Morir con dignidad, un movimiento que se extiende en EEUU
El debate encuentra eco y prominentes figuras unen sus voces a favor de darles el derecho a pacientes desahuciados
Washington
Para Debbie Ziegler su lucha para ayudar a pacientes desahuciados a “morir con dignidad” es como un “cuchillo de doble filo”, por un lado le reabre las heridas y, por el otro, sabe que tiene que hacerlo para cumplir la promesa que le hizo a su hija, Brittany Maynard, en el lecho de muerte.
“Para mí no ha sido fácil, pero antes de morir Brittany me rogó que siguiera su legado, ese trabajo en su nombre. No quiero que otras familias sufran como sufrimos muchas en California… a largo plazo quizá me ayude, pero a corto plazo, duele mucho“, dijo Ziegler en entrevista telefónica desde California.
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Brittany Maynard padecía de un cáncer cerebral inoperable pero, negándose a encarar el deterioro y sufrimiento que le esperaba, se trasladó a Oregón el año pasado para “morir con dignidad”. Ahora Ziegler es parte de un movimiento nacional al que se han sumado prominentes figuras como la activista Dolores Huerta y los actores Edward James Olmos y Mauricio Ochmann, apoyando leyes estatales en California y el resto del país para permitir la muerte asistida a pacientes desahuciados.
Con la voz entrecortada, Ziegler subrayó que los pacientes merecen “morir en paz”, y que el asunto transciende todas las barreras étnicas, religiosas, regionales y socioeconómicas.
“Nada te salva del dolor, no importa cuánto ganes… más nos vale tener este diálogo nacional sobre la muerte asistida, porque este asunto no va a desaparecer”, dijo.
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En una carta dirigida a la asamblea estatal, Olmos pidió la aprobación de la medida, respaldada por casi siete de cada 10 californianos, incluyendo el 70% de los latinos, según una encuesta de Goodwin Simon Strategic Research y Probolsky Research.
“Los estadounidenses son libres de escoger cómo vivir –y cuando les llegue el momento, cómo morir. Todos deberían poder tomar esta decisión, consultando a su médico y su familia, libres de interferencia del gobierno”, subrayó en la misiva.
En declaraciones a este diario, Olmos explicó que apoya la medida porque “demasiados sufren sin necesidad al final de la vida, cuando hay ayuda médica que puede ayudarles a morir de forma pacífica”.
El mes pasado, Huerta visitó a los legisladores en Sacramento, argumentando que la iniciativa es un asunto de “derechos civiles”.
No es “eutanasia”
Patricia González, portavoz del grupo “Compassion & Choices” (“Compasión y Opciones”), insiste en que no se trata de eutanasia, un método prohibido en todo el país en el que los pacientes reciben ayuda para morir, típicamente de un familiar que les proporciona los fármacos, tomados o inyectados.
“A estas personas, la enfermedad las está matando y la ciencia nada puede hacer por ellas. Solo quieren tener una muerte tranquila”, dijo González, cuyo grupo impulsa leyes en al menos 24 estados y el Distrito de Columbia, sede de la capital estadounidense.
El doctor Robert Olvera, del Este de Los Angeles, y cuya hija, Emily Rose, murió de leucemia en abril pasado, explicó que se requieren opciones, aparte de un hospicio, porque la medicina moderna “ha alargado la vida pero también el sufrimiento en pacientes terminales”.
“Mi hija murió frente a mí después de cuatro meses de horrible sufrimiento; hasta que no tienes a un ser querido en semejante situación, no puedes entender esto. El 5% de los pacientes terminales no recibe suficientes paliativos para su dolor… son los más extremistas los que no apoyan esta ley, pero estas decisiones deben quedar entre el paciente y Dios”, explicó Olvera, quien se jubiló este año y dedica parte de su tiempo a la campaña de “Compasión y Opciones”.
California se fija en el ejemplo de Oregon
Solo cinco de los 50 estados – Oregón, Washington, Montana, Vermont y Nuevo México- han aprobado leyes que permiten la muerte asistida para pacientes desahuciados por el cáncer u otras enfermedades graves.
Oregon fue el primero en 1997, y ahora California quiere seguir su ejemplo.
Maynard vivía en California y, antes de morir en Oregón, grabó un emotivo video a los legisladores y habló por teléfono con el gobernador demócrata Jerry Brown, pidiendo su apoyo a la ley.
El Senado estatal de California aprobó el mes pasado el “Acta de Opción al Final de la Vida” (“End of Life Option Act”, la SB128), que permite a pacientes terminales acelerar su muerte al ingerir medicinas recetadas. La medida, patrocinada por los senadores estatales Bill Monning y Lois Wolk, será sometida a una audiencia en el Comité de Salud el próximo 7 de julio antes de ser votada por la asamblea estatal.
También el Distrito de Columbia, sede de la capital estadounidense, el estado de Maryland, su vecino al norte, y otros 22 estados estudian leyes similares a la de Oregon, según este mapa del grupo “Compassion & Choices” .
Países como Canadá, Alemania, Sudáfrica y Gran Bretaña sopesan leyes similares.
También hay oposición
Por lo general, los detractores de la “muerte asistida”, en particular grupos de fe, se apoyan en argumentos morales y religiosos y, sobre todo, advierten del potencial de coerción o abuso de pacientes por legislaciones como la de Oregon.
La propia Asociación Médica Estadounidense (AMA) la rechaza, pero la Asociación Médica de California la apoya, por primera vez en 30 años, siempre y cuando no permita la eutanasia o “suicidio asistido”.
Varias publicaciones, incluyendo el diario “Washington Post”, la consideran una “opción humanitaria” que, como la de Oregon, tienen fuertes restricciones.
Entre éstas figuran: que el paciente tenga menos de seis meses de vida y tenga plenas capacidades mentales; obtenga una segunda opinión médica que compruebe el desahucio; consiga el fármaco con receta médica y no reciba ayuda de otros para administrarse una dosis letal.
Estas leyes también le exigen un tiempo de espera, y explorar el ingreso a un hospital de cuidados paliativos, entre otros requisitos.