Obama: “He venido a enterrar el último remanente de la Guerra Fría”

En su último día en La Habana, Obama urgió a Raúl Castro y al pueblo cubano a abrazar la democracia y las elecciones libres

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Crédito: Getty Images

LA HABANA.- El presidente Barack Obama concluyó este martes su histórica visita a Cuba con un llamado a su gobernante, Raúl Castro, y al pueblo cubano a “dejar atrás el pasado” y abrirse al proceso democrático, la libre empresa y el respeto a los derechos humanos.

“He venido a enterrar el último remanente de la Guerra Fría en las Américas. He venido a extender la mano de la amistad al pueblo cubano”, dijo Obama en un discurso de media hora desde el emblemático Gran Teatro Nacional Alicia Alonso, televisado al pueblo cubano.

Salpicando su discurso con cubanismos y referencias al poeta y héroe nacional, José Martí, Obama repasó más de medio siglo de abismo ideológico entre EEUU y Cuba, y delineó los “valores comunes” que, pese a la acritud entre ambos gobiernos, han unido a ambos países.

Obama reconoció los problemas de justicia social en Estados Unidos –algunos de los cuales nombró ayer Castro en una rueda de prensa conjunta-, haciendo un recordatorio de la lucha por los derechos civiles.

Su discurso, según observadores, efectivamente sepultó la “Guerra Fría” para dar paso a  una “guerra dialéctica” sobre el futuro rumbo de la nación caribeña.

Obama inició su discurso con una condena a los atentados en Bruselas que dejaron al menos 34 muertos,  hizo un llamado a la unidad internacional contra el terrorismo, y prometió que EEUU “hará lo que sea necesario” para ayudar a las autoridades belgas a llevar ante la Justicia a los responsables.

Un llamado a la democracia

En su discurso, Obama señaló que pese a los “enormes problemas” sociales en EEUU, la democracia “es la forma en la que los resolvemos”, instó al régimen castrista a permitir mayores libertades políticas en la isla –como elecciones libres y el derecho incluso a criticar al gobierno- y aseguró que EEUU “no tiene la capacidad ni la intención de imponer el cambio” en Cuba.

“Los cambios que vengan dependerán del pueblo cubano”, subrayó Obama, una frase que se convirtió en una especie de mantra durante su visita a La Habana.

Obama recibió una ovación cuando nuevamente instó al Congreso de EEUU a que levante el embargo comercial contra Cuba, pero unió esa frase a la advertencia de que aún sin el embargo, “los cubanos no realizarían su potencial sin un cambio continuo acá en Cuba”.

EEUU no es una “amenaza”

Al dirigirse a Castro, presente en el salón, aseguró que su visita a La Habana “demuestra que no necesita temer una amenaza de Estados Unidos” ni a “las distintas voces del pueblo cubano y su capacidad de hablar, congregarse y votar a sus líderes”.

Asimismo, Obama defendió una larga lista de derechos humanos fundamentales como el acceso a la educación, el cuidado de salud, techo y comida, la libertad de expresión, la libertad de culto,  el derecho a manifestarse de forma pacífica y, en el marco de la democracia, la realización de “elecciones libres y democráticas”.

Un espacio para la disidencia

Tras su discurso, ampliamente elogiado por el cubano de a pie, Obama se reunió en privado en la sede de la embajada de EEUU con más de  una decena de activistas de la disidencia, incluyendo miembros de “Las Damas de Blanco”,  a quienes elogió por su “extraordinario coraje”.

Entre los invitados al encuentro de más de una hora se encontró Berta Soler, miembro de “Las Damas de Blanco” y quien fue brevemente arrestada el domingo pasado, horas antes de la llegada de Obama a la capital.

La reunión, criticada por el Partido Republicano y algunos miembros del exilio cubano como un gesto vacío, cumplió así con el objetivo de Obama de “escuchar directamente al pueblo cubano”.

Se trata, según explicó Obama, de “asegurar que ellos (el pueblo cubano) tienen una voz, y asegurar que sus preocupaciones y sus ideas están ayudando a moldear la política de EEUU” hacia la isla.

El Comité Nacional Republicano, sin embargo, señaló que el encuentro no fue más que una “reunión simbólica con disidentes preseleccionados”, y que, ante la ausencia de un “progreso real” en el área de derechos humanos o la libertad de prisioneros políticos, la visita de Obama “será recordada como un error histórico… que legitimizó un regimen comunista opresivo”.

Obama goza de mucha popularidad en Cuba, y en las calles de La Habana, su visita fue recibida, en general, con entusiasmo y optimismo.

Un partido entre amigos

Como último acto público, Obama y su familia asistieron a un partido de béisbol amistoso en el Estadio Latinoamericano entre los Tampa Bay Rays de EEUU y el equipo nacional cubano, que fue precedido por un momento de silencio por las víctimas en Bruselas, y un acto cultural en plena cancha.

Lo acompañaron miembros de su Gabinete presidencial, entre éstos el secretario de Estado, John Kerry, así como el gobernante cubano, Raúl Castro.

El Estadio, con capacidad de unos 55,000 butacas y bajo fuertes medidas de seguridad, se volvió una fiesta de banderas de EEUU y Cuba, en la que fanáticos cubanos y estadounidenses hacían “la ola” y echaban porras a sus respectivos equipos con gritos de “Cuba, Cuba!” y “USA, USA!”.

Entre el abigarrado público figuró el cubanoamericano Al Fox, presidente de la “Alianza para una Política Responsable hacia Cuba” y férreo defensor de la política de apertura hacia la isla.

Al Fox, presidente de la Fundación por una Política Responsable hacia Cuba, elogia los esfuerzos de acercamiento del presidente Barack Obama.
Al centro, Al Fox, presidente de la Fundación por una Política Responsable hacia Cuba, elogia los esfuerzos de acercamiento del presidente Barack Obama.

“El liderazgo que ha demostrado el presidente Obama ha sido remarcable. Tengo sangre cubana en las venas y para mí es algo muy emocionante… esta visita sólo puede mejorar nuestras relaciones “, dijo a este diario Fox, quien ha viajado durante 17 años a la isla y ha liderado numerosas delegaciones de gobernadores y legisladores de Estados Unidos.

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Imágenes del Estadio Latinoamericano en La Habana, donde el presidente Barack Obama presenció un juego amistoso de béisbol entre los Tampa Bay Rays y el equipo nacional cubano. Lo acompañaron su familia, miembros de su gabinete, y el presidente cubano, Raúl Castro.

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