La novela del romance entre judía y palestino gana el pulso a la censura

"Una barrera viva" es la obra de la escritora Dorit Rabinyan que ha levantado polémica en Israel. El Ministerio de Educación quería censurarla

El Primer Ministro Benjamin Netanyahu y su el exministro Gidon Sa'ar.

El Primer Ministro Benjamin Netanyahu y su el exministro Gidon Sa'ar.  Crédito: David Silverman | Getty Images

La apasionada relación de amor de una mujer judía con un hombre palestino, epicentro de la novela “Una barrera viva“, de la escritora Dorit Rabinyan, ha levantado una polémica identitaria en Israel al haberla prohibido el Ministerio de Educación por considerar que alienta a la “asimilación”.

Liat, israelí, y Jilmi, palestino, son los dos héroes de una historia ficticia que conmueve los cimientos de la identidad israelí, y que ha generado una ola de protesta por las redes sociales contra el ministro de Educación, Naftalí Bennet, líder del partido nacionalista religioso Hogar Judío.

He comprado hoy varios libros. Creo que es el libro que un día como hoy hay que entregar a los alumnos y alumnas“, escribió en su página de Facebook el jefe de la oposición y líder laborista, Isaac Herzog, instando a la población a comprarlo.

Para Herzog, “el acto agresivo e innecesario de censurar un libro basándose en una interpretación lineal de su contenido es otro ladrillo del muro del miedo, la segregación y la cerrazón que está levantando el Gobierno (del primer ministro israelí, Benjamín) Netanyahu”.

Dorit Rabinyan
La novela escrita por Dorit Rabinyan fue prohibida por el Ministerio de Educación de Israel.

Cientos de actores, publicistas, escritores e intelectuales en general, así como políticos y educadores, han alzado enérgicamente su voz contra el boicot que el ministerio ha impuesto a la novela de Dorit Rabinyan, escritora y guionista de conocida trayectoria local.

“Gader Jayá” (en hebreo), traducida al inglés como “Borderline” y publicada hace año y medio, es la historia de una traductora israelí y un artista palestino que se enamoran en Nueva York y que ven cómo su amor se resiste a apagarse cuando ambos deben regresar a Tel Aviv y Ramala, y afrontar la cruda realidad política de la zona.

Ganadora de varios premios locales y mucho más fructífera en su juventud que en la edad adulta, este último libro había pasado casi desapercibido hasta que numerosos profesores de literatura hebrea pidieron al ministerio incluirlo en la lista de recomendados para los niveles avanzados de la secundaria.

Los miembros de la comisión académica pertinente le dieron el sello de apto, informa hoy el diario Haaretz, pero dos altos funcionarios del ministerio consideraron que era inapropiado y ayer ordenaron borrar el título de la lista, para lo que contaron con el apoyo de Bennet.

Uno de los argumentos de este organismo es que hay que preservar “la identidad y la herencia de los estudiantes en cada colectivo social“, al tiempo que se incidía en que las “relaciones íntimas entre judíos y no judíos amenazan la separación de identidades“, agrega Haaretz, que hoy dedica su titular de portada al caso.

Desde entonces las quejas y denuncias han inundado las redes sociales, con famosos comprando el libro y sacándose una foto con él.

“Mis felicitaciones al Ministerio de Educación que ha conseguido hacer de ‘Una barrera viva’ un libro obligatorio de lectura”, decía el alcalde de la liberal Tel Aviv, Ron Juldaí, que califica la novela de “fascinante”.

 Isaac Herzog
Isaac Herzog es el líder del partido de la oposición.

La principal biblioteca de esta ciudad ha colgado un cartel en el que anuncia la disponibilidad del libro sin pago alguno, mientras las principales librerías hacían peticiones públicas a la editorial “Am Oved” para que les suministre más ejemplares, dada la demanda que ha generado la decisión.

Rabinyan, que entre 1995 y 1999 publicó con notable éxito sus dos primeras novelas -traducidas cada una a ocho idiomas-, ya tiene otro título entre los recomendados del Ministerio de Educación, pero llevaba 15 años sin publicar y todo lo que había sacado desde entonces era un libro infantil.

A la campaña de protesta se han sumado escritores de talla internacional como A.B. Yehoshúa (“Me siento ultrajado”), Hayim Beer (“Le daría a Bennet el título de miembro honorífico de Lehavá”, una organización de ultraderecha) y Natan Zach (“El ministro de Educación es tonto y con los tontos no hay nada que hacer”).

No obstante, todos coinciden con la autora en que Bennet ha dado en definitiva un impulso comercial a la novela, galardonada este año con un conocido premio local de literatura.

“De pronto me he convertido en un asunto noticioso, (…) ahora soy una personalidad pública”, dijo la escritora, con ironía, al servicio de noticias Ynet.

Y aseguró que su novela no atenta contra la identidad judía sino únicamente “refleja la complejidad de la sociedad israelí” y sus miedos frente a la asimilación.

Creen que prohibir el libro hará desaparecer el problema, pero el libro es sólo un espejo de la sociedad. Su gran fuerza está precisamente en la sensibilidad que demuestra“, afirmó la escritora israelí de origen iraní.

Elías L. Benarroch

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