Inmigrantes, un motor empresarial de EE.UU.

La mitad de los pequeños negocios de NYC son de inmigrantes. Los extranjeros abren el doble de empresas que los nativos en el país

La comisaria de asuntos de inmigración, Nisha Agarwal, y la del Servicios de Pequeños Negocios (SBS), María Torres-Springer, del Ayuntamiento de Nueva York son algunas de las personas que particiarán esta noche en Brooklyn en un Townhall Meeting para informar a los empresarios inmigrantes (y los aspirantes a tener un negocio) de los servicios y programas que la ciudad les ofrece. Las autoridades están viendo cómo mejorar la ayuda a este segmento de población que está revelándose como uno de los motores económicos de la ciudad.

Aunque son poco más de un tercio de la población total, los inmigrantes controlan el 48% de los pequeños negocios de esta y abren casi el doble de empresas que el resto de los vecinos de la ciudad. Un tercio de los inmigrantes de la ciudad son latinos.

Para las autoridades estos empresarios son vitales para la identidad de la ciudad y la economía no solo porque aportan una creativa diversidad y energía sino además porque crean empleos.

Y Nueva York no es una excepción.

A nivel nacional el Partenariado para una Nueva Economía Americana, señalaba en un informe que los los inmigrantes abren el doble de empresas que los nacidos en el país. Su director ejecutivo, Jeremy Robbins, afirmaba ayer que la manifestación de este espíritu empresarial “ha sido una tendencia de los últimos treinta años”. En el año 2011, fecha de la que se tiene el último dato los inmigrantes abrieron el 28% de todos los nuevos negocios pese a ser menos del 13% de la población.

Entre 1990 y 2012 el nú mero de inmigrantes hispanos empresarios se multiplicó por cuatro y pasó de 321,000 a 1.4 millones.

Adicionalmente, los inmigrantes han abierto más del 25% de sus empresas en siete de los ocho sectores donde se espera un más rápido crecimiento en la próxima década. Entre estos, los servicios de salud, asistencia social, servicios profesionales y de negocios, construcción, comercio al por menor, ocio y educación.

Desde este Partenariado, un centro desde el que políticos y empresarios republicanos y demócratas abogan por la modernización del marco de la inmigración, se explica que quienes dejan sus países ya toman riesgos por lo que “no sorprende que luego se aventuren a crear nuevos negocios en un mayor porcentaje” que los oriundos del país.

Muchos de los empresarios latinos entrevistados por este diario desde principios de este año han explicado que en muchos casos no han venido a EE.UU. a trabajar para otras personas sino para aprovechar todas las oportunidades para crecer. La perspectiva del riesgo es distinta a la de los nacidos en el país porque muchos de ellos llegan con pocos recursos, sin mucho que perder, y aunque se emplean en trabajos que demandan poca formación aprenden desde abajo en muchos negocios que terminan gestionando o comprando.

Es el caso de Federico Cotic, un uruguayo de 35 años, que llegó de forma casual a Nueva York, y empezó a trabajar en una cocina panadería cortando verdura. Con el tiempo terminó gestionando el negocio y terminó poniendo el suyo. Ahora gestiona Francesca’s Bakery, una panadería para el que trabajan nueve personas

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