La victoria de Jimmy Morales en Guatemala

El ganador debe tener en cuenta que estuvo lejos de recibir un mandato popular

El presidente electo de Guatemala, Jimmy Morales.

El presidente electo de Guatemala, Jimmy Morales.  Crédito: EFE

La victoria del comediante Jimmy Morales en las elecciones presidenciales de Guatemala cierra el vergonzoso capítulo de corrupción que mediante protestas populares desplazó del gobierno y tiene a un paso de la prisión al ex presidente Otto Pérez Molina. El proceso de elección y segunda vuelta es un ejemplo del afianzamiento de los recursos democráticos en la nación centroamericana.

El nuevo desafío comienza a partir de la toma de posesión el 14 de enero porque Morales recibe un país con una profunda desconfianza sobre el poder. Es cierto que la elección de un neófito político que nunca estuvo en la función pública por sobre funcionarios experimentados muestra el descontento del electorado con los políticos de carrera. Lo complicado es que el domingo pasado, en la segunda vuelta electoral, el abstencionismo fue el triunfador. Morales obtuvo el 70% de los votos emitidos por menos del 50% del electorado que fue a las urnas.

Esto coloca al ganador en una delicada posición ya que debe de gobernar careciendo de un respaldo mayoritario. Sus antecedentes de ser un nombre reconocido fuera de la política fueron insuficientes para convencer a la mayoría de los guatemaltecos sobre sus bondades. No se pudo ignorar que el grueso de su respaldo está en el sector empresarial, en la derecha militar y en el sector evangelista fundamentalista.

Morales debe tener en cuenta la realidad política que rodea su triunfo. Su misión es gobernar para los 15.8 millones de guatemaltecos de los cuales el 54% vive en la pobreza, garantizar la seguridad pública en una sociedad con más de seis mil muertos al año, combatir la corrupción  y ganarse la confianza popular. Para ello es necesario que mantenga un equilibrio entre los intereses de quienes lo respaldaron y los sectores más populares. La inmediata arremetida del sector empresarial contra el gasto público, después de la victoria de Morales, haciéndolo responsable de la corrupción es un ejemplo de las presiones.

Morales necesita de la oposición para gobernar. Ojalá todos los protagonistas del mundo político estén a la altura de este momento importante para Guatemala.

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