Elizabeth, con sabor a Colombia (fotos)

Colombianos de pura cepa conviven con otros latinos en esta ciudad de Nueva Jersey

Lucas Di Pietro, oriundo de Medellín, se siente como en casa en Elizabeth.

Lucas Di Pietro, oriundo de Medellín, se siente como en casa en Elizabeth. Crédito: Gerardo Romo / EDLP

@JoaquinBotero

En el medio de la avenida Morris de Elizabeth, Nueva Jersey, la línea de separación en vez de ser blanca tiene los tres colores de la bandera de Colombia—amarillo, azul y rojo. Se vuelve a pintar todos los años antes de que llegue julio para el célebre Festival de la Independencia, pero el resto del tiempo permanece ahí.

Quizás no exista otro lugar en todo el “Estado Jardín” con mayor concentración de colombianos. Sólo en este tramo de Morris hay 13 negocios de comida, contadores, abogados y diseñadores de esa nacionalidad. Si no fuera por un restaurante peruano, uno dominicano y otro hindú, se pensaría que se está en el país cafetero.

Lucas Di Pietro (29), de Medellín, dice que le gusta Elizabeth porque es como estar en Colombia dentro de Estados Unidos. “Es menos convulsionado que Jackson Heights“, dice, en referencia al famoso enclave latino en Queens. “Acá todo es más reducido y tranquilo, ambiente de familias, no la locura de la gran ciudad”.

A sólo media hora en tren desde Manhattan (un poco más en bus), los habitantes de la localidad hablan de la eficiencia del transporte y de su céntrica ubicación, muy cerca de la megalópolis al otro lado del río Hudson y de las playas del sur del estado. Además, y a diferencia de lo que ocurre en otros vecindarios latinos, los hispanos viven más cerca del “midtown”.

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La calle Broad sale de la estación hacia el sur, donde está el área administrativa e histórica, mientras que hacia el occidente empieza la Morris. Quince minutos de caminata separan Morris del vecindario de Elmora, la otra área comercial. Se pasa por una zona residencial tranquila y cuidada. Hay banderas colombianas, portuguesas y estadounidenses. Los latinos la ven como un paraíso.

“No es que haya mucha cultura ni historia por acá. Pero si quieres comida colombiana, bluyines colombianos y hasta corte de pelo colombiano, éste es el lugar”, dice el propietario del restaurante Mi Gloria, que lleva el nombre de la chef, su madre. Los precios son los mismos que en negocios similares de otras partes del área tri-estatal, pero la calidad prima sobre la cantidad. Olvídese de la bandeja paisa para llenar a un batallón.

Otros residentes destacan la seguridad y limpieza de la zona. “Hace quince años que acá no pasa nada. Muy distinto a Newark“, expresa el limeño Angel Matta (40). “En los noventa robaban un carro acá y luego lo encontraban en Newark. Acá las calles son muy arregladas y recogen las basuras. Los latinos se cuidan entre sí”.

La ecuatoriana Mónica Idrobo (31), organizadora de eventos y madre de dos niños, cumplió su sueño al comprar casa sobre la calle Stiles. “Hay partes malas en el pueblo, pero por acá estamos felices. Todas mis necesidades comerciales las resuelvo acá. Además, si se necesita, los buses se mueven bien dentro de Elizabeth y conectan con los pueblos vecinos”.

En la avenida Westfield el paseante se topará con una casa prácticamente tomada por diez antenas parabólicas. No es un negocio, es el sueño hecho realidad de una familia de Camagüey, Cuba, con 17 años en EEUU. El electricista Alfredo Biso (55) satisface su voracidad de canales de todo el mundo, mientras a su esposa Berly Mattos (45) no le molesta que las gigantescas antenas de su marido hayan ocupado el jardín casi por completo.

“Contrario a nuestro país, acá con permiso todo se puede. El Gobierno viene a revisar y supervisar todo, y seguimos sus indicaciones”, destaca Mattos.

En Elmora & The West End, un vecindario al occidente de Elizabeth, hay una zona comercial con negocios mexicanos, salvadoreños y dominicanos. En Las Américas Bakery, los colombianos compran sus “parvas” (productos de panadería), y chocolates, galletas y todo tipo de viandas importadas de Colombia.

Adriana Gervasi (47), de Buenaventura, en el Pacífico colombiano, le arregla las uñas a su paisana caleña Angélica Rodríguez (30) en el Salón Elizabeth, ubicado al lado del viejo teatro Elmora. Cuentan de Elizabeth que les dicen que hace cuarenta años había judíos en la zona, pero se fueron yendo de a pocos. Y los inmigrantes recién llegados son los centroamericanos y ecuatorianos.

“En Elmora hay de todo: mercados de comida, farmacias y tiendas. Todo a distancia caminable”.

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Ángel Matta/Peruano y limpia ventanas
Todos los días, Ángel Matta (40), va a Manhattan, donde trabaja dos o cuatro horas por turno limpiando ventanas de los edificios. Asistir a reuniones de exalcohólicos le abrió las puertas con un amigo para empezar en el oficio para el que se requieren nervios de acero. El único requisito era no tenerle miedo a las alturas. Lleva siete años rascando el cielo.

¿Cómo fue el primer día de trabajo?

Me dio mucho miedo. Ellos decían que no mirara para abajo, pero yo no paraba de mirar. Fue algo excitante. Una sensación diferente. Es distinto estar parado sobre un andamio a estar sentado en una silla de las que me mueven con cuerdas y poleas.

¿A ustedes les hacen controles?

Permanentemente: de alcoholemia y de drogas. En la altura el cuerpo te gana, como que te quieres caer. Es muy distinto estar en el quinto piso que en el setenta. El aire es distinto, la altura te da más miedo. Hace una semana me pasó lo peor que me ha pasado y fue que se nos zafó un gancho. El aire te empuja, giras y te entra miedo de que se rompa el cable. El viento te hace rebotar y golpearte contra la pared o los ventanales. Hay que controlar el miedo.

¿Cómo son los protocolos de seguridad?

Hay dos seguros. Además somos dos compañeros que estamos colgados y uno abajo hablándonos por la radio y viendo con binóculos. Él nos ayuda y orienta a movernos. Arriba te pierdes, es difícil de entender, pero con tanto movimiento tus ojos no se pueden quedar quietos.

Bienes raíces

Comprar

Apartamentos de dos habitaciones promedian los $150,000. Las casas de tres habitaciones promedian los $300,000. Las casas de cuatro habitaciones están entre 350,000 y 450,000.

Arrendar

Apartamentos de una habitación se consiguen entre 1,000 y 1,300. Apartamentos de dos o tres habitaciones fluctúan entre $1,400 y $1,800, dependiendo de la ubicación. Entre más alejados del agua, más alto su precio. También depende del estado del edificio.

Cómo llegar

En dos líneas del tren del New Jersey Transit: North Jersey Coast Line y el Northeast Corridor Line. También desde el Port Authority Bus Terminal parten los buses del NJ Transit 111, 112, 113 y 115. Desde Newark, las rutas 24, 40, 48, 59 y 62. Los buses locales son el 26, 52, 56, 57 y 58.

Un negocio

Una cafetería: Las Americas Bakery/137 Elmora Avenue.

Un restaurante colombiano: La Gloria/330 Morris Avenue.

Estación de Policía

1 Police Plaza (908) 558-2000.

Oficina de Correo

310 N Broad St. (908) 820-8540.

Bibliotecas Públicas

Forest Hills Library, 108-19 71 Avenue, (718) 268-7934.

North Forest Park Library

9827 Metropolitan Avenue.

(718) 261-5512.

Fue llamada originalmente “Elizabethtown” y fue fundada en 1665 por colonos ingleses. Pero no en honor de la Reina Elizabeth I como muchos asumen, sino por la esposa del vicealmirante George Carteret, uno de los primeros propietarios de la colonia.

Durante la Guerra de Independencia, Elizabeth fue atacada sin cesar por fuerzas británicas basadas en Manhattan y Staten Island.

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