2014: ¿otra paliza para los demócratas?

Si los sondeos aciertan, la elección intermedia se perfila como gris para los demócratas. Crédito: EFE
El presidente Barack Obama no figura en ninguna boleta de las elecciones intermedias del 4 de noviembre, pero afectará los resultados en varias de las reñidas contiendas que determinarán si los Demócratas mantienen o pierden el control del Senado.
Los Demócratas tienen la mayoría del Senado con 55 escaños, incluyendo los dos independientes que votan como demócratas; los republicanos tienen 45 escaños. Éstos necesitan una ganancia de al menos seis escaños para lograr la mayoría en un año en el cual el mapa electoral desfavorece a los Demócratas porque tienen más escaños que defender: 21 en comparación con los 14 que defienden los Republicanos.
Si los sondeos aciertan, la elección intermedia se perfila como gris para los demócratas y, por ende, para la agenda de salida del presidente Obama. Desconozco si será una sacudida como la paliza de 2010, catalogada así por el mismo Obama cuando la batalla por la pieza central de su legado, el Obamacare, costó escaños a los demócratas que entonces controlaban ambas cámaras del Congreso y la Casa Blanca.
Hay cuando menos cuatro contiendas del Senado: Colorado, Louisiana, Georgia y Kansas, cuyo desenlace no queda claro y que determinarán los resultados que bien pueden conocerse en su totalidad la misma noche de las elecciones, o bien habrá que esperar a que se concreten probables segundas vueltas antes de saber cuál será el balance final de poder. En Alaska, Arkansas, Iowa y Carolina del Norte también hay luchas cerradas.
En Colorado, el titular demócrata Mark Udall defiende su escaño ante el republicano Cory Gardner. Udall apoya la reforma migratoria y no pidió el retraso de las acciones ejecutivas, pero la dilación podría afectarlo.
Gardner ofrece respuestas dignas de Cantinflas cuando habla de inmigración y parece apostar a que nadar entre dos aguas puede suponerle votos latinos. Eso, aunque tenga el apoyo del antiinmigrante en jefe, Tom Tancredo.
El segmento de votantes latinos de Colorado para quienes el tema migratorio define sus preferencias debe elegir entre la decepción con el Demócrata, el Republicano antirreforma, o simplemente no votar. El voto latino podría ser la diferencia entre el triunfo o la derrota de Udall.
En Carolina del Norte, donde hay casi 124 mil votantes latinos registrados, la titular demócrata, Kay Hagan, también enfrenta una reñida contienda ante el republicano Thom Tillis. Hagan votó en contra del DREAM Act en 2010, votó a favor del plan de reforma migratoria que el Senado aprobó en 2013, pero favoreció eliminar los fondos al plan de Acción Diferida (DACA) e instó por el retraso de las acciones ejecutivas migratorias.
Con todo, la potencial aspirante a la nominación presidencial demócrata, Hillary Clinton, hizo campaña por Hagan el sábado y fue cuestionada por los DREAMers para que aclare sus posturas más allá de decir que apoya la reforma migratoria. Para presionar a Clinton todavía hay tiempo.
Lo inmediato son las elecciones intermedias y paliza o no, por lo pronto, a votar