Los tres adolescentes mexicanos con un pie en Marte

Un total de 21 estudiantes de Tlaxcala participaron en la primera olimpiada astronómica de la NASA

Los jóvenes tlaxcaltecas durante su participación en el proyecto Marte 2030.

Los jóvenes tlaxcaltecas durante su participación en el proyecto Marte 2030. Crédito: Cortesía | Marco Nuñez

México.- Un grupo de 21 estudiantes de entre 15 y 18 años, limpió coches y vendió repostería después de clases bajo el sol de Tlaxcala -en el centro de México- sin pensar que pronto tendría una recompensa el sacrificio para juntar dinero y participar en la primera olimpiada astronómica de la NASA que se realizó en el Centro Espacial Houston a principios del verano.

Hoy saben que el cansancio de asistir a la escuela por la mañana, a las clases de astronomía por la tarde y además pulir vehículos y cocinar pasteles el fin de semana tuvo su recompensa: tres de ellos fueron premiados por sus proyectos que harán posible el proyecto de la NASA Marte 2030, al que se pretende llevar humanos.

“Por cada estudiante que participó, la NASA nos pidió una cuota de recuperación de 1,500 dólares y los chicos tuvieron que buscar la forma de juntarlos”, cuenta Marcos Núñez George, un matemático que logró en la secundaria “Ignacio Manuel Altamirano”, de Tlaxcala, revertir el rechazo que sienten los jóvenes por las ciencias exactas a las que consideran aburridas.

Grupo de estudiantes mexicanos que asistió a las olimpiadas.
Grupo de estudiantes mexicanos que asistió a las olimpiadas.

“Es mejor enseñarles a hacer un robot para que apliquen las fórmulas y los conceptos matemáticos que sólo obligarlos a memorizarlos”, dice en entrevista con este diario.

Todo comenzó con un pequeño grupo vespertino gratuito para ayudar a regularizar a los alumnos que peleaban en vano con lo números, pero las técnicas del profesor de llevar a la práctica las complicadas fórmulas lo llevó al máximo de popularidad y ahora tiene 34 clubes de astronomía y 20 de robótica ubicados en Tlaxcala, Morelos y el Distrito Federal.

El reconocimiento de la NASA a tres de sus alumnos tlaxcaltecas (Javier Rivera, de 15 años; Fátima Paola Vargas, de 16, y Yanet Guevara, de 14) trajo aún más prestigio y ahora los galardonados y otros compañeros con mención honorífica son muy cotizados para dar conferencias por todo el país.

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Javier Rivera y compañeros.

“Nos han invitado de varias escuelas, pero nosotros ponemos ciertos estándares: deben de ser más de 600 personas y las pláticas se dan en inglés”, comenta el orgulloso profesor mientras se pasea por el Planetario de la Ciudad de México, donde se toman un descanso en medio de sus complicadas agendas.

“Tener estos talentos que nos representan en el mundo debe ser visto como un ejemplo porque son muchachos que salieron adelante por sí solos, sin la ayuda de nadie más que la de un profesor”, observa Hortensia Juárez, ex directora de la escuela de educación especial USAER III-28M.

Marte con comida mexicana

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Los tres estudiantes ganadores. / Suministrada

Un taco de atún con frijoles, acompañado de arándanos y almendras fileteadas, convenció a la NASA de que la Misión Marte 2030 podría tener esencia mexicana. Fátima Paola Vargas López, la joven creadora del menú, detalla que su platillo “tiene las cantidades adecuadas de proteínas carbohidratos, calcio y demás elementos para sobrevivir donde sea”.

Paola llega dos horas antes a la escuela para poder hacer las tareas y como joven puberta está llena de dudas que la olimpiada en Texas le ha ayudado a despejar.

“Quería ser médico, pero ahora con todo lo que he vivido quiero estudiar astronomía y nutrición y, sobre todo, poner en alto en nombre de México”

“Siempre me gusto la robótica”

Armando y desarmando carros de juguete a control remoto es como Javier Rivera Monter comenzó a interesarse en la robótica.

“Desde que tengo uso de razón me ha gustado esto: primero veía mi tío, que es ingeniero, y siempre ha estado ahí para enseñarme”.

La robótica llevó a Javier a ganar el concurso en la NASA con un modelo de vehículo lego para salir de la base espacial aunque reconoce que lo suyo es más terrenal.

“Quiero ser ingeniero industrial y estar en todo el proceso de la creación de un robot”, dijo. Mientras tanto, divide su vida entre la escuela, el atletismo, futbol, clases de piano y pintura.

“Un nuevo hogar”

Josefina Guevara ganó por diseñar un hábitat ideal para Marte, con generadores de oxígeno y sobre el que ahora teme vivir.

Sería una experiencia increíble, ser de los primero en llegar y conocer Marte, emprender el viaje, todo lo que conlleva, pero el dejar tu vida, tu hogar, es algo que resulta muy difícil. Llegaría a ese nuevo hogar sabiendo que puedo regresar, pero como no es así, me quedo aquí”, comenta entre risas.

Josefina, además de asistir a la escuela y al club de astronomía, se desempeña como bailarina dentro de un taller de arte, sin dejar de lado a sus cachorros, quienes son su adoración y, por supuesto, escuchar música de One Direction.

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