Inseguridad y desamparo desataron linchamiento en Teotihuacán
Los pobladores de Teotihuacán linchó a tres secuestradores, dos de ellos murieron
Teotihuacán – La desconfianza hacia las fuerzas de seguridad, la sensación de desamparo y un enardecido sentido de comunidad condujeron a centenares de moradores de un pueblo del central Estado de México a linchar brutalmente a dos secuestradores.
En Atlatongo, de unos 5,000 habitantes, este miércoles todo parecía en calma en su plaza central, donde apenas un día antes una turba de 600 personas acabaron, golpe a golpe, con dos presuntos secuestradores del joven Ezequiel Flores, un hombre y una mujer, y dejaron malherido a un tercero.
Repicaron las campanas de la iglesia que hay justo al lado de esta plaza, arbolada y con un parque infantil, y la gente se echó a la calle como en anteriores ocasiones; es la alarma que despierta al pueblo ante un inminente peligro.
“Se agarraron unos secuestradores y el pueblo está unido. No supieron donde se metieron. Sucedió una primera vez y esperemos que no suceda otra vez, porque volveremos a hacer lo mismo”, dijo hoy a Efe Artemio Valencia, uno de los residentes de este poblado dedicado al comercio y al cultivo.
Dos horas después de que sonaran las campanas, a este pueblo que queda en la misma carretera que lleva a las turísticas pirámides de Teotihuacán -a una hora de la Ciudad de México- llegaron centenares de fuerzas de seguridad, relató hoy el secretario de Gobierno del Estado de México, José Manzur.
Pero fue demasiado tarde. Octavio Ramírez, de 31 años y originario del sureño estado de Guerrero, y Nallely Pérez, de otra localidad del Estado de México, ya estaban al borde de la muerte.
Ella perdió la vida de camino al hospital y él en la misma glorieta en la que hoy apenas había rastros del intenso tumulto horas antes.
Solo una botella rota y unas piedras levantadas que utilizaron los moradores cuando los antimotines les lanzaron gases lacrimógenos para disolver la turba y sacar a los criminales.
El tercero ya no estaba en la plaza, pues varios pobladores se lo llevaron a una supuesta casa donde estaba el joven secuestrado, pero al no encontrarlo se fueron a una comisaría y entregaron al criminal a la Policía.
Este momento desencadenó un segundo altercado cuando 18 pobladores fueron interrogados durante horas, hasta que fueron puestos en libertad por falta de pruebas, y la Fiscalía del Estado de México sigue investigando a los responsables del linchamiento.
Uno de los detenidos es el esposo de Lourdes Villaseca, que hoy señaló que Atlatongo “no es un pueblo peligroso”, pero la gente “ya está harta”.
A su hija de 13 años hace unos meses la “agarraron a patadas” en una de las calles principales y le quitaron el teléfono.
“No hay seguridad, y si la Policía se lleva a estos criminales, enseguida los sueltan para seguir recibiendo dinero”, denunció Valencia.
Una opinión que secunda Minerva, que explicó que últimamente “andan robando” más de lo habitual y la Policía “no hace mucho”, por lo que ve normal que se pegara a los delincuentes para “sacarles información, no por otra cosa”.
Y es que en Atlatongo, así como en otros pueblos de México donde esporádicamente se dan a conocer estos crudos sucesos, se toman la justicia por su mano.
Según un estudio de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), de 2010 a 2014 se registraron 160 linchamientos en el país.
Dos conocidos del chico secuestrado que participaron en el linchamiento y no quieren dar su nombre lo explicitaron así: “El pueblo es pasivo, pero no queremos que pasen estas cosas”.
Contaron que la chica reconoció ser secuestradora y encargarse también de desaparecer a niños, lo que enloqueció más a la turba y terminaron matándola.
Están visiblemente cansados porque permanecieron en la plaza de Atlatongo, perteneciente al municipio de Teotihuacán, cuando el alcalde, Arturo Cantú, se acercó para hablar sobre la liberación de los 18 vecinos arrestados, que al final tuvo lugar de madrugada.
“Jamás fui retenido”, dijo hoy a Efe el edil, desmintiendo varios medios locales que apuntaban a ello. Además, resaltó que este tipo de sucesos son “aislados” y descartó un problema de seguridad en el pueblo.
Un policía estatal, Víctor, arrancó hoy su jornada de 24 horas en el pueblo y dijo que estaba todo tranquilo y no temía represalias.
A pesar de ello, tanto la pequeña comisaría municipal como la Casa de Cultura de la plaza, están cerradas a cal y canto.
Ni un cordón policial rodeaba la glorieta donde el martes murieron estas dos personas.
Angélica Medina, propietaria de una tienda de ropa frente a la plaza y testigo del linchamiento, dio la razón al presidente municipal y explicó que la Policía sí apoya al pueblo, aunque a menudo hay robos.
Y ante estos, u otras faltas o injusticias, es cuando este actúa unido y sin resquebrajarse.
“Si a usted le hacen algo y saben que es inocente, trabajador y honrado, no le dejan solo. Y proceden contra los demás”, resumió esta mujer oriunda de Atlatongo.
El joven secuestrado fue hallado esta madrugada con vida y en buen estado de salud. Contó a la autoridad que una cuarta persona implicada en el suceso lo abandonó en una carretera, y ya reconoció a los tres sospechosos del crimen ante la Fiscalía.