“Agradezco a Jesús que nunca me abandonó”
El colombiano Johnny Hincapié quedó libre tras estar encarcelado desde 1990 por un sonado crimen en el que no pudo haber participado
Después de más de 25 años tras las rejas y una ardua lucha en los tribunales, el colombiano Johnny Hincapié se convirtió este martes en un hombre libre, al menos hasta que comience un nuevo juicio. El juez Eduardo Padró de la Corte Suprema de Nueva York consideró la evidencia de la defensa de Hincapié presentada en agosto pasado, y abrió la posibilidad nuevo proceso judicial cuyo inicio se fijó para el 9 de noviembre.
Hincapié quedó libre a la 6:30 p.m., aunque primero vivió un momento tenso en la sala del tribunal cuando en la mañana ocurrió un desacuerdo y se temió que una corte de inmigración lo pudiera arrestar de nuevo y mandarlo a una prisión federal en Buffalo, al norte de Nueva York. Esto, debido a que Hincapié no era ciudadano estadounidense sino residente al momento de su detención hace 25 años, y sobre él podría pesar una orden de deportación. Tras el pago de una fianza de $1 dólar, y el compromiso de un juez federal ya no hay caso de inmigración.
“Me siento feliz abrazándolos a todos afuera y no adentro. Hoy quiero cenar comida de mar”, dijo Johnny tras abrazar a un nutrido grupo de familiares y amigos.
Entre las primeras cosas que hizo fue pedir que se graben todas las confesiones de todos los acusados de algún crimen, para que no ocurra lo que le pasó a él.
“Agradezco a mi familia y a mi equipo de abogados, a la fundación de Jeffrey Deskovic y especialmente a Jesús que nunca me abandonó”.
Hincapié fue condenado junto a otros seis jóvenes, por la muerte en una plataforma del metro de Brian Watkins, un turista de Utah que vino a la ciudad para asistir al US Open de tenis. Dos testimonios tardíos de uno de los participantes, y de una mujer que estaba cerca de la escena, ayudaron a dar sostén al caso de la defensa.
“Un hermoso equipo de abogados han cambiado la historia de las vidas de nuestra familia”, exclamó Carlos Hincapié, el padre, a la salida de la corte en la calle Centre en horas de la tarde.
María Hincapié, la madre, contó que su hijo los últimos días había estado muy contento con la posibilidad de salir y con ganas de ayudar a otras personas. “Como lo ha hecho todos estos años que les ha enseñado a leer y escribir inglés a sus compañeros hispanos y además con la pronunciación”.
La mujer contó con orgullo que Johnny ayudó a un compañero a contactar y reunirse con sus hijos cuya madre les dijo por más 30 años que el padre estaba muerto. “Fue muy emocionante cómo ayudó a reconectarse esa familia y los hijos nos agradecieron con cartas”.
“Johnny nunca ha tenido rabia. Los primeros años quizás estaba confundido, pero con la ayuda de Dios, que es real, nuca tuvo rabia. Dios lo ha liberado. Estoy ansiosa de tenerlo en mis brazos”, dijo emocionada la madre.
Entre tanto, María Isabel Roberts, una prima, relató que tenía tres años cuando ocurrió el crimen y desde los siete años lo empezó a visitar en prisión. “Siempre ha sido parte de nuestras vidas. No sé que vayamos a hacer los próximos días, solo sé que estamos muy felices”.
Abogado pide no hacer otro juicio
Ronald Kuby, el abogado defensor, dijo que los otros seis jóvenes condenados ya habían sido liberados excepto uno por uso de drogas. “Mientras que Johnny Hincapié ya pagó 25 años y un mes de condena y ha tenido un comportamiento ejemplar, al conseguir una maestría en teología y ayudar a cientos de otros encarcelados en temas espirituales, de educación y otros pasatiempos. No solo se preocupó en sí mismo. No debería haber otro juicio su señoría”, enfatizó Kuby.
“La familia Hincapié, incluyendo a Johnny, son un ejemplo de lo mejor de la experiencia de los inmigrantes que de nada hacen mucho”, recalcó el abogado defensor al destacar los logros económicos de la familia y su civismo en la comunidad de Queens.
Johnny, sentado junto a sus dos abogados, y en las bancas, la familia más cercana, sus padres, hermano y primos, no pararon de llorar después de que se supo la decisión.
Un vocero de la Fiscalía de Manhattan escribió que “estamos comprometidos en un nuevo juicio. Lamentamos que la familia Watkins tenga que testificar en un nuevo juicio lo que reabriría heridas y el horror de hace 25 años”.
Jeffry Deskovic, un abogado formado en la cárcel donde estuvo 16 años por una violación que no cometió y que usó gran parte de su compensación que recibió para crear una fundación que lleva su nombre y que ayuda a prisioneros en casos similares, opinó que este martes podría ser el final de este caso.
Deskovic, que hizo parte del equipo asesor de la defensa y se convirtió en amigo de los Hincapié, comentó que vería absurdo si la Fiscalía se empecina en impulsar un nuevo juicio. “No sólo ya cumplió la condena con comportamiento ejemplar, sino que no van a tener cómo ganar el caso después de que aparecieron estos dos testimonios a favor y además por el hecho de que el NYPD forzó la confesión. “Hincapié tiene un equipo legal brillante que logrará su total exoneración”, aseguró.
El abogado elogió a la familia Hincapié que los últimos años asistió a manifestaciones para pedir la liberación de personas que se creían encerradas injustamente.
Pero otro experto en leyes no es tan optimista. Eugene O’Neil, profesor del John Jay Collegue of Criminal Justice, indicó que la decisión “no significa que el juez crea que el acusado sea inocente. Solo cree que hay muchos conflictos en los testimonios que merecen ser resueltos en un nuevo juicio”.
El profesor añadió que, “según mi experiencia, cuando los fiscales creen que alguien está conectado con un crimen y sus quejas son falsas, intentan seguir el caso, porque liberar a alguien cuando hay evidencia en conflicto, significará que muchas personas peligrosas serían liberadas y eso es un error judicial. Sin evidencia científica muchos casos son débiles. Los fiscales son inflexibles cuando piensan que la persona no solo es culpable, sino que miente sobre su inocencia. Este parece ser el caso acá”.
Un cuarto de siglo tras las rejas
Johnny Hincapié, quien nació en Colombia, tenía 18 años cuando fue acusado junto a otros siete jóvenes por participar en el asesinato de Brian Watkins, un turista mormón de Utah. Watkins, de 22 años, se encontraba en Nueva York con su familia para asistir al torneo de tenis US Open, cuando fue atacado por un grupo de jóvenes en la plataforma del subterráneo de la calle 53 y la Avenida Séptima en Manhattan.
En el incidente, que ocurrió en la noche del 2 de septiembre de 1990, los jóvenes residentes en Queens se dirigían hacia un club nocturno, y para costearse la entrada —$15 cada uno— decidieron robar al azar.
De acuerdo a la copia de la moción, la única evidencia que apoya la condena de Hincapié fue una confesión obtenida a través de la fuerza física y la coacción en el interrogatorio policial.
Dentro de las nuevas pruebas que se presentaron, está la declaración jurada de Luis Montero, otro de los jóvenes acusados, que aseguró que Hincapié no estuvo en el lugar. Esta versión está respaldada por declaraciones hechas por otros dos de los convictos: Anthony Anderson y Ricardo López.
En conexión con este caso, Yul Morales —que admitió ser el que hirió mortalmente a la víctima— se encuentra en prisión de por vida.
Pero lo que cambió el destino del reo, y que se convirtió en la principal carta de la defensa fue la aparición, a principios de este año, de una testigo sorpresa, Mariluz Santana, quien testificó que Johnny no estaba en la plataforma cuando se cometió el crimen, sino un nivel más arriba. Adujo que el temor a represalias le hizo callar en el momento y que luego se olvidó del caso hasta que hace poco vio que el hombre seguía encarcelado.