Vaticano da marcha atrás en apertura a gays y parejas de hecho
La Relatio post disceptationem, el borrador del documento final sobre familia, mantiene divididos a los 191 padres sinodales
Las cartas están echadas. Si el lunes pasado causó clamor en todo el mundo que la Relatio post disceptationem -el borrador escrito luego de los debates de la primera semana del sínodo- escribiera por primera vez negro sobre blanco que “las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana”, todo indica que esta frase, considerada histórica por su apertura, será borrada de un plumazo de la Relatio synodi.
Este documento final, de carácter consultivo, será votado mañana por los 191 padres sinodales.
Lo mismo sucederá con la frase que destacaba “la realidad positiva de los matrimonios civiles y de las convivencias”.
La virtual marcha atrás quedó evidenciada ayer, cuando el Vaticano difundió las conclusiones de los “círculos menores”, los diez grupos lingüísticos en los que se dividieron los padres sinodales para analizar el cuestionado documento de trabajo.
Presentado el lunes por el cardenal húngaro Peter Erdo, éste había provocado grandes repercusiones en todo el mundo por su apertura sin precedente a homosexuales y parejas de hecho, y revuelo e indignación entre obispos conservadores, que salieron a atacarlo.
Pero todo cambiará en el documento final, que será fruto de centenares de enmiendas presentadas por los diversos círculos menores. Si bien seguirá estando inspirado por un espíritu de acogida y acompañamiento de esas realidades difíciles que hacen a la familia de hoy, el documento final ya no tendrá esas expresiones de apertura que tanto llamaron la atención en el documento borrador, según se desprende de los informes de los círculos menores.
Al margen de reiterar su “no” rotundo a cualquier equiparación del matrimonio entre hombre y mujer con las uniones entre homosexuales, de hecho, los informes de los círculos menores -tres en inglés, tres en italiano, dos en francés y dos en español- coincidieron en subrayar que la acogida por parte de la Iglesia de esas personas no puede de ninguna forma parecer una aprobación de su orientación sexual y de su forma de vida.
“Acompañar pastoralmente a una persona no significa validar ni una forma de sexualidad ni una forma de vida”, se lee en el informe del grupo A, de lengua francesa. “Hemos reiterado nuestro respeto a los homosexuales, que son bienvenidos y que denunciaron la discriminación injusta y a menudo violenta que por desgracia sufrieron y siguen sufriendo a veces, incluso en la Iglesia. Pero eso no quiere decir que la Iglesia debe legitimar las prácticas homosexuales y mucho menos reconocer, como lo hacen algunos Estados, el llamado «matrimonio» homosexual”, escribió el grupo francés B.
“Evidenciamos desde el inicio la Relatio post disceptationem como un documento mejorable (…) Consideramos que faltaron en éste énfasis sobre temas importantes, como el aborto, los atentados contra la vida, el amplio fenómeno de la adopción, las decisiones en conciencia de los esposos, así como una mayor claridad sobre el tema de la homosexualidad”, escribió el grupo español B. En él participaron dos padres sinodales argentinos, el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, y el arzobispo Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica Argentina.
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Confirmando que es aún un tema que divide a conservadores y reformistas, como otros grupos lingüísticos, el español B destacó la necesidad de que “pastores y expertos en teología y derecho” hagan llegar propuestas más claras sobre temas como la eventual admisión de los divorciados vueltos a casar a la comunión eucarística.
Por otra parte, en coincidencia con otros círculos menores, el informe de este grupo sugirió que el documento final subraye “las luces de la familia y la importancia del matrimonio”.
Al margen de que hubo grupos que lamentaron que hubiera sido publicado el borrador, otros, como el italiano C, llamaron a reiterar “de manera explícita la doctrina del matrimonio, familia y sexualidad, sin titubeos a la hora de usar las categorías de «pecado» y «adulterio» y conversión respecto a las situaciones objetivamente en contraste con el evangelio de la familia”.
Además, reclamaron exactitud en la terminología y no confusión a la hora de hablar, por ejemplo, del principio de gradualidad, que indica que gradualmente uno se acerca a los principios morales y de fe.
Según trascendió, la publicación de las conclusiones fue precedida por una fuerte discusión de los padres sinodales, que se rebelaron cuando el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del sínodo, propuso que éstas no fueran publicadas. Entonces hubo intervenciones de lo más encendidas de obispos, en presencia del Papa, que, como siempre, siguió el debate en silencio y escuchando atentamente todo.