Editorial: El candidato latino

La comunidad latina es muy diversa en ideología, geografía y origen nacional, factores que pesan en la elección de un candidato

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El primer precandidato oficial para la elección presidencial es un latino nacido en Canadá. El senador Ted Cruz es el tercer hispano en la historia de nuestro país en anunciar públicamente su ambición de llegar a la Casa Blanca. Un deseo que probablemente termine frustrado como el de sus predecesores, el republicano Ben Fernandez y el demócrata Bill Richardson.

Las posibilidades de Cruz de ganar la nominación presidencial republicana son pocas ante una poblada lista de aspirantes potenciales interesados en la elección del 2016, que actuan como candidatos, aunque todavía no hayan hecho oficial su intención. La temprana presencia de Cruz en la primaria garantiza que la agenda del Tea Party, que respalda al texano, estará en el centro del debate republicano, impulsando hacia la extrema derecha a los demás precandidatos que necesitan el respaldo ultra conservador de esa base partidaria.

Al mismo tiempo, abre una reflexión sobre si es suficiente para un candidato hablar español o ser latino para recibir el respaldo de la comunidad hispana. En el caso de Cruz, su agenda y su estilo -que lo ha hecho sobresalir en el Senado- lo hacen incompatible con la mayoría latina.

La esperanza republicana de atraer al voto hispano en este ciclo electoral parece estar depositada en el senador Marco Rubio de Florida. El legislador no es tan estridente como Cruz, sin embargo es un error verlo como “la gran esperanza hispana” republicana.

La comunidad latina es muy diversa en ideología, geografía y origen nacional, factores que pesan en la elección de un candidato. A un conservador puede gustarle Rubio, un mexicano puede no gustarle votar por un cubanoamericano y un ciudadano inmigrante -sea de la nacionalidad que sea- puede estar furioso con Rubio si su interés principal es la reforma migratoria.

Había una época en que se creía que el balbuceo del español y el acompañamiento de un mariachi era suficiente para que un candidato gane el voto latino. La madurez política de la comunidad hispana ha ido acompañando su crecimiento demográfico, ha ido ganando espacios y presencia hasta llegar a ser un voto decisivo en algunas elecciones.

La precandidatura de Cruz recuerda a todos que los latinos son una parte integral y diversa en el ámbito político y que para conquistar este electorado se necesita muchísimo más que un apellido.

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