Cinco excusas perfectas para no perdonar
Aprovechemos esta época de fiestas y reflexión para preguntarnos: ¿no perdonamos porque no podemos o porque en realidad no queremos?
Al terminar el año es usual que nos dé por la reflexión y comencemos a pensar en los ciclos que llegan a su fin, en los que no hemos terminado de cerrar y en lo que el año que termina nos deja en el corazón. Ponemos entonces en una balanza los momentos felices y tristes, las ganancias y las pérdidas, lo que hemos perdonado y lo que no.
Perdonar una ofensa, voluntaria o involuntaria, equivale a reconciliarte amorosamente con la fuente del daño, ya sea una persona o una situación. Para decirlo pronto: reconciliarte es aceptar lo que ocurrió, asumir las consecuencias sin hacerte daño ni buscar venganza, observar la experiencia sin dolor y aprender de ella. Suena poco menos que imposible, pero justo por eso perdonar cuesta tanto.
Si eres de las típicas que “perdonan, pero no olvidan” y en el fondo más oscuro de tu ser desearías que esa persona que te dañó pagara lo que te hizo con intereses agiotistas, tenemos algo para ti. Estas 5 excusas son perfectas para evitarte el enorme trabajo que es perdonar. Así podrás seguir atada a esos rencores que pesan como piedras y a esos malos recuerdos que te distraen del presente:
Excusa 1
Si perdonas, no podrás hablar mal de esa persona durante horas. Pocas reuniones tan largas y disfrutables como esos cafés con amigas para repasar el daño que te hizo, lo mal que te trató, cómo te gritó, lo miserable y ordinario que es, y cuánto has sufrido. Mejor sigue dedicando tu energía a esa persona negativa.
Excusa 2
Si perdonas, nadie podrá verte como víctima. Al dibujar a esa persona como un monstruo de Halloween, tú quedas como la chica buena de la película. Victimizarse es una de las mejores maneras de esconder nuestra verdadera personalidad… y a veces la escondemos tanto que la perdemos.
Excusa 3
Si perdonas, dejarás de odiar a alguien. Guardarle rencor a alguien implica que le dediques varios pensamientos al día, conversaciones enteras, dolores de estómago, llanto, enojos, etc., etc. Si le perdonas, ¿qué harás con tanto tiempo libre?
Excusa 4
Si perdonas, descubrirás tu parte de responsabilidad. Estamos tan preocupadas por revivir una y otra vez esa experiencia que nos hizo daño y a todos sus protagonistas, que perdemos de vista que el perdón comienza con reconocer nuestra responsabilidad en el hecho y perdonarnos a nosotras mismas. Casi siempre, en algo contribuimos, piénsalo.
Y finalmente, la excusa 5
Si perdonas, vivirás tranquila. Y tal vez hasta puedas ser feliz. ¡Qué aburrido!