Así sufren los adictos al sexo

Se trata de una condición mental que genera mucha culpa y afecta la conducta social como el alcoholismo y la drogadicción, pero que tiene tratamiento

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Los adictos al sexo van aumentando el número de masturbaciones, de consumo de pornografía y de todo lo relacionado con el sexo. Crédito: (Shutterstock)

Llamado antiguamente hipersexualidad, erotomanía, ninfomanía o satiriasis; la adicción al sexo se refiere a conductas en esta materia que alcanzan niveles obsesivos y compulsivos extremos; desviaciones o variaciones sexo-psicológicas que tienen cura y que es necesario tratar a tiempo.

No estamos hablando de lo que se siente en determinadas épocas apasionadas de la vida, como la adolescencia, cuando el sexo es tan requerido por los jóvenes. Hablamos de “la necesidad compulsiva de tener sexo”, sin importar si la otra persona quiere o no, si corresponde el lugar en el que estoy para hacerlo e incluso sin importar las vías para alcanzarlo.

Se convierte en algo irrefrenable, sin control y que afecta la conducta social, tal como el alcoholismo y la drogadicción. Según el sexólogo argentino Adrián Sapetti, el obsesivo sexual se caracteriza por ser muy mecánico y ritualista.

“Deben hacerlo siempre de la misma manera, con la misma secuencia. Con esto creen que neutralizan la angustia, pero solo logran volver a depender del ritual y así se sigue manteniendo el síntoma. La secuencia es: para no angustiarme debo practicar el sexo de tal manera y eso me calmará cada vez que la angustia reaparecerá. Pero como el ritual no logra cambiar el estado angustioso de base, éste aparece con el consiguiente ritual habitual”, señala.

Por la sanción social, la mayoría de los sexo-compulsivos no confiesan su problema y se guardan su dependencia por mucho tiempo. Sin embargo, en algún minuto esto explota y piden ayuda desesperadamente, pero una vez que ésta ya ha tenido sus consecuencias: quiebra económica, problemas maritales, despidos, depresión y sufrimiento, entre otros.

En medio de esta carrera, avanzan aumentando el número de masturbaciones, de consumo de pornografía y de todo lo que tenga relación con el sexo y les entregue así una tranquilidad mental para el lío que los atormenta.

Asimismo, después de cada encuentro, pasan días de vergüenza, incomodidad y sufrimiento por lo vivido y la manera en que se relacionan con la sexualidad.

Independiente de cuál sea el motivo gatillante de este problema en cada uno de los pacientes, es importante saber que tratar la adicción al sexo es posible.  Se puede reconducir el comportamiento, aprender a convivir con uno mismo y a tomar elecciones en materia de sexualidad, teniendo siempre el control sobre uno mismo.

– Karen Uribarri, periodista diplomada en Sexualidad Humana y SexBlogger

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