La bomba boricua Iris Chacón llega al Festival Loisaida
El Festival de Loisaida, barrio del Bajo Manhattan que en la década de los 70 fue adquiriendo su fisonomía bajo la presencia boricua, cumple 29 años, enfatizando que la cultura puertorriqueña es una sola
“Loisaida Inc. fue una de las primeras organizaciones latinas, lo que llaman grassroot, del vecindario desde 1978. A mediados del 2000 pasó por problemas de financiamiento, como muchas organizaciones pequeñas sin fines de lucro, hasta que el Acacia Network básicamente la salvó de correr la misma suerte que otras. Es entonces que entro revitalizando lo que era ya un festival con una lealtad y una historia increíble”, nos cuenta Libertad Guerra, antropóloga e investigadora que desde hace dos años es directora de Loisaida Inc. “Mi estrategia se enfocó en revitalizar la programación y expandirla, creando un contenido cultural con referencias históricas, y enfatizando la huella latina. También hemos creado un programa colateral en el que se se realizarán actividades, como el Laboratorio de teatro, en los parques vecinales”, añade.
“En este año en particular, en solidaridad con la crisis en Puerto Rico, decidimos hacer un énfasis en el legado puertorriqueño del festival y del vecindario. Buscando una avenida y estableciendo un puente continuo para que la gente sienta que no tiene que abandonar la isla para tener una plataforma acá y que ambos espacios son parte de la nacionalidad. Eso es lo que refleja esta tarima”.
Y no son solo palabras. Dos generaciones, que representan además las dos mitades simbólicas de la cultura boricua, coaniman el festival: Iris Chacón, icónica Vedette de América, más borinqueña que las palmas y JW Cortes, el detective Carlos Alvarez de la popular serie “GOTHAM” de Fox; con un lineup de divas que rompen cualquier barrera de género.
Por increíble que parezca, la bomba sexy puertorriqueña nunca había pisado la tarima del histórico festival. “Es la primera vez y estoy supercontenta de que me hayan invitado y compartir coanimando con JW”, nos dice Iris Chacón en un aparte dentro de una maratónica sesión de entrevistas, recibiéndome con un libro, previamente dedicado, en la mano. “Es mi autobiografía. La historia de mi vida”. El libro que puede comprarse en Irischacon.com, surgió a pedido de sus fans en las redes. “Con todos los detalles que me preguntaban”. Cuando yo comencé no habían redes para comunicarse directamente con los fans. Es un aventaja que tienen las nuevas estrellas como JLo para llegar a sus seguidores”, dice Iris.
Con un cuerpo curvalicious antes que JLo, Beyonce o Kim Kardashian, la showgirl original, estableció muchos de los parámetros de la industria e incluso comenzó un eruptivo crossover al mercado anglo que nunca concluyó. “Entonces no había la confianza de hoy día en los artistas latinos. Pensaban que no íbamos a llenar los lugares. Y aunque estuve en Radio City con muchísimo éxito, en Madison Square Garden. Y en los programas de David Letterman, Joan Rivers… Los hice todos. En realidad nunca tuve ese agente, ese mánager, que moviera mi carrera internacionalmente, y llegó un momento en que estaba tan bien establecida en Puerto Rico con programas en la radio y la televisión, haciendo películas, que sentí era innecesario seguir insistiendo en el mercado anglo”.
Cuando le pregunto qué siente al ser considerada una precursora de las divas modernas y del ideal estético más voluptuoso le brillan los ojos con la misma intensidad de siempre. “Es un orgullo y un honor haber sido la precursora, como dices, la primera en crear ese estándar para el show business. Cuando yo lleve a la vedette a la televisión, estaba sin saberlo rompiendo un esquema: antes era diferente pero hoy para tener éxito tienes que cantar, bailar, tener un cuerpo bonito”.
Maxine Ashley nació en el Bronx bajo la sombra de los estándares que rompió Iris Chacón. Con un talento vocal excepcional, la nueva revelación del R&B y protegida de Pharell, forma parte de esa generación que yo llamo Americans with a flavor (americanos con sabor), ya que su acento “orgullosamente del Bronx” y su ADN musical no la lanzan al nicho de ninguna minoría.
“Nací dentro de la música. No tuve opción”, dice sonriendo. “He sido muy afortunada y bendecida de nacer en una familia así”. Sus padres tocan en una banda de salsa, y en cuanto descubrieron su talento apoyaron su carrera. “Desde niña viajo constantemente a Puerto Rico a visitar a mi abuela, pero sobre vengo de una familia orgullosa de sus raíces en el Bronx, de los que he aprendido que el hecho de vivir en Estados Unidos no significa que haya que olvidar tu cultura, de donde vienes”.
