Piden prohibir publicidad de alcohol en el Subway

Expertos aseguran que estos anuncios representan un riesgo para la salud de los niños y adolescentes

En Nueva York el metro es el principal medio de transporte para la mayoría de las personas, incluidos los adolescentes. Así que ver este tipo de publicidad es inevitable.

En Nueva York el metro es el principal medio de transporte para la mayoría de las personas, incluidos los adolescentes. Así que ver este tipo de publicidad es inevitable. Crédito: Adi Talwar | City Limits

Es un día de escuela. Por la mañana los estudiantes se encuetnran camino a clases. Unos van caminando despacio. Otros van montados en los vagones del metro o esperan de pie sobre las plataformas del Subway. Muchos están escuchando música. Otros van leyendo. Algunos tienen sus ojos puestos en una pantalla.

Los vagones del metro muestran anuncios publicitarios de bebidas alcohólicas. También se ven en las plataformas del Subway. Los estudiantes echan un vistazo a la publicidad, que ha sido diseñada para llamar su atención.

Anuncios de este tipo son tan desconcertantes como preocupantes para Christopher McKay, el ministro de la juventud en la Iglesia de Dios de la Profecía en El Bronx.

“Tú no permitirías que los autobuses escolares tuvieran publicidad de bebidas alcohólicas y, fundamentalmente, para los jóvenes de la ciudad de Nueva York los trenes son sus autobuses escolares, y todos los días ellos están viendo anuncios que tratan de influenciarlos para que empiecen a beber a temprana edad”, dice McKay. “Es bastante evidente que los jóvenes que realmente no pueden valerse por sí mismos están en la mira”.

McKay añade: “Cuando estaba en Riverdale no vi el mismo tipo de anuncios”.

Tiene razón: La distribución de los anuncios de bebidas alcohólicas en el metro no es al azar. Estos carteles publicitarios se colocan, con una frecuencia significativamente mayor, en las plataformas del Subway que usan quienes van a la parte alta de El Bronx que en aquellas cuyos usuarios se dirigen al centro de la ciudad, según un estudio de 2016 publicado en la Revista Internacional de Medicina y Salud del Adolescente.

Otras ciudades han mostrado un patrón similar. “Existe una clara evidencia en nuestro estudio de 2011 del sistema de tránsito de Boston que los anuncios de alcohol están dirigidos de forma desproporcionada hacia las comunidades vulnerables”, afirma Michael Siegel, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston.

El patrón existe en otros lugares. Un estudio realizado en Chicago en  2009  sobre Salud étnica encontró “que los jóvenes que asisten a escuelas con un 20% o más de   estudiantes hispanos estuvieron expuestos   6.5 veces más a publicidad de alcohol que los  que asisten a escuelas con menos del 20% de escolares hispanos”. Y “las escuelas con 20% o más de estudiantes hispanos también estaban rodeadas por más anuncios publicitarios de cerveza y alcohol en bares y tiendas de licores”.

En 2012 el sistema de tránsito de Boston adoptó la norma de no aceptar publicidad de bebidas alcohólicas. Ahora, algunos están pidiendo que la MTA de Nueva York siga su ejemplo.

En la ciudad de Nueva York, el transporte público es el principal medio de transporte para la mayoría de las personas, incluidos los adolescentes. Así que ver este tipo de publicidad en el transporte público es inevitable”, señala David H. Jernigan, PhD, profesor asociado de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, y director del Centro de Juventud y Comercialización del Alcohol, apoyado por los CDC. “La conclusión es que se trata de un problema de salud pública. Queremos reducir la exposición de los niños a la publicidad de bebidas alcohólicas”.

City Limits contactó a la MTA sobre los anuncios de alcohol en el metro. Un portavoz de la MTA, Kevin Ortiz, respondió mediante el envío de una copia de la actual Política de Publicidad de la MTA, efectiva en abril de 2015.

Estas directrices prohíben la publicidad de tabaco y las relacionadas con productos del tabaco y prohíben anuncios que promuevan o se opongan a la elección de un candidato para un puesto federal, estatal o local.

Está claro, pues, que la MTA está dispuesta a prohibir determinadas categorías de anuncios. Pero la política actual MTA no dice nada en absoluto sobre el alcohol.

Los anuncios importan

De acuerdo con el estudio publicado en la Revista Internacional de Medicina y Salud del Adolescente, en una sola línea del metro que atraviesa El Bronx y Manhattan, “fueron identificados un total de 26 anuncios que comercializaban una bebida alcohólica. En otros 24, aunque publicitaban otro tipo de producto o servicio, el alcohol estaba presente”.

Hubo un “promedio de 1.5 anuncios en las líneas hacia el norte de la ciudad (que se dirigían hacia el condado con el más bajo ingreso) frente a 0.06 anuncios en las líneas del downtown (con dirección al condado con el ingreso promedio más alto)”. Los resultados tienen un significado estadístico.

Los anuncios podrían tener consecuencias en la vida real. Un estudio de 2009 en el American Journal of Public Health evaluó la relación entre la exposición a la publicidad de alcohol al aire libre y el problema de alcoholismo entre 139 mujeres afroamericanas con edades entre 21 a 49 años en Central Harlem y “encontró que la exposición a los anuncios se relaciona positivamente con problemas con la bebida (con una probabilidad de 13% ). Los resultados sugieren que la densidad de los anuncios de bebidas alcohólicas en los barrios predominantemente afroamericanos puede sumarse al problema de consum de alcohol de sus residentes”.

Al investigar la colocación de los anuncios de bebidas alcohólicas en Central Harlem, un estudio de 2007 en “Alcohol y Alcoholism” concluyó que, “barrios predominantemente negros continúan teniendo una alta exposición a la publicidad de bebidas alcohólicas, incluyendo alrededor de los sitios en los que se congregan los jóvenes”.

“Las actitudes de la gente, las imágenes que vienen a la mente en relación con la bebida, la imagen de cuál es la relación de una persona madura con el alcohol, son cosas que importan”, dijo Diana Silver, profesora de salud pública mundial y políticas de salud pública en la Universidad de Nueva York. “La cantidad de publicidad de bebidas alcohólicas, el contenido de la misma, y el lugar dónde se coloca la publicidad está relacionada con la forma en que pensamos sobre la bebida”.

De hecho, las investigaciones sugieren que la publicidad de alcohol funciona, y funciona muy específicamente: Los jóvenes son más propensos a beber el tipo de alcohol que se les comercializa, incluso si se trata de una opción más costosa. “Los jóvenes son sensibles a la marca de alcohol” y “no beben lo que pueden conseguir a bajo precio, sino que responden a la propia marca”, concluyó una encuesta nacional de 1,032 jóvenes de entre 13 y 20 años que habían consumido al menos una bebida alcohólica en los últimos 30 días.

Ese estudio de 2014 sobre “Uso y Mal Uso de Substancias” encontró que en cada una de las siguientes categorías la marca más popular para los bebedores de edades comprendidas entre 13 a 20 no era la más barata: Bud Light entre las cervezas, Smirnoff Malt entre los FAB, Jack Daniels entre los whiskies americanos, el capitán Morgan entre rones y Smirnoff entre los vodkas; y dentro de los 30 días de la encuesta, cada una de estas marcas había sido consumida por más de 100 de los encuestados.

“Más de veinte estudios a largo plazo encontraron una asociación entre la exposición de los jóvenes a la comercialización del alcohol y la forma de beber de éstos –los que están expuestos a la publicidad de alcohol a corta edad, es más probable que empiezan a beber o si ya lo hacen a beber más”, explica Jernigan.

“Teniendo en cuenta la posibilidad de que los niños pueden estar influenciados por la exposición a la publicidad de alcohol en el transporte público, existe un interés de la salud pública en la limitación a esta exposición”, dice.

Las tasas y los riesgos

Las investigaciones demuestran que los adolescentes de Nueva York suelen beber, y que la bebida puede tener un grave efecto sobre el desarrollo del joven.

De acuerdo con un informe de 2014 de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), entre los estudiantes de secundaria de la Ciudad 26.5% de las mujeres y el 22.7% de los varones beben alcohol; 10.4% de los varones y el 11% de las mujeres reportaron tomar cinco o más bebidas seguidas; y el 1.1% de las mujeres y el 2.1% de los varones que tomaban 10 o más bebidas consecutivas.

En particular, para cada una de las categorías mencionadas los CDC presentaron datos de 21 de los más grandes distritos escolares urbanos de los Estados Unidos, y las tasas de consumo de alcohol de los estudiantes de la escuela secundaria de la ciudad de Nueva York es considerablemente inferior a la media en cada una de las categorías.

Un estudio presentado en 2008 en el Journal of Adolescent Health de más de 700 niñas de sexto grado en siete escuelas de la Ciudad de Nueva York, en sectores de bajos ingresos,   encontró que sólo cuatro de los padres eran conscientes que sus hijas habían consumido alcohol en el último año. En contraste, el 22% de las niñas reportó ha bebido durante ese período.

De acuerdo con el ejemplar de diciembre de 2008 de la publicación Vital Signs del   Departamento de  Salud e Higiene Mental de NYC,adolescentes que bebieron alcohol en el último mes tuvieron casi dos veces más probabilidades de haber quedado embarazadas o dejado a alguien embarazada que aquellos que no bebieron (9%   frente al 4%)”. Además, “los muchachos activos sexualmente que bebían o usaban drogas antes de la última vez que tuvieron relaciones sexuales eran tres veces más propensos a informar que dejaron a una chica embarazada que los niños que no lo hicieron  antes del sexo. (34% frente al 10%)”.

Un estudio publicado en la revista American Journal of Public Health en 2005 y realizado con 1,034 jóvenes afroamericanos e  hispanos que asistían  a la escuela secundaria en Brooklyn encontró que “los que comenzaron a beber a temprana edad eran más propensos a reportar problemas posteriores con el alcohol,  relaciones sexuales sin protección, múltiples parejas, estar borrachos o drogados durante las relaciones sexuales y embarazos”.

Según los CDC, el alcohol juega un papel sustancial en las tres de las principales causas de muerte entre los jóvenes: las lesiones no intencionales, los suicidios y homicidios.

Un estudio de 2012 publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias encontró que el alcohol afecta la maduración estructural del cerebro. El estudio con 735 personas con edades comprendidas entre los 4 y 21 años mostró que a los menores que bebían grandes cantidades se le había reducido el volumen del cerebro en áreas asociadas con la “atención ejecutiva, el control cognitivo, y la autorregulación”.

Peligros para la salud

En 2011, hubo más de 6,000 visitas a las salas de urgencias relacionadas con el alcohol entre los neoyorquinos menores de 21 años. Beber en exceso está  asociado con lesiones, agresiones, embarazos no deseados, la violación, relaciones sexuales sin protección, estar demasiado intoxicado para saber si el sexo fue consensual e intentos de suicidio.

Según los CDC, los estadounidenses que comienzan a beber antes de los 15 años tienen mucho mayor riesgo de desarrollar dependencia del alcohol más adelante. A largo plazo, el consumo excesivo de alcohol se asocia con infarto del miocardio y accidentes cerebrovasculares, cánceres de la boca, la lengua, la garganta y de mama, con accidentes automovilísticos y lesiones de peatones y con el síndrome de alcoholismo fetal.

Piden prohibir publicidad

En 2016 lanzaron la campaña Construyendo un Transporte Libre de Anuncios de Bebidas Alcohólicas (BAAFT), que cuenta con el apoyo de alrededor de 160 organizaciones, incluidos grupos de salud pública, hospitales, coaliciones de prevención, organizaciones religiosas, pequeñas empresas”, según Robert Pezzolesi, que fundó la New York Alcohol Policy Alliance en 2010.

De acuerdo con Pezzolesi, BAAFT llevó el tema al concejal Daniel Dromm (Queens), quien, en diciembre pasado, con 11 copatrocinadores, presentó una resolución “pidiendo a la Autoridad Metropolitana de Transporte, al gobernador y a la Legislatura estatal prohibir la publicidad de bebidas alcohólicas en el metro, autobuses y otras propiedades del New York City Transit”.

Mientras que la prohibición de la publicidad de alcohol en el metro costaría a la MTA algunos ingresos por publicidad, podría ahorrar a la Ciudad de los costos de salud asociados con el alcohol.

Las hospitalizaciones de los menores de edad que beben en EEUU, tienen un costo aproximado de $755 millones –con más de la mitad de este costo total atribuible a los jóvenes que sufrieron lesiones”, según al estudio “Substance Use and Misuse”, realizado en 2016 .

No está claro qué proporción de ese total correspondería a Nueva York, del mismo modo que es poco probable que los gastos de hospital sean los únicos costos que impone el alcoholismo juvenil.

Texto de Bob Kirsch/City Limits. Para leer la versión en inglés visite: CityLimits.org.

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