El dolor de crecer
Los padres deben poner atención a esta molestia para descartar la presencia de una enfermedad ósea o reumatológica
Si durante la tarde o la noche tu hijo siente dolor en ambas piernas, lo más probable es que esté experimentando los típicos dolores asociados al crecimiento. Aunque se trata de una condición benigna, es importante que prestes atención a los síntomas, ya que los malestares pueden ser ocasionados por alguna enfermedad ósea o reumatológica, incluso más grave como la leucemia.
Esta condición, explica el reumatólogo pediatra Esteban Alberto Ibarra Gutiérrez, se engloba dentro de una serie de condiciones denominadas dolores musculoesqueléticos de origen no inflamatorio y son causa frecuente de envío de pacientes a consulta.
Sin embargo, curiosamente, ocurren incluso en edades donde no se dan los picos máximos de crecimiento de los niños, ya que suelen presentarse entre los 4 y 12 años de edad, siendo ligeramente más frecuente en las niñas.
Dolores óseos causados por crecimiento es un término mal empleado, aclara el especialista, incluso hay quienes han propuesto que se denominen dolores nocturnos benignos de la infancia.
“Los dolores se caracterizan por ser profundos, de tipo calambre o con sensación de apretón. Comúnmente se manifiestan después de periodos de mucha actividad física”, explica Ibarra Gutiérrez.
Por lo general, se presentan durante la tarde o en la noche, nunca en la mañana, manifestándose en la parte posterior de las piernas (gemelos) o en los muslos. Siempre en ambas extremidades.
Sugerencias de los expertos
Por su parte, el hematólogo y oncólogo pediatra Teodoro Muñiz Ronquillo explica que los dolores por crecimiento se relacionan con las horas en que se presenta la distensión del periostio (cubierta externa del hueso responsable de la sensibilidad al dolor).
En caso de que los malestares persistan durante el día, y además provoquen limitación de la función, aumento de volumen de alguna articulación o dolor intenso persistente, habrá que descartar neoplasia, infección o enfermedad reumatológica.
“Al inicio los dolores pueden ceder con analgésicos, pero si después de 2 o 3 semanas no ceden, entonces es un síntoma de alarma”, comparte el oncólogo.
“Los dolores óseos que no son causados por el crecimiento pueden indicar tumores óseos, linfomas, leucemias, infecciones o enfermedades reumáticas como artritis idiopática juvenil o lupus eritematoso sistémico”, añade Ibarra Gutiérrez.
Aunque los problemas reumáticos en niños son poco frecuentes, es importante que no ignores las molestias que manifiesta tu hijo y observes su evolución.
A estar atentos
Si tu hijo presenta dolor en las extremidades evalúa:
- Lugar donde los refiere
- Horario en el que los presenta
- Síntomas que lo acompañan
Así lo dijo
“Los dolores por crecimiento nunca se acompañan de fiebre, pérdida de peso, sudoración nocturna o moretones”.
Teodoro Muñiz Ronquillo, oncólogo pediatra