La ‘realpolitik’ de Donald Trump: deportación masiva y regreso exprés
Nueva York-. Donald Trump, el aspirante presidencial republicano y provocador mediático que se ha ganado el rechazo del electorado hispano, pero que sigue siendo una figura seductora para muchos votantes, si aceptamos el resultado de las encuestas, por cuanto encarna el atractivo optimismo empresarial capitalista, combinado con el peor autoritorismo, explicó en una entrevista con Dana Bash, del canal CNN, su “estrategia” para resolver el problema migratorio.
Como si se tratase de despejar una simple ecuación de segundo grado, y no de un desplazamiento humano de más de 11 millones de personas, el magalómano candidato asegura que de resultar elegido presidente deportaría a todos los inmigrantes indocumentados y luego permitiría en base a un sistema de meritocracia fordista, que los “buenos” regresen al país a través de un “proceso acelerado” para vivir y trabajar legalmente, aunque sin la posibilidad de aspirar a ser ciudadanos.
“Se trata de que adquieran un estatus legal”, argumenta Trump. “Tenemos que deportarlos, y si realmente lo merecen, si son ‘buenas personas’, les permitimos regresar de manera acelerada”.
Los buenos vs. Los malos
La plataforma Trump,sazonada de frases provocadoras y fanfarronería, enmascara una visión maniquea de todos los conflictos —-los prisioneros de guerra tiene menos valor que los que no se dejaron apresar, etc—, en su visión caricaturesca de la política y la inmigración no existen claroscuros, y los emigrante se dividen en buenos y malos, aunque a ciencia cierta no sabemos a qué se refiere, si caer en una de estas simplistas categorías depende de un pasado criminal u otros parámetros.
“Tenemos un montón de tipos malos, como ya he dicho. Tenemos un montón de muy mala gente viviendo aquí”, recalca Trump. “Quiero atrapar a los malos… A los que, por cierto, no vamos a dejar regresar nunca más”.
Para tratarse de un candidato que vende la imagen del empresario exitoso “que salvará EE.UU.” enfrentado a los políticos de carrera que no pueden aportar ninguna visión innovadora, la contabilidad de Trump y su alcance ideológico son bastante básicos, al menos en esta etapa de la campaña, refiriéndose a un país multicultural, de más de 321,401,950 habitantes al que entra un emigrante internacional cada 33 segundos, como si se tratase del alquiler de uno de sus condominios de lujo.
Ya podemos imaginar el costo social y presupuestario que conlleva un proceso de deportación masiva y regreso acelerado, en el que en sus propias palabras: “Tenemos que asegurarnos de que eran ejemplares, eran gente maravillosa cuando estuvieron aquí. Trabajaron duro, no había ningún problema”, dijo. “Tenemos que traer grandes personas a este país. ¿De acuerdo? Me encanta la idea de la inmigración pero tiene que ser una inmigración legal”.
Con la energía con que lo caracteriza, rayana en la grosería, interumpiendo a la entrevistadora para desarrollar sus propias respuestas, Trump no explicó cómo iba a localizar, reunir y deportar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados. Pero en cambio afirmó que si bien puede ser una tarea demasiado dificil para los políticos, no lo es un magnate de los negocios como él.
“Los políticos no van a encontrarlos (a los indocumentados) porque no tienen ni idea. Pero nosotros vamos a encontrarlos, y los vamos a sacar”, dijo Trump. “Es factible si usted sabe cómo administrar. Los políticos no saben administrar”.
Y cuando se le preguntó si deportaría a inmigrantes indocumentados que llegaron a los EE.UU. de niños, Trump tartamudeo, respondiendo que es “una situación difícil… depende”.
El candidado fue firme, sin embargo, al sostener que una administración Trump deportaría inmediatamente a criminales indocumentados que viven en libertad y en cárceles estadounidenses.
Obamacare vs. “TerrificCare”
Más consistente y realista parece ser la plataforma de Trump para la salud aunque sigue siendo una extensión de su idea neoliberal de privatizar y competir, con una mínima intervención estatal para ayudar a aquellos que no tienen como pagar los servicios de salud.
Su primer paso como presidente sería derogar Obamacare y “sustituirlo por un sistema grandioso (terrific)”, explicó Trump. Este TrumpCare consistiría en la libre concurrencia de companías proveedoras de salud compitiendo en el mercado privado.
Los más vulnerables recibirían cierta asistencia estatal en la plataforma aún difusa que pintó el magnate, pero dejando claro que:
“Quiero tratar de ayudar a esa gente. Y no creo que haya nada malo en ello, pero quiero tratar de ayudar a esas personas”. “¿Y sabes qué? Si pierdo votos por eso, o si no obtengo una nominación por esa causa, no me importa.”