¿Realmente hay riesgo de contagiarse con ébola en un avión?

El brote del virus está causando ansiedad en muchos viajeros frecuentes

Funcionarios de salud pública de Estados Unidos se están poniendo en contacto con los más de cien pasajeros que viajaron en un avión con la enfermera texana un día antes de que ésta mostrara síntomas de ébola.

Esto nos lleva a hacernos la pregunta: ¿qué probabilidades hay de contagiarse cuando viajamos en un avión donde alguien tiene el virus?

El brote de ébola está causando ansiedad en muchos viajeros frecuentes. Por ejemplo, una mujer fue fotografiada en el Aeropuerto Washington Dulles vistiendo un traje protector contra agentes peligrosos.

Es fácil ver por qué el temor se está generalizando. Los aviones comerciales son lugares confinados. Un viajero está en contacto con bandejas, posabrazos, almohadas y pequeñas pantallas táctiles de televisión que han sido manipuladas por otras cientos de personas.

Es más, ver a pasajeros usar toallas húmedas y máscaras es una situación poco familiar.

Amber Vinson, la segunda persona infectada en EEUU, viajó de Cleveland, Ohio, a Dallas, Texas, en el vuelo 1143 de Frontier Airlines. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) indicaron que querían entrevistar a los otros 132 pasajeros.

¿Deberían estar preocupados de haberse contagiado de esa mortal enfermedad?

La respuesta es “no mucho”, según dice William Schaffner, especialista en enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee.

“Estoy seguro de que están preocupados, pero el riesgo es esencialmente cero”, asevera.

Así mismo, los CDC señalan que el riesgo de “cualquiera que estuvo cerca de esa persona en el avión sería extremadamente bajo”.

Esto se debe a que el virus del Ébola no se transmite a través del aire como la gripe. Cualquiera a bordo del mismo avión donde estaba el paciente no debería estar en riesgo por el simple hecho de respirar el mismo aire de la cabina.

Además es extremadamente improbable que alguien se infecte de ébola por apoyarse en el posabrazos de su asiento, tocar la pantalla de televisión o una bandeja, indica Schaffner.

Contrariamente, el ébola se contagia por contacto directo con los fluidos del cuerpo contaminado, tales como la sangre, el vómito, la saliva o las heces.

El virus puede entrar en el cuerpo por gotas que entran en contacto con zonas de la piel donde hay cortadas, o las membranas mucosas tales como los ojos, la nariz o la boca.

El virus “es feroz dentro del cuerpo, pero muy endeble cuando está en una superficie inanimada”, agrega. “Tan pronto como llega a la superficie comienza a morir”.

Sobre superficies inertes, el virus no dura mucho. “Podríamos decir que no más de algunos minutos”, dice Peter Hotez, decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical de la Universidad de Baylor, en Waco, Texas.

La excepción sería “si hay sangre o secreción”.

Las recomendaciones de los CDC para lidiar con el ébola indican que las alfombras o cobertores de asientos que tienen sangre o fluidos, deben ser descartados al igual que se hace con materiales biológicos peligrosos.

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Las superficies mojadas son más dadas a preservar el virus, señala el doctor Arnold Monto, profesor de epidemiología de la Universidad de Michigan. Pero alguien que se sienta en una butaca de un avión donde, previamente, estaba un paciente con ébola no debería preocuparse, dice.

Incluso, compartir el posabrazos con un paciente infectado no es algo que deba generar temor. “El sudor es una manera ineficiente de transmitir el ébola”.

Por otro lado, el virus del Ébola no se transmite efectivamente hasta que aparecen los síntomas.

“Gente con ébola no infecta a otras sino hasta que comienzan a sentirse mal”, indica Schaffner. Pese a que Vinson reportó una temperatura de 37.5 grados centígrados antes de montarse en el avión, se cree que apenas estaba en las primeras etapas de la enfermedad.

Para el momento en que el paciente lo puede transmitir, ya se sienten muy mal y con temperaturas potencialmente altas, por lo que probablemente no está en condiciones de abordar un avión.

El Departamento de Transporte de Estados Unidos tiene como una de sus normas para las líneas aéreas negarle a pasajeros abordar aviones si tienen una enfermedad contagiosa.

Sin embargo, no debería preocuparse alguien que se está sentando en el mismo avión donde viaja alguien con ébola, a no ser que el paciente esté en etapas avanzadas de la enfermedad y además vomite o sangre sobre otros pasajeros.

“Si hay alguien que aborda el avión, ya está enfermo y vomita, es el momento apropiado para detener el aparato sobre la pista”, asegura Schaffner.

Alguien que debería preocuparse, dice Monto, es aquel que cuida o limpia al paciente sentado a su lado. “Si lo estás atendiendo, eso sí debería generar preocupación”.

Típicamente, aquellos que se contagian de ébola tienden a ser personas o familiares que han limpiado a los infectados.

En todo caso, Schaffner hace hincapié en el hecho de que eso es un escenario muy poco probable. Para infectarse “el individuo realmente tiene que estar en contacto directo” con el paciente.

El consejo que da el CDC a la tripulación de cabina es seguir la rutina sobre los controles de infección si un pasajero se comienza a sentir mal durante un vuelo.

Esto incluye mantener a la persona enferma separada de otros pasajeros tanto como sea posible y llevar guantes impermeables y máscarillas antes de entrar en contacto con ellos o cualquier fluido del cuerpo. También debe usarse desinfectante para limpiar superficies con fluidos de la persona.

Las líneas aéreas tienen un buen récord cuando hablamos de controlar la diseminación de enfermedades, asevera Monto. Durante el brote de Sars, hubo pocos aviones donde se produjeron infecciones, pese a que podía transmitirse a través del aire. “Dado el número de casos en Asia, fue relativamente poco frecuente”, agrega.

Los CDC recomiendan que cualquiera que sospeche haber estado expuesto al ébola, debería notificar a su empleador inmediato, monitorear su salud durante 21 días y ver si tiene los síntomas.

Esto incluye fiebre (por encima de los 38,6 grados centígrados), severos dolores de cabeza, dolor de estómago, dolor muscular, diarrea, sangrados y moretones inexplicables.

Pero Schaffner señala que la mayor amenaza no es la diseminación del ébola en los aviones, sino los temores de que esté fuera de control entre la gente que viaja.

“El riesgo de ansiedad es muy alto. Esto debe ser tomado muy en serio y darle la atención apropiada”, concluye.

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