Cinco consejos para decir la verdad sin incomodar
La forma en que abordamos un tema difícil se reflejará en la respuesta que obtengamos y en cómo se desenvuelva nuestra relación a partir de ese momento
A Germán le gusta decir y escuchar las cosas como son. Sin embargo, acepta que cuando habla con alguien más y le señala algún detalle o hace una corrección, lo toman de manera personal y se ofenden, lo cual le causa muchos problemas con los que lo rodean. E incluso, comenta que en muchas ocasiones disfraza algunos comentarios para evitarse esos líos, lo cual no le parece nada agradable.
Y es que, así como el caso anterior, por lo regular creemos que al ser honestos ponemos en riesgo una amistad o vínculo afectivo, nos quedamos con esas inquietudes y, por ende, con el conflicto inicial.
Ante esto, el doctor Óscar Galicia Castillo, del departamento de psicología de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, explica que las situaciones de este tipo tienen una explicación: “Por naturaleza los seres humanos tenemos capacidad empática, es decir que somos capaces de sentirnos en el lugar del otro. Por esa razón huimos de los conflictos y más cuando conocemos a la otra persona, ya que no queremos herir o ser groseros, sin embargo, tampoco es justo para alguien tolerar malas actitudes o irresponsabilidades”.
Y agrega que ese escenario es un arma de dos filos, puesto que al evitar esos pequeños problemas simultáneamente se forman unos más grandes que pueden terminar en conflictos serios, sólo por no hablar claramente.
Si algo no funciona y es necesario manifestarlo, es indispensable abordarlo de forma directa y con claridad. No obstante, el detalle está justo en cómo transmitimos las inquietudes y la manera en que las expresamos:
“Hablar de forma educada es el mejor modo de comunicarnos y de obtener resultados. Es decir, sin faltar al respeto o levantar la voz, además de evitar las palabras altisonantes y por supuesto no ser grosero ni destructivo con nuestros comentarios”, agrega el experto.
Aunado a esto hay que tomarnos el tiempo necesario, así como buscar el lugar adecuado para atender ese asunto al cien por ciento y realizarlo de manera personal, sin prisas ni distracciones y dándole la atención adecuada al tema que nos ocupa.
Para el especialista, estos son 5 detalles que hay que tomar en cuenta si deseamos ser claros y directos, sin propiciar un altercado con alguien con quien lidiamos cotidianamente:
1. Hay que ser constructivo. Es decir, se traduce en ver las cosas con objetividad y pensar siempre en cómo buscar soluciones, más que encontrar conflictos.
2. Tener una actitud abierta para hablar, pero también para escuchar, ya que quizá en el debate encontremos que hay errores por ambos lados. El objetivo es incitar a la propuesta y ser totalmente incluyentes.
3. No pensar por los otros. Dejar a un lado la idea de que la otra persona pasará un mal momento por nuestra culpa es fundamental. En cambio, hay que tener presente que cada quien tiene sus responsabilidades y debe cumplirlas sin necesidad del “látigo”.
4. Hay que ser claro y directo sin olvidar que el respeto y las buenas maneras siempre deben de reinar.
5. Separar aspectos personales, laborales o familiares. En muchas ocasiones una llamada de atención o un comentario veraz es suficiente para causar roces con los demás. En este sentido es importante aclarar que no buscamos líos, por el contario, lo único que deseamos es mejorar el ambiente y obtener mejores resultados.
Comunicarnos de forma eficaz es esencial para lograr nuestros objetivos. De saberlo hacer adecuadamente, depende que nuestras relaciones se fortalezcan o se tornen envueltas en especulaciones y rodeos.
Para leer: Confrontar sin ofender. Deborah Smith. Editorial Portavoz.
Colaboración de Fundación Teletón México
“La empatía: nos hace vivir el sentir ajeno”
Bojorge@teleton.org.mx