La Crisis Siria: cómo respondemos hoy importa mucho
EEUU siempre ha entendido la protección a las familias víctimas de la violencia
Cuatro millones de sirios madres, padres y niños han huido de su país en los últimos cinco años como resultado de la guerra civil en Siria y el aterrador crecimiento de ISIS. La mayoría ha escapado a países vecinos, especialmente Egipto, Líbano, Jordania y Turquía, y muchos otros se han trasladado a Europa con la esperanza de poder encontrar un lugar pacífico y seguro. Cómo respondamos a esta crisis hoy será una forma de medir nuestra fuerza como nación mañana.
Consideremos que desde el 2011, sólo 1.541 refugiados sirios han sido admitidos en los Estados Unidos. Eso es solamente un poco más de 300 al año, o menos del 1% de los 70.000 refugiados que los Estados Unidos aceptan anualmente.
¿Por qué tan pocos? Cuestiones de seguridad y política son lo que más preocupa. Afortunadamente, las mismas ya se han discutido y están bajo control gracias a un proceso de revisión de refugiados que dura 18 meses –el más fuerte jamás puesto en marcha.
Nuestra negativa a actuar decididamente y con convicción acerca de Siria nos pone en riesgo de dejar de escuchar o de ver –o dejarnos conmover por- el dolor y el sufrimiento de niños y familias. Nos pone en riesgo de convertirnos en un pueblo indiferente y, por lo tanto, menos fuerte.
Nosotros en los Estados Unidos siempre hemos entendido que la protección de las familias y niños que son víctimas de la violencia, la guerra y persecución es a la vez una responsabilidad y un beneficio que nos da poder. En los últimos 50 años, por ejemplo, respondimos a la crisis de los refugiados de Vietnam en la década de 1970. En los 80s y 90s encontramos soluciones a la migración de refugiados cubanos, centroamericanos, y haitianos. Más recientemente, nos encontramos con las necesidades únicas de los niños no acompañados procedentes de El Salvador, Guatemala, Honduras quienes huyen de la violencia social y política.
La visita del papa Francisco a la isla de Lesbos atrajo la atención del mundo sobre la difícil situación de 53.000 refugiados atrapados en Grecia. El envió un mensaje de fortaleza al reubicar doce de ellos -tres familias sirias– en el Vaticano. Estos refugiados fueron seleccionados al azar y se encuentran entre los pocos afortunados. Pero es un solo un comienzo.
Para las decenas de miles que permanecen en Grecia su vida continua en limbo, tal como es el caso para millones de otras personas. Y mientras que la Unión Europea había acordado reubicar a 6.000 refugiados por mes, sólo a 46 se les ha permitido el paso seguro hacia Europa en el último mes y medio. ¿Por qué tan pocos? Una vez más, hay muchas y complejas razones políticas y sociales.
Por esta razón, el liderazgo y visión son necesarios, y los Estados Unidos tienen la fuerza y la habilidad para dar ejemplo. La tarea es clara, incluso si la misma es difícil:
- Poner fin al conflicto en Siria
- Construir una paz que permita a los refugiados sirios -incluyendo las minorías étnicas y religiosas- a regresar a sus hogares y reconstruir sus ciudades
- Proporcionar asistencia humanitaria a los refugiados que han huido a los países vecinos
- Proporcionar ayuda al desarrollo para los países que han dado acogida a los refugiados de tal forma que sean capaces de cuidarles
- Proporcionar 100.000 cupos anuales de reasentamiento para los refugiados que huyen del conflicto en Siria
- Designar 100.000 refugiados adicionales para que puedan ser reasentados en los Estados Unidos provenientes de otros países
Estos remedios no tienen que ser permanente o fijos. Lo único que necesitan es responder a la crisis actual.
Sabemos que la forma en que respondamos hoy es una medida de lo seamos mañana.