Editorial: No hay que cerrar las puertas

Va contra nuestros valores rechazar a los refugiados e inmigrantes por temor al terrorismo

Refugiados-Croacia

Crédito: EFE

El ataque en París realizado por ISIS está siendo aprovechado para mantener el discurso nativista y antiinmigrante dentro del Partido Republicano. Los precandidatos a la presidencia, y varios gobernadores, quieren cerrar la puerta a 10,000 refugiados sirios por temor a la infiltración terrorista. Este tipo de reacción no hace más que alimentar miedos internos que le dan una victoria a los terroristas, porque esu meta es estremecer el sentimiento de seguridad en las sociedades libres.

Los hechos de Francia recuerdan las vulnerabilidades de un sistema abierto ante un extremismo religioso y apocalíptico cuyos integrantes atacan con el fanatismo de kamikazes. Esto exige un gran esfuerzo por parte de las fuerzas de seguridad e inteligencia -respetando las libertades- y la atención del público sin caer en pánico. También requiere un equilibrio en el liderazgo político.

Esto último es lo que no vemos en el debate presidencial republicano en donde la mayoría de los precandidatos rechazan la propuesta del presidente Obama de recibir a los refugiados. Ted Cruz y Jeb Bush dicen que aceptarían solo a cristianos, a pesar que los más perseguidos son los musulmanes chitas. Marco Rubio cambió de postura y ahora ya no quiere refugiados porque está seguro que no se investigará adecuadamente sus antecedentes. Finalmente Donald Trump, exageró la cifra de refugiados, elevando a un cuarto de millón de personas.

Esta también fue la oportunidad para resaltar la necesidad de la seguridad fronteriza para evitar la infiltración terrorista, un tema recurrente en este debate.

Lo que convenientemente se ignora es que la mayoría de los atacantes no son inmigrantes ni refugiados, sino europeos y que hay características propias de Francia en este hecho. Además, que a diferencia de Europa que vive una avalancha espontánea de refugiados sirios, se averiguaría los antecedentes de los que vienen a Estados Unidos antes de llegar al país.

Es penoso cuando la reacción ante el terrorismo es amurallar las fronteras e ignorar una crisis humanitaria por miedo. El terrorismo triunfa cuando intimida a gobiernos y civiles. El liderazgo se muestra poniéndose a la altura de los acontecimientos, en vez de aprovecharlos para alimentar temores y rencores ya existentes en el electorado en contra de inmigrantes y extranjeros.

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