El lado oscuro de Judy Garland: drogas, sexo lésbico e intentos de suicidio
Stevie Phillips, una de las agentes de la protagonista de la cinta de “El mago de Oz”, destapa su tormentosa vida personal en nueva biografía
Nadie pensaba que Judy Garland tenía un lado tan oscuro.
Su antigua agente Stevie Phillips presentó una biografía en la que revela los episodios más dramáticos de la vida de la intérprete de Dorothy, en la cinta original de “El mago de Oz”. Phillips tenía 25 años cuando comenzó a trabajar como manager de la actriz y lo que sería su regreso a los escenarios como cantante, justo cuando su carrera como estrella de cine se encontraba en lo más alto.
“Era una mujer exigente, una drogadicta con talento supremo, una demente cuya dieta era un coctel de pastillas regadas con botellas Liebraumilch (vino blanco Alemán)”, recuerda la mánager sobre la estrella de Hollywood dentro de las páginas del libro de las memorias sobre su vida al lado de Judy.
Según cuenta Phillips, cuando llevaba 10 meses trabajando con ella, la mujer se prendió fuego en el interior del Hotel Plaza de Nueva York. Relata que se disponía a vestirse y con un cigarro en la boca prendió un fósforo y el camisón de nylon que llevaba puesto se comenzó a quemar.
El incidente no pasó a mayores ya que la mánager sofocó las llamas y la madre de Liza Minneli sólo se limitó a decir que se pondría medias para ocultar las quemaduras.
Otro suceso turbulento en la vida llena de adicciones de Judy Garland, fue cuando se cortó las venas antes de un concierto y comenzó a manchar con su sangre a Phillips, quien dijo sentirse “aterrorizada”; tras ser vendada le entregaron 100 dólares al asistente para comprarle pulseras y ocultar las heridas en sus muñecas, para poder salir al escenario.
El texto detalla varios desgarradores momentos de la vida de Garland, quien vivía atormentada por sus adicciones, su gusto por el sexo lésbico -Phillips también asegura que la actriz intentó tener sexo con ella- y su constante búsqueda por sentirse amada.
Garland murió el 22 de junio de 1969, a los 47 años de edad. Su esposo Mickey Deans la encontró en el baño de su apartamento en Londres. Al parecer su muerte se debió a una sobredosis de barbitúricos, las píldoras que tomaba para dormir.
