Actividad física contra el cáncer
Algunas investigaciones demuestran los beneficios del ejercicio en personas que padecen esta enfermedad
Existen evidencias científicas que demuestran que la activad física puede reducir el riesgo de varios tipos de cáncer, incluyendo el de mama, colon y endometrio, así como de próstata y posiblemente, de páncreas.
Aumentar la actividad física puede modificar el riesgo de desarrollar cáncer y es uno de los principales factores que influyen en su control: las personas que hacen ejercicio regularmente pueden mantener un peso sano con mayor facilidad, así como balancear la ingesta calórica y el gasto de energía, además de lograr la reducción de la grasa corporal que elimina factores de riesgo. Asimismo incrementa el tránsito intestinal, regula las hormonas sexuales, la insulina y las prostaglandinas, y tiene influencia en el sistema inmunológico.
Nadie es demasiado joven o demasiado viejo para mantener una vida activa y beneficiarse de los efectos positivos del ejercicio cuando se practica de manera regular. Para comenzar a realizar una actividad física moderada, la mayoría de los adultos no requieren un examen médico, sin embargo, para deportes que exigen un gran esfuerzo es aconsejable que se haga la consulta.
Los adultos deben hacer al menos 150 minutos de actividad física de intensidad moderada o 75 minutos de intensidad vigorosa (o una combinación de ambas), preferiblemente repartidos a lo largo de la semana. Para los niños y adolescentes se recomienda al menos una hora de actividad física de intensidad moderada o vigorosa todos los días.
Se puede elegir el deporte que más se disfrute e integrarlo como parte de las actividades diarias. La mayoría de las personas requieren establecer estrategias innovadoras y flexibles para realizarla regularmente, ya que pueden carecer de motivación. Aunque la motivación individual sigue siendo el factor determinante, la intensidad de ejercicio y el apoyo de amigos y familiares juegan un papel preponderante para establecer una rutina deportiva.
Hay que limitar las conductas sedentarias como permanecer sentado, acostado, ver por varias horas la TV y otras formas de recreación que se centren en ver alguna pantalla. A lo largo del día tenemos varias opciones que requieren niveles de esfuerzo distintos y se debe intentar tomar la opción más activa, como caminar en lugar de utilizar el coche para trayectos cortos, bajar del autobús o subterránea una parada antes y usar las escaleras, no el elevador ni la escalera eléctrica.
Caminar 10 minutos antes de la comida o la cena, es ideal para la circulación y la digestión y además ayuda a bajar de peso; aunque pareciera que es poco ejercicio, el truco está en hacerlo de manera regular.
En cuanto a las personas que padecen algún tipo de cáncer, hay pruebas convincentes de que el deporte contribuye a su recuperación física y función psicológica, reduce el riesgo de recurrencia y posiblemente mejora la supervivencia. En este sentido, hay otros beneficios al practicarlo después del diagnóstico: específicamente se ha demostrado que aumenta el grado de autonomía tanto de los pacientes como de los cuidadores, que también pueden participar, crea una sensación de bienestar, mejora el ánimo, disminuye la ansiedad, el riesgo de depresión, mejora la integración social y la autoestima.
Existe suficiente evidencia científica acerca de que la práctica del deporte puede prevenir algunos tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas como las cardíacas, diabetes, osteoporosis e hipertensión, por lo que es aconsejable adoptar un estilo de vida que la incluya.
Colaboración de Fundación Teletón México
“La resiliencia te ayuda a crecer en la adversidad”
bojorge@teleton.org.mx