Fort Lee, con ecos de Salsa (fotos)
Un vecindario de Nueva Jersey que crece a pasos agigantados
Es nombrado en honor a Charles Lee, compañero de armas del general George Washington durante la Guerra de la Independencia. Sobre este rincón de los Palisades, la escarpada línea de acantilados que bordea el río Hudson, Lee tuvo a su cargo la infructuosa defensa de las posiciones patriotas frente a los embates de las armas británicas.
Fort Lee está partido en dos por los anchos carriles de acceso al gigantesco puente. Por su cercanía a Manhattan, algunos le llaman el sexto condado de Nueva York, un honor que es también disputado por Filadelfia, y en menor medida (y tal vez con más razón) por Yonkers. Otras localidades cercanas son Cliffside Park, Edgewater, Englewood, Englewood Cliffs, Leonia, Palisades Park y Ridgefield.
Según el Censo de 2010, Fort Lee tiene una población de 35,345 personas apiñadas en 7.4 kilómetros cuadrados. La composición étnica es 48% blanca, 38% asiática, 10% hispana y 2% negra. La población hispana tiene un alto componente cubano; la cubana más famosa de Fort Lee fue sin duda Celia Cruz, la gran cantante de salsa fallecida en 2003.
Su compatriota Francisco Méndez (47) trabaja en Binghampton Deli, en la avenida Lemoine, una de las vías principales que recorre el pueblo de norte a sur. A Méndez le gusta Fort Lee porque “es un pueblo limpio, que se parece a Nueva York en su diversidad”. Lo que no le gusta es que la comunidad coreana que creció enormemente los últimos años no es muy integrada. “Lo pienso tal vez porque soy hispano, será un asunto cultural, pero ellos no son muy amistosos”.
Estas tensiones raciales son parte de la historia del país y sus oleadas migratorias. En Fort Lee, los coreanos sustituyeron a italianos y judíos como la comunidad predominante, una clase media y media alta —dueños de restaurantes, abogados, médicos, contadores— que ha ayudado también a justificar la oferta de las nuevas torres de lujo que están modificando el paisaje de la costa del Estado jardín.
Boom de la construcción
El boom de la construcción y el consumo ha atraído a muchos de los nuevos residentes latinos —dominicanos, salvadoreños, y hondureños, entre otros— que consiguen empleo en los nuevos emprendimientos. Ana Morales (55), de Barquisimeto, Venezuela, trabaja en Center Pharmacy en la calle Main. Lleva 30 años en Fort Lee y advierte sobre las transformaciones demográficas. “Esto ha cambiado mucho, pero la gente sigue siendo amable”.
Arturo Andrew (50) nativo de Acapulco, abrió hace 13 años su restaurante Cinco de Mayo sobre la Lemoine. Se considera pionero y parece que le gustaría que hubiera más restaurantes hispanos en el pueblo ya que también vive ahí. “Ha capturado a muchos clientes asiáticos, a quienes les gusta la comida mexicana”, cuenta.
Pedro de la Cruz (57), jubilado del Port Authority, vive en Santo Domingo y viene por épocas a visitar a su familia. “Si viviera al otro lado, en Washington Heights, encontraría todo lo que necesito en la misma calle. Acá tienes que moverte 20 calles y todo en auto. Pero me gusta la tranquilidad. Alejado del bullicio de la ciudad, hay menos preocupaciones”.
Para comprar
Un apartamento de una habitación en un edificio cooperativo, $130,000. Un apartamento de dos habitaciones en un edificio cooperativo, $180,000. Un condominio de lujo de una habitación, $400,000. Una casa uni-familiar, entre $600,000 y $800,000. Casas multifamiliares están entre $700,000 y $1,200,000.
Para alquilar
Un estudio, $1,200. Una casa de dos habitaciones, $1,300. Una apartamento de una habitación, $1,200. Un apartamento de dos habitaciones, $2,000. Condominios de lujo de una habitación desde $2,200. Un apartamento de dos habitaciones, $2,800.
Cómo llegar
A Fort Lee se llega en los buses de New Jersey Transit y con las vanes.
68 años
Italiano
43 años en el vecindario
Tom Argiro (68) es dueño del centro de llantas Fort Lee Tire Center. Está abierto en Lemoine desde 1971, pero antes operó en la calle Main por 13 años. Este descendiente de italianos, que creció en West Virginia y llegó de niño a Fort Lee, es testigo de todos los cambios ocurridos en el lugar durante más de medio siglo.
¿Cómo era Fort Lee cuando usted llegó?
Mis padres se mudaron en 1953, cuando yo tenía siete años. Era una vida tranquila. Había muchos bosques en el área. Había italianos y judíos. Mi padre trabajaba en Manhattan.
¿Qué cambios ha visto?
Básicamente, nuevas casas, edificios y nuevos inmigrantes. Ahora hay muchos coreanos, algunos rusos también. Hay pocos hispanos residentes, pero no faltan los trabajadores.
¿Cuál es su lugar favorito?
Mi negocio (risas). Me gusta que esté cerca de todo, que haya muy buena conexión entre tres estados circundantes. Todos los caminos llevan a Fort Lee.
¿Qué no le gusta?
Por la cantidad de gente que vive acá, Fort Lee necesita más comercio y entretenimiento. Ahora están haciendo unas obras grandes cerca al puente y ojalá eso lo traiga. Creo que el aspecto comercial era mejor antes. Con los cambios ha mejorado para algunas comunidades, pero no para todas.
¿Sale mucho del pueblo?
Me gusta ir de vez en cuando a West Virginia, pero casi nunca voy a Nueva York. Me gusta la privacidad. Trabajo seis días. Los domingos cierro el negocio y entonces hago cosas en mi casa.