Dyer, autor del libro La felicidad de nuestros hijos, Editorial Debolsillo clave, afirma al respecto: “¡Debes ser un ejemplo viviente! Es esencial mostrarles a los niños el retrato de una persona que se respete a sí misma, si es eso lo que quieres inculcarles. Importa que seas coherente con tu propia vida si piensas ser un auténtico ejemplo para los niños… Podrás buscar las respuestas en todos los libros sobre bebés que se han escrito, pera para un niño sin motivación no hay mejor respuesta que una persona motivada”.

Cuando un padre define qué tiene mayor significado para él en la vida, tendrá elementos para transmitirlo a sus hijos. El autor advierte que existen cuatro puntos fundamentales en los que es necesario trabajar para brindarles herramientas que los lleven a lograr una vida adulta, sana emocionalmente y que dependen de tu propia actuación:

1. Debes ser un modelo de respeto por ti mismo: Hay que mostrarles a través del comportamiento que te respetas y que tienes derecho por tanto, a que se te trate respetuosamente. Los niños deben estar convencidos de que tú te consideras un ser humano respetable.

2. Trata a cada hijo como un individuo único: Hacerlo va más allá de evitar comparaciones. Es la aceptación genuina de esa persona como creación única, que tiene dentro de sí un potencial ilimitado para llegar a ser cualquier cosa que decida a lo largo de su vida.

3. Dale oportunidad de ser responsable y que tome decisiones: Los niños necesitan asumir compromisos y no que sus padres lo hagan por ellos, pueden aprender a confiar en sí mismos haciendo y no viendo cómo otra persona hace las cosas por ellos. Los niños que muy temprano empiezan a tomar decisiones, aprenden muy pronto a gustarse y a sentirse positivos con respecto a lo que son.

4. Enséñales a disfrutar la vida todos los días: Quienes viven en un medio ambiente positivo aprenden a ser positivos con respecto a sí mismos. Muéstrales con tu propio ejemplo que estás agradecido de encontrarte vivo, que éste es un hermoso lugar para vivir y que es el mejor momento en la historia de la especie humana. Por ejemplo: lavar los trastes es un buen momento para sentirse agradecido de tener comida o cambiar una llanta ponchada es una oportunidad para apreciar el hecho de poseer un coche.

La elección de pareja, la forma de relacionarse socialmente, sus aspiraciones y hasta la forma en que se mira a sí mismo, son aspectos influenciados en gran medida por sus padres, de ahí que para brindarle realmente lo mejor, es necesario transmitir el camino con acciones.

Para leer: Infancia es destino. Guadalupe Loaeza. Editorial Punto de lectura.

Para ver: El último regalo. Dirige Michael O. Sajbel. Estados Unidos, 2006

Colaboración de Fundación Teletón México

“El compromiso es una decisión, no un acto obligado”

Bojorge@teleton.org.mx

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