La violencia doméstica en la cama

Muchas mujeres sufren abuso sexual por parte de sus esposos o parejas

Muchas mujeres abusadas consienten lo que sea con tal de preservar la relación establecida.

Muchas mujeres abusadas consienten lo que sea con tal de preservar la relación establecida. Crédito: Shutterstock

Durante octubre, mes destinado a la concientización de la violencia doméstica, mucho se habla sobre el maltrato físico, verbal y psicológico, pero muy poco sobre el abuso sexual.

Y es que cerca de 1.5 millones de mujeres son asaltadas o violadas por su pareja íntima cada año en este país, según datos del National Institute of Justice y de los Centros del Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

A Ana Santamaría, vinculada a Peace Over Violence (POV), la cifra no le sorprende y se le hace baja ya que asegura muchas mujeres no reportan el abuso sexual perpetrado por sus parejas.

“Es sorprendente ver cómo muchas mujeres se niegan a hacer el reporte policial, aún estando ante las autoridades todas golpeadas y ensangrentadas en las salas de emergencia de los hospitales. El terror que sienten hacia sus compañeros es tal que se niegan a hacer la denuncia”, dice la trabajadora de POV, una organización que ofrece asistencia y consejería a mujeres y hombres víctimas de cualquier tipo de violencia doméstica.

El abuso sexual es más común de lo que se piensa, sólo que no se conoce a profundidad ya que por vergüenza poco se habla de éste, por darse en la vida íntima de la pareja.

“El abuso sexual se puede definir como cualquier encuentro sin consentimiento que incluye todo tipo de actividad sexual forzosa, vía oral, anal o vaginal. Puede incluir cualquier tipo de acto sexual doloroso, humillante, de explotación a través de fotografías o prostitución”, detalla la psicóloga Bibiana Geller, con práctica privada en Nueva York.

En las parejas latinas, este tipo de violencia es soportada y callada más que todo por mujeres de bajo nivel educativo, oprimidas por la cultura del machismo o que desean preservar una relación “estable”.

“Muchas mujeres —y hombres— creen que no tienen derecho, una vez en pareja, de rechazar tener relaciones sexuales, ya que lo ven como parte del contrato matrimonial o de convivencia”, asegura Geller.

Pero esto no es así. “Aún dentro del matrimonio o la relación de unión libre, una mujer o hombre puede decir ‘no’, y ese no es ‘no’. Cualquier acto forzado es violencia sexual doméstica”, resalta Santamaría.

En la mayoría de los casos, cuando una persona ha sido abusada sexualmente puede comenzar a manifestar “un sentimiento de confusión grande, combinado con una gran carga de culpa”, dice Gellen.

“Ellas (las víctimas) sienten que debieron haber consentido para que ninguna fuerza hubiera tenido que ser utilizada”, ahonda la psicóloga. “Y muchos abusadores, luego de haber perpetrado el acto, seguirán tratando a la víctima como si nada sucediera o le aconsejarán que la próxima vez no se resista, así la violencia sexual no tiene que ser utilizada”.

Pero ninguna de las dos situaciones debe aceptarse, particularmente la última, ya que ningún acto de violencia tiene una excusa o justificación.

Para sorpresa de muchos, el abuso sexual en el matrimonio puede comprobarse y es considerado un crimen.

“El abuso sexual es parte de la violencia doméstica y cualquier persona tiene el derecho a denunciar ante la ley y también a buscar una orden de protección, ser derivada a un refugio y tener derechos migratorios”, puntualiza Gellen.

La psicoterapeuta Anabel Castrezana, de Kaiser Permanente en Los Ángeles, dice que toda mujer puede reconocer que está siendo abusada sexualmente cuando “el agresor empieza a controlar diferentes aspectos de la relación íntima”.

Él dicta el tipo de penetración, la hora, la cantidad de tiempo y la frecuencia de la relación sexual. Si la pareja hace comentarios sexuales degradantes o manosea a la víctima contra su voluntad, esto también se considera una forma de violación”, ahonda Castrezana.

De acuerdo con la psicoterapeuta Anabel Castrezana, en una relación saludable debe haber:

Buena comunicación. Es fundamental para cualquier relación que tengamos en nuestra vida.

Respeto. Se valora el uno al otro y nunca se cuestionan los límites establecidos por la pareja.

Confianza. Los celos son un gran enemigo de las relaciones de pareja saludables.

Igualdad. Tiene que haber un equilibrio, ya que de lo contrario, la relación se convierte en una lucha constante de poder.

Apoyo. Hay que apoyarse el uno al otro tanto en momentos buenos como en los malos.

Además, cuando la relación es saludable, uno puede compartir sus sentimientos y expresarse sinceramente sin tener miedo o temor al cómo vaya a reaccionar la pareja.

Buscar ayuda en estos casos es sumamente importante, ya que puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.

“Cualquier persona que está siendo abusada sexualmente debe consultar a su doctor, su psicólogo o consejero, el sacerdote de su iglesia o un familiar cercano que pueda, en principio, ayudar a la víctima a buscar un lugar de amparo para que esto no continúe sucediendo”, concluye Gellen.

El 26% de las violaciones y asaltos sexuales en este país son cometidos por esposos, exesposos, novios o exnovios. ( Fuente: Departamento de Justicia de EEUU)

patricia.prieto@laopinion.com

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