Negocios de NYC retoman labores tras tormenta
Hasta la mañana del martes, muchos de los establecimientos aún estaban cerrados
NUEVA YORK – Los negocios de la ciudad intentaron mantener sus puertas abiertas durante todo el tiempo que fuera posible para sus horarios normales en medio de la tormenta, pero no pudo ser. El cierre del transporte público y la prohibición de actividades como el envío de comida a domicilio forzaron el cambio de planes de muchos de ellos. En la mañana del martes, muchos de los establecimientos, especialmente en los barrios más residenciales de la ciudad aún estaban cerrados.
Chris Hickey, director regional de la Asociación de Restaurantes del estado de Nueva York, explicó a El Diario que él mismo tomó el último tren PATH ayer por la noche y con él viajaban muchos trabajadores de este sector que cerraron antes de lo normal. “Muchos restaurantes notificaron a sus clientes vía correo electrónico y medios sociales”, explicó.
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Aunque todavía es pronto para valorar las pérdidas que este vibrante sector de la ciudad pudo tener, Hickey calculó que, por ejemplo, en cuanto a las entregas de comida a domicilio, la diferencia entre un buen día en el sector y un cierre durante un día entero puede resultar en pérdidas que fluctúan entre $5,000 y $50,000 para grandes restaurantes.
Con todo, el director consideró que el cierre del lunes y el lento despertar del martes no van a ser especialmente gravosos para el sector. “Mucha gente que salió del trabajo pronto por la nevada pasó antes por un bar, sobre todo en Manhattan, muchos bares tuvieron una fuerte actividad y aunque es verdad que muchos restaurantes cancelaron cenas e incluso el negocio estuvo lento antes del cierre, al ser lunes y martes los días complicados, tampoco estamos hablando de los días de mayor actividad”, explicó. Habría sido peor un fin de semana.
Desde esta asociación es comprensible la decisión del alcalde Bill de Blasio de que “hay que esperar lo mejor pero prepararse para lo peor”, sostuvo Hickey. En un comunicado, la entidad explicó que están muy impresionados con el trabajo de la oficina del alcalde y con la oficina de gestión de emergencias y la coordinación de todos los departamentos.
A lo largo de la mañana, empezaron a llegar algunos de los camiones de reparto a la ciudad para abastecer los supermercados. Desde la Asociación de Camioneros ayer se explicó que era prematuro hacer una evaluación del coste económico de la tormenta.
En algunos supermercados de barrio que lograron abrir poco antes del mediodía del martes no había ninguna señal de grave desabastecimiento. En Bedford–Stuyvesant de Brooklyn, en las estanterías del supermercado Metropolitan faltaban apenas algunos vegetales frescos, pero había abundancia de frutas, leche y carnes. A las 11 a.m. había más trabajadores que clientes. Como había anticipado la Food Industry Alliance, muchos de los supermercados reforzaron sus provisiones antes de la tormenta.
En este mismo barrio, la mayor parte de las tiendas, restaurantes, negocios de uñas, peluquerías, estaban cerrados antes del mediodía. Abdul, que tiene desde hace 15 años una tienda en Bedford Avenue, indicó que el lunes cerró temprano porque tenía cita con el médico. Esta mañana, usó su propio carro para llegar a la tienda en la que sobre todo vende sacos de sal estos días.
Además de Abdul, en esta calle que normalmente está llena de actividad, estaban abiertos algunos delis. En uno de ellos, Carlos, que vino en su carro a las 6 a.m. explicaba que el negocio está siendo “muy lento”. A la ciudad que nunca duerme, le está costando despertar tras la tormenta y a sus negocios, también.