Boricuas resucitan autos clásicos en Sunset Park
En un taller del vecindario un grupo de amigos puertorriqueños se dedica a devolverle la gloria a vehículos antiguos
El sol bravo de la tarde envuelve la impecable pintura nacarada de un Ford Roadster de 1929, estacionado frente a un taller mecánico de tabique opaco y portones oxidados. Del interior emanan risas que se confunden con el rugido de un motor en reparación.
El Roadster amarillo es el orgullo del puertorriqueño Danny Mora (45), propietario de cuatro autos clásicos que se convirtieron en el emblema de la calle 42 y la Cuarta avenida, en el vibrante vecindario de Sunset Park, en Brooklyn.
Desde hace dos décadas, Mora y unos 30 amantes de los autos antiguos se congregan cada verano en su taller mecánico para rehabilitar las destartaladas carrocerías al ritmo de bongo y güiro. El grupo de amigos puertorriqueños se dedica a devolverle la gloria a los vehículos corroídos y abandonados en los confines más impensables.
“Mi precioso Ford Roadster pasó años arrumbado en una finca en el norte del estado”, contó Mora, un empresario de bienes raíces. “Soy un apasionado de los autos clásicos”.
Danny compró el destartalado Ford por $5,000 y con la ayuda de sus mejores amigos; conocedores en mecánica, pintura y tapicería, lo rehízo con piezas originales de la fábrica. Ahora su valor es de $35,000, pero Mora afirmó que el amor por su ‘obra de arte automotriz’ supera la inversión.
“Simplemente me encanta pasar las tardes entre herramientas y amigos”, expresó con una sonrisa discreta.
Una bandera puertorriqueña, atada a un mástil a unos pasos del taller mecánico, ondea haciendo un poco de sombra a otro reliquia, un Duster de 1974, estacionado junto al Ford Roadster.
“Son como estrellas en medio de la calle”, dijo Alexis Santana. El chico, quien creció en Sunset Park, quedó deslumbrado por el destello de la defensa plateada del Duster, esmaltado en un naranja ardiente. “Este gran auto es como una bola de fuego en medio del vecindario”.
Santana acude a las fiestas de la cuadra organizadas por Mora y su grupo de amigos, en las que exhiben hasta 20 autos clásicos. La última celebración, en la calle 42 y la Cuarta avenida, se realizó hace un par de semanas y decenas de familias disfrutaron del museo callejero de autos antiguos.
“Amamos compartir nuestros tesoros con la comunidad”, dijo Luís Torres, amigo de Danny. “La vida después del trabajo es música, autos y amigos”.
Torres, quien trabaja en un hospital de Brooklyn, invierte su tiempo libre en su Jeep de 1978, una herencia de su padre.
“No queremos que estas bellezas se queden en las cocheras, por eso los estacionamos en la calle, para que todo Sunset Park puede disfrutarlos”, comentó. “Los vecinos nos cuidan los carros. Ellos saben que son joyas”.
Luís asegura que sólo hay una regla para los espectadores: Tocar con la mirada. Un rasguño en la pintura implica miles de dólares en reparación.
“Lo más difícil es conseguir las piezas de repuesto. Este es una pasatiempo muy caro”, añadió.
Rehabilitar un auto en su totalidad puede requerir hasta dos años.
Un auto Chevrolet Bal Air de 1957 es la última adquisición de Mora. Lo compró hace un mes a una mujer mayor cuyo esposo falleció en fecha reciente.
“El dueño original murió sin poder terminar el trabajo en el Bal Air. Le prometí a su viuda concluir lo que empezó”, dijo. “Pero mi favorito es el Ford Roadster. Lo tengo hace 15 años”.
Mora también es dueño de un majestuoso Rolls Royce de 1969.
Un show imperdible
Los amantes de los autos clásicos pueden disfrutar de un espectáculo todos los viernes de 6:00 a 10:00 p.m. en Bay Parkway cerca de la tienda Toys “R” Us. Propietarios de carros antiguos y clubs de motociclistas se reúnen en el verano para compartir sus joyas con la comunidad.
El 23 de agosto, Danny Mora y su grupo de amigos organizan una fiesta de la cuadra en la calle 42 y la Cuartaavenida. Inicia al medio día y es abierta al público.