Ganadores del Nobel de Paz urgen a Obama revelar archivos de tortura

Además le piden quee cierre la prisión militar de Guantánamo

Le pidieron también revisar los centros de tortura que tiene EEUU en el extranjero.

Le pidieron también revisar los centros de tortura que tiene EEUU en el extranjero. Crédito: EFE

Doce galardonados con el Premio Nobel de Paz pidieron al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que también obtuvo este reconocimiento, que revele los archivos sobre tortura que tiene el gobierno de su país.

En una carta difundida por el sitio The Community, los premios Nobel de la Paz urgieron también a Obama a que verifique que todos los centros clandestinos de tortura de Estados Unidos en el exterior sean clausurados y a que se cierre la prisión militar de Guantánamo.

Solicitaron además que el gobierno estadunidense adopte una firme política en sus conflictos internacionales, en línea con las convenciones internacionales de la ONU, que prohiben el uso de la tortura y que honre así los ideales bajo los que fue fundado este país.

La misiva pide a Obama de manera específica que difunda el informe sobre prácticas de tortura entregado por su gobierno al Comité de Inteligencia del Senado como un paso más para terminar con ese “sombrío capítulo” en la historia estadunidense.

Firmada por el arzobispo sudafricano Desmond Tutu, el costarricense Oscar Arias y por el argentino Adolfo Pérez Esquivel, entre otros, la carta asegura que el reconocimiento público de Obama de que su gobierno usó tortura es un primer paso para terminar con esa práctica.

Aseveran, sin embargo, que la difusión del informe daría la oportunidad al mundo de conocer el alcance de esta práctica y hasta qué punto los representantes estadunidenses la ordenaron y usaron contra seres humanos en el mundo.

Dijeron sentirse alentados por opiniones de senadores, como Dianne Feinstein, de que las prisiones clandestinas de Estados Unidos en el mundo, así como los centros de tortura, habían sido “errores terribles”, porque demostraban que esta práctica no era aprobada de manera unánime en Washington.

Los firmantes asentaron que han visto de primera mano los efectos de la tortura en sus países de origen, que muchos de ellos la han sufrido directamente, y que varios de ellos han contribuido a los esfuerzos de las víctimas por recuperarse.

Con tal experiencia, “nos ponemos del lado de los estadunidenses que piden a su gobierno que revele el uso de la tortura, para que Estados Unidos tome las medidas necesarias para emerger de este oscuro periodo de su historia y para que nunca regrese a éste”, opinaron.

Consideraron que el uso de la tortura no sólo causa “extremo trauma físico y mental a las víctimas”, incluso en algunos casos la muerte, sino que aquellos responsables de ejercerla son “casi irreparablemente degradados por esta práctica”.

Los otros firmantes de la carta son José Ramos-Horta y Carlos X. Belo (Timor-Leste); Leymah Gbowee (Liberia), John Hume y Betty Williams (Irlanda del Norte); Muhammad Yunus (Bangladesh); F.W. De Klerk (Sudáfrica); Mohammad ElBaradei (Egipto) y Jody Williams (Estados Unidos).

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