Meditación= salud física y mental

patricia.prieto@laopinion.com

Miles de personas —de diversas culturas y denominaciones religiosas o no— practican desde tiempos milenarios la meditación.

Y aunque los científicos se mostraron hasta hace algún tiempo algo escépticos sobre sus grandes beneficios, los actuales estudios comprueban la generosidad de esta práctica para la salud mental y corporal.

“La meditación es una disciplina buenísima. Cuando ingresamos en el silencio y el descanso de nuestra mente logramos estar más alertar o presentes. Y, en este estado de relajación y alerta, nuestras funciones cerebrales entran en una mayor conexión entre la mente y cuerpo, y esto nos permite sanar“, explica la doctora Geny Zapata, psicóloga para el White Memorial Medical Center (WMMC) de Los Ángeles y practicante personal y profesional de la meditación mindfulness (o conciencia plena), una técnica que en la actualidad es muy aplicada en los tratamientos psicológicos.

La ciencia ha comprobado que cuando se práctica la meditación (en cualquiera de sus técnicas), no solo se reducen los niveles de estrés —y se obtiene un estado de relajación y claridad mental—, sino que también se pueden prevenir enfermedades y promover la sanación y recuperación de alguna cirugía, afección o adicción.

“La meditación es buena para los pacientes de cáncer y otras enfermedades; ayuda a regular el sistema respiratorio; incrementa la concentración; oxigena el cuerpo cuando está bajo presión o estrés; ayuda a disminuir el riesgo de las enfermedades cardiovasculares; ayuda a disminuir el insomnio y a regular el sueño”, detalla la doctora en psicolgía.

Para que la meditación sea eficaz, Zapata dice que se aconseja practicarla dos veces al día, por 20 o 10 minutos cada vez.

“La mejor hora es durante la mañana antes de salir al trabajo o en la noche antes de ir a la cama”, detalla la experta en comportamiento humano. “Y es importante que los principiantes entiendan que al comenzar, para algunos será un poco difícil lograr tranquilizar la mente por 10 o 20 minutos, particularmente cuando se está viviendo un estado fuerte de estrés o ansiedad”.

En este caso, Zapata recomienda empezar la meditación con unos cinco minutos e ir incrementando el tiempo hasta alcanzar el recomendado.

También aconseja no recostar la espalda en el espaldar de la silla (o en la pared, cuando se está sentado en el piso) para evitar el quedarse dormido.

“Con la técnica de cerrar los ojos y callar la mente se busca obtener la tranquilidad completa del cuerpo, pero en un estado de alerta”, aclara. “Así que no hay que ponernos muy cómodos”.

Whitney Davis, de 29 años de edad, práctica la meditación (con la técnica védica) desde hace tres años.

“Todo empezó en 2012, luego de tomar un curso, y los beneficios han sido enormes”, asegura la residente de Los Ángeles. “A pocas semanas de haber empezado la práctica dos veces al día [por la mañana y noche, durante 20 minutos cada vez], se produjo un notable aumento en la calidad de mi sueño, una de las principales razones por lo que busque la meditación”.

Además, al transcurrir el tiempo, Davis dice haber logrado “una mejor claridad mental, creatividad, energía y salud en general”.

“Hoy estoy mejor equipada para adaptarme a cualquier situación improvista estresante”, especifica. “En pocas palabras, la meditación me ha permitido pensar con más claridad y creatividad; sentirme más descansada y dentro de un pozo de juventud y adaptabilidad”.

Mary Paz, instructora y propietaria del centro de yoga y meditación Yoga Paz, en Pasadena, California, ofrece estos cinco pasos que ayudarán a quienes desean incursionar en esta practica milenaria, que beneficia a la mente y el cuerpo.

1. Encuentra un lugar limpio, organizado y tranquilo en tu casa donde puedas meditar lejos de teléfonos celulares y ruido de la televisión

2. Siéntante en una silla o el piso, lo más cómoda que puedas, con la columna recta, las piernas cruzadas y los brazos relajados con las manos reposando sobre las rodillas. Si no puedes permanecer mucho tiempo sentado, puedes acostarte en el piso, en posición boca arriba, con las piernas y los brazos un poco separados del cuerpo y las palmas de las manos mirando hacia arriba.

3. Cierra tus ojos y empieza a concentrarte en el ritmo de tu respiración, que debe realizarse con la técnica yoga: al inhalar el aire por la nariz, expande tu abdomen y contráelo lentamente a medida que vas exhalándolo por la misma nariz.

4. Mientras estés concentrada en tu respiración, mantén tu mente en blanco por unos 20 minutos, alejando de ella cualquier pensamiento estresante o negativo.

5. Si se te dificulta poner tu mente en un estado de relajación, entonces acude a la visualización (algún pensamiento positivo o de una imagen inspiradora, como el océano, la playa, el campo, etc.) o a alguna mantra (frase, palabra o sílaba sagrada que se recita como apoyo de la meditación, como Om, por ejemplo) que te ayudará a tranquilizar o aquietar tu mente.