A la espera de cambios, los cubanos se vuelven expertos en el arte de “resolver”

El florecimiento del "cuentapropismo" ha expandido la clase media, al estilo cubano

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Crédito: Getty

LA HABANA.- En un pequeño restaurante en el Vedado habanero, Yoharis Carrera celebra con su madre y su prima su reciente llegada a La Habana desde Tampa (Florida) y, aunque siente una punzante nostalgia, espera que el deshielo político entre EEUU y Cuba traiga prometidos cambios a la isla.

Carrera se siente privilegiado porque en Tampa, adonde emigró hace cinco años, ha encontrado un trabajo de construcción bien remunerado, que le permite enviar remesas a su madre, Arelis Mayet, una médico y especialista en enfermedades infecciosas que gana al mes unos 500 pesos cubanos o $20.

Al igual que millones de cubanos en la isla, ambos han aprendido el arte de “resolver”, de ganarle la carrera a las adversidades, la escasez y las carencias, ahondadas durante el “período especial” a finales de la década de 1990.

“A mí me emocionó la visita del presidente Obama, toda la población de Cuba sueña con que las cosas mejoren“, dijo Carrera, de 32 años y padre de dos hijos de 10 y siete años de edad, respectivamente.

El arte de “resolver” se palpa entre vecinos como máxima expresión de solidaridad, o en los taxistas que conducen desvencijados “almendrones”, o coches viejos, por calles pobladas de turistas.

“Los cubanos hacen muchas cosas para sobrevivir,  por tener un rayito de esperanza…al cubano le gusta hacer fiestas, algo para sonreír, porque hay tantas carencias, ”, señaló Mayet.

El cubano sufre el no cubrir sus necesidades básicas, pero tiene esperanza, aunque sea poca, de que las cosas van a mejorar. Hace falta que esas cosas en realidad sucedan”, enfatizó.

Reinaldo Ortega conoce bien el ambiente de carencias pero vuelca su talento en artísticas fotografías panorámicas y documentales de La Habana, las que realiza, dijo, casi “por milagro“,  para reflejar “los cambios y procesos de mutación que ha sufrido nuestra sociedad y de los que deviene un presente difícil de definir, inquietante y lleno de incertidumbre”.

“Resolver puede ser  una solución momentánea, pero producir debe ser un estilo de vida”, dijo Ortega, cuyas obras describen impresionantes paisajes del Malecón habanero, La Habana Vieja, y otros emblemáticos lugares de la ciudad.

“El cubano inventa del aire”

El propio presidente Barack Obama aludió a esa lucha de supervivencia en su discurso de ayer martes desde el Gran Teatro Nacional Alicia Alonso, en el que elogió  el ingenio del pueblo cubano.

En EEUU, tenemos un claro monumento a lo que el pueblo cubano puede construir: se llama Miami. Acá en La Habana, vemos ese mismo talento en cuentapropistas, cooperativas y viejos coches que aún corren. El cubano inventa del aire”, observó Obama.

El mandatario estadounidense reiteró su llamado para que el Congreso elimine el embargo comercial contra Cuba, pero también advirtió de que, aún sin esa medida punitiva, los cubanos no realizarán su potencial “sin un cambio continuo acá en Cuba”.

Un floreciente sector privado

Debido a los bajos salarios estatales –el promedio es de $20 al mes-, la reducida libreta de raciones alimentarias, el alza de los precios, u otras limitaciones económicas, muchas familias dependen de las remesas provenientes de EEUU, o se aventuran como “cuentapropistas”.

Se trata de trabajadores independientes o emprendedores, entre los que se incluyen maestros que ofrecen clases de inglés en sus hogares; manicuristas y estilistas, y los que establecen guarderías en sus casas, o servicios de tecnología.

También abarca a dueños de pequeñas tiendas, gimnasios, hostales, librerías, talleres de reparación, restaurantes y cafés, o los que arrendan habitaciones en sus viviendas.

El gobierno empezó a abrirse a la iniciativa privada en 2010 y, tan sólo el año pasado, se contabilizaron medio millón de licencias para abrir pequeños negocios -en comparación con alrededor de 100,000 antes de las reformas-, de las cuales cerca de una tercera parte fue a parar a jóvenes emprendedores.

Esperanza y escepticismo

Tras el deshielo iniciado por Obama en diciembre de 2014 y la serie de reformas económicas adoptadas por el gobierno cubano, en las calles de La Habana se escuchan reacciones de cubanos de a pie que van desde la esperanza hasta el escepticismo sobre las oportunidades económicas que previsiblemente se avecinan.

Carrera y su familia se encuentran entre quienes confían en la nueva era de apertura entre Estados Unidos y Cuba.

“Pienso que mi familia va a tener un mejor futuro, van a mejorar las relaciones… el cubano inventa de donde no hay, porque si no lo hace, su familia pasa muchas necesidades”, puntualizó Carrera.

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