Yonkers, una ciudad de película (fotos)
Una mezcla de nacionalidades conviven en esta ciudad cercana a El Bronx
El mismo 1987 llegó el cubano Juan Borras (56). No recuerda las tensiones raciales a su alrededor y, por el contrario, le parecía más tranquilo que los barrios más al sur en El Bronx. “Había blancos y negros, eran contaditos los hispanos. Ahora está lleno: en los mercados de comida y en las oficinas del Gobierno”, narra mientras nos guía desde el Van Cortlandt Park, sobre la avenida South Broadway, hacia el Getty Square, el corazón de la cuarta ciudad más habitada del estado de Nueva York.
A lado y lado de la vía se ven todo tipo de negocios hispanos. Hay dominicanos, puertorriqueños, salvadoreños, guatemaltecos y, sobre todo, mexicanos.
Julio Peña (45) nativo de Río Grande, Puerto Rico, empleado de una botánica, dice que el sector es más tranquilo que muchos de El Bronx porque la actividad comercial se empieza a apagar a las 8 p.m. “Yonkers tiene disciplina. Eso mejora la calidad de vida. Además de hispanos, también tengo clientes afroamericanos, irlandeses y polacos. Vienen hasta los padres católicos por incienso”.
Según el Censo de 2010, Yonkers tiene 195,976 habitantes. La composición es 56% blanca, 18% afroamericana, 6% asiática, 15% de otras razas y 4% de dos o más razas. El 34% de la población es hispana de cualquier raza. Cuesta creer que la población blanca, en 1970, era del 89%. La tienda de animales Pet World, propiedad de dominicanos, se sostiene sobre todo de los clientes mexicanos. Manuel López (62) de La Vega, Republica Dominicana, le gusta matar el tiempo allí. Vive en Yonkers hace 20 años. “Esto es como el campo, la economía se mueve en Nueva York y la gente viene acá a dormir”.
La Fonda 5 de Mayo está manejada con pulso firme por Eleodora Aguilar (60), madre de ocho y abuela de 21. Su hija Patricia Aguilar (36) le da una mano. Eleodora lleva 25 en la ciudad, pero hace cinco abrió su restaurante porque pensó que era buena cocinera y tendría éxito. “Me va bien también con los caribeños que les gusta la comida con sabores fuertes”.
Los últimos 25 años hubo en el Southwest un gran influjo de emigrantes de México, Centroamérica, el Caribe, el sur de Asia y el Medio Oriente. Poblaron los vecindarios de Lowerre, Nodine Hill, Park Hill y Hudson Park.
El oficial Sean Hernández (43), tiene sangre puertorriqueña, irlandesa y escocesa. Creció en El Bronx y vive hace 15 en Yonkers. Sólo lleva cinco como agente de la ley. Es del tipo de persona que entra a los negocios sólo por saludar, pero además en sus días libres dice que no tiene que ir a Manhattan para pasar un buen rato. Todo lo tiene en la Main Street.
—¿Cómo compara Yonkers con otras partes de Nueva York?
Es muy similar y todo depende de a dónde vas. Como en El Bronx, que hay partes muy bonitas y llenas de gente rica, y otras peligrosas y decadentes.
—¿Qué hacía antes de involucrarse en la fuerza?
Empecé tarde, fue algo extraño. Cuando tenía 20 años nunca consideré ser policía. Cuando tenía 29 años, fue cuando pensé que necesitaba una carrera, más que un trabajo. Por eso regresé a la universidad a estudiar enfermería. Pero al tiempo tomaba las pruebas para ser policía porque quería tener dos posibilidades. Un plan B.
—¿Y qué pasó después?
Lo primero que me resultó fue en el Departamento de Prisiones. Recibí la llamada y me despedí en medio de una clase. Al día siguiente, fui contratado en la cárcel de Sing Sing donde permanecí cuatro años. En cierto momento, empecé a tomar los exámenes en la policía de Yonkers, que era donde en última instancia quería estar. Hasta que me llamaron.
—¿Cuál es la recompensa de ser policía?
Hablar con la gente. Que aprecien lo que haces por ellos. Cada día veo muchas cosas malas y gente que no te respeta porque eres policía. A veces les dicen a los niños que no hablen contigo porque eres oficial. Yo soy un ser humano antes que un policía y estoy para ayudarte en cualquier situación.
Los precios de los apartamentos cooperativos de dos habitaciones empiezan en $110,000; de dos habitaciones a $135,000.
Casas unifamiliares están entre $350,000 y $450,000.
Los apartamentos de dos habitaciones rondan los $275,000.
Para alquilar
Los estudios rondan los $1,000 mensuales.
Apartamentos de una habitación promedian los $1,200; de dos habitaciones, $1,400; de tres habitaciones 1,600.
Casas de tres y cuatro habitaciones fluctúan entre $2,500 y $3,000.
Desde la estación 242 del tren 1 se toman los buses Bee-Line 1, 2 y 3. También hay parada de los buses expresos hasta Manhattan.
También la línea Hudson del Metro-North tiene paradas en Ludlow, Yonkers, Glenwood y Greystone. Amtrak también para en la estación de Yonkers.
Un negocio
Biblioteca Pública
Yonkers Public Library: Riverfront Library
Estación de Policía
Yonkers Police Department
Oficina de correo
USPS
El territorio donde se encuentra Yonkers fue comprado en 1645 por Adriaen van der Donck, el primer abogado de profesión en Nueva York. Era conocido como el ‘Jonker’ (joven caballero en holandés) De ahí surgió el nombre.
El primer ascensor que se conoce fue inventado en 1853 por Elisha Otis junto al río Hudson donde se halla Vark Street.
En 1872 Yonkers decidió no formar parte de El Bronx y, por ende, parte de Nueva York, lo cual tuvo como consecuencia que se suspendiera una extensión planeada del metro hasta Getty Square.
Residentes notables Los miembros de Anthrax, la famosa banca de rock metal.