Tragedia de Amtrak pone bajo reflectores problemas de infraestructura nacional, según expertos
Washington.- Pocas horas después del accidente de Amtrak, que ha dejado al menos siete muertos, un comité legislativo de la Cámara de Representantes recortó por $250 millones el presupuesto para la empresa ferroviaria, lo que causó la repulsa de activistas y legisladores demócratas.
Aunque el descarrilamiento en Filadelfia está bajo investigación y se teme que fue debido a un exceso de velocidad, el accidente ha dejado bajo los reflectores otro enorme problema que arrastra EEUU durante décadas: su vetusta infraestructura de transporte.
Robert Sumwalt, miembro de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, en inglés), ha dicho a la prensa que el accidente pudo haberse prevenido si Amtrak hubiese instalado tecnología de punta en ese tramo de los rieles.
Pero esa tecnología de control de trenes y otros recursos para mejorar la seguridad ferroviaria en todo EEUU requieren fondos que solo el Congreso puede aprobar, según líderes de sindicatos de transportistas.
En la actualidad, la ley federal exige que la red nacional de trenes tenga instalado un sistema de control “positivo” de trenes para finales de este año, pero varios legisladores han propuesto extender el plazo hasta al menos 2020.
Agobiado por problemas financieros, Amtrak es uno de los sistemas de transporte público más grandes y más costosos del país, y ha sido desde siempre blanco de conservadores que, en aras de la austeridad, apoyan recortar su presupuesto anual, que típicamente ronda los $1,400 millones.
El miércoles, pese a objeciones demócratas, el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes, bajo control republicano, aprobó un recorte de $250 millones al presupuesto anual de Amtrak, en el marco del debate sobre un proyecto de ley de gastos de transporte por $55,000 millones.
Los republicanos argumentaron que el recorte era necesario para controlar el gasto público.
Ese mismo día, el senador demócrata por Nueva Jersey, Bob Menéndez, instó al Congreso a que tome medidas para resolver los problemas en la infraestructura nacional, al advertir de que los recortes tienen consecuencias.
“No esperemos a que haya otra tragedia”, dijo Menéndez.
El Congreso aún no somete a debate y votación una propuesta del presidente Barack Obama de dotar con casi $500,000 millones los proyectos para la construcción o reparación de infraestructura en un plazo de seis años .
Se calcula que se necesitarían al menos $21,000 millones para reparar y modernizar el sistema de rieles tan sólo en el corredor del noreste del país.
Y un informe de 2013 de la Sociedad Estadounidense de Ingeniería Civil (ASCE, en inglés), determinó que EEUU tendría que invertir, para el año 2020, alrededor de $3,6 billones en fondos públicos para reparar los puentes, carreteras, aeropuertos y líneas ferroviarias en este país.
La precaria situación de la infraestructura de transporte en EEUU ha sido objeto de bromas de los comediantes, y ataques de los sindicatos.
El año pasado, cuando el propio vicepresidente, Joe Biden, dijo que el aeropuerto de La Guardia tenía pinta “tercermundista”, sólo estaba repitiendo una realidad que, hasta ahora, no tiene visos de solución, según señaló esta semana The New Yorker.