‘Boulevard’: descubre el último filme de Robin Williams
Casado. Y cansado. ¿O será indiferente? Así es Nolan Mack, el personaje al que Robin Williams da vida en la que es la última película que se estrenará con él de protagonista, tras su muerte en agosto del año pasado (queda una pendiente, “Absolutely Anything”, en la que prestó su voz).
La realidad, no obstante, es que Nolan es un hombre que ha mantenido su homosexualidad oculta, tanto de los demás como de él mismo.
Es la relación, no sexual, que iniciará con un joven prostituto (interpretado por Roberto Aguirre, de ascendencia mexicana y nacido en Los Ángeles en 1988) la que le abrirá las puertas a la posibilidad de ser, por primera vez, libre. ¿La aprovechará?
El filme, que fue dirigido por el cineasta neoyorquino Dito Montiel y producido por Mónica Aguirre Díez Barroso, se estrenó el pasado viernes en Nueva York y llega mañana a Los Ángeles.
Hablamos con Roberto Aguirre, quien perdió 32 libras para encarnar a Leo, y la productora sobre la experiencia de trabajar junto a Williams y las dificultades de formar parte de una producción independiente.
‘Boulevard’ navega entre el drama independiente y un tono más comercial. ¿Cómo manejan esa dualidad?
Roberto: Como actor, normalmente, no te corresponde la responsabilidad de tener que pensar en eso. Cae más en los brazos del director. Para mí se trata de pensar en el personaje, su mundo. El de Leo es muy oscuro, peligroso. Mi responsabilidad más grande fue crear un personaje que vive en un mundo de la forma más verdadera posible. Para mí el balance fue encontrar este niño, muy inocente, herido por la situación en la que se encuentra.
Mónica: Para una productora es importante pensar en el público que irá a ver la película, y tratar que sea el más grande posible. Pero tanto el director como yo sabíamos que esta película es un drama gay, por lo que la teníamos que tratar de una manera especial, como película independiente, pero no limitado o especializado. Nuestra responsabilidad fue contar la historia desde el corazón, no desde el cliché, para mantener la integridad del filme.
Roberto, la relación entre tu personaje y el de Robin Williams es muy sutil…
Cuando te toca trabajar con alguien como Robin Williams, ese momento se convierte en una clase de actuación que no tiene igual. Estás aprendiendo de un hombre que ha hecho más de 100 películas, que tiene un nivel de precisión en su actuación… que lo hace todo casi sin esfuerzo. Cuando actúas con alguien con ese nivel, te cambia, porque estás actuando con un genio. Lo más importante que nuestro director hizo con Robin, fue encontrar la idea de su personaje está atrapado dentro de sí mismo, viviendo una mentira, y finalmente se da cuenta de la manera cómo puede vivir a través [de Leo]. Robin se puso una restricción para toda esa energía, esa explosión que tiene, y cuando se puso encima esa limitación, ves esa energía saliendo de los ojos. Cuando estás con él te contagia esa manera de actuar más sutil.
Mónica, como productora, cuando se consigue a un actor como Robin Williams para un proyecto independiente, ¿qué cambia?
Lo que cambia es que todos tratamos de elevarnos, de ponermos a otro nivel, para estar a su nivel, aunque nunca vamos a estarlo. A la misma vez, cuando un actor como él hace una película independiente como “Boulevard”, tú sabes que es porque les encantó el guión. No lo hacen por el dinero. Al principio, yo tenía un poco de miedo por tratar de elevarme a su nivel, mantenerle contento. Pero me calmé porque sabía cuánto amaba a su personaje.
Roberto, en un personaje tan opuesto a ti, ¿llegas a aprender algo de él?
Sí, muchísimo. Personajes así son regalos para los actores. Es la ventaja de [nuestra profesión]: nosotros empezamos a entender desde un nivel muy profundo lo que es la perspectiva de otras personas. Lo que más aprendí de él es que a veces la vida te pone en una situación donde te preguntas cómo llegué aquí. En ese momento tienes dos opciones: pero Leo no tiene la primera, que es salir adelante; la segunda, que es la que escoge, es darte por vencido. Leo me enseño que yo nunca voy a hacer esto, yo voy siempre a salir adelante y a hacerlo todo de la mejor forma posible.
Robin Williams ya no está entre nosotros. Su muerte fue como decir adiós a un amigo, aunque la gente no lo conociera… ¿Qué había en él, que causó esa impresión?
Mónica: Lo que más me impresionó cuando lo conocí y en el mes y medio que estuvimos filmando, es que es una persona tan humilde, tan generosa, tan consciente de los demás… Era un ser súper lindo y cariñoso con todo el mundo. Era una persona que no le importaba quién eras: sólo quería hacer a todo el mundo feliz. Cuando se murió, me di cuenta que normalmente, cuando alguien famoso muere, hay un 50% de gente que los aman y un 50% que los odia. Él, yo creo que 90% lo amaban, de todas las generaciones.
Roberto: Lo más impactante de Robin era que no había una persona que no le encantaba. No había nadie que no lo amaba. Y eso es representante de una persona muy especial. Así era Robin: era tan especial porque tenía un corazón enorme. Era un hombre súper humilde, con una carrera enorme, había ganado el Oscar… tenía todas las razones para ser egoísta, y no lo era. Era un hombre increíble, un ser humano bello. Fue una pérdida enorme.
Mónica: Cuando estábamos filmando, entre cada toma, hacía sus imitaciones y bromas, para que la gente siempre estuviera riéndose, especialmente porque lo que estábamos filmando era serio, triste… Filmamos en Nashville, en verano, donde hacía mucha calor. Y un día rentó una lonchera de helados para todo el equipo. Siempre pensaba en los demás.