Deuda estudiantil en EEUU, un yugo para los universitarios y jugosa ganancia para otros

En el Congreso abundan medidas para ayudar a los estudiantes pero ninguna ha sido aprobada

Estudiantes

Estudiantes Crédito: archivo,

WASHINGTON.- La galopante deuda estudiantil ya supera el billón de dólares en EEUU y ha sumido en la asfixia económica a decenas de millones de estudiantes, pero también ha forrado los bolsillos de las universidades, los gobiernos estatales, y hasta corporaciones de Wall Street, sin que haya a la vista una ayuda del Congreso.

Por si no fuesen suficientes los estragos de la “Gran Recesión” de 2008, los que se graduaron esta primavera desfilaron con algo más que su diploma: una enorme deuda y un difícil panorama salarial debido a la débil recuperación económica.

En la actualidad, se calcula que más de 40 millones de personas acarrean una deuda estudiantil conjunta que supera $1,3 billones, una cifra por la que, por lo general y contrario a la deuda de tarjetas de crédito, los estudiantes no pueden ampararse a la ley de bancarrota.

Grupos que exigen acción del Congreso atribuyen la crisis a la privatización del sistema de financiación universitaria.

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El asunto ha llegado hasta la contienda presidencial, con propuestas demócratas cuyo futuro dependerá, en buena medida, en la futura reconfiguración del Congreso tras los comicios de noviembre próximo.

¿Quiénes se lucran de esta crisis?

Cuando vemos quiénes se lucran de la situación actual, o que ayudaron a crearla, yo diría que en primer lugar están las universidades, porque son las que reciben los préstamos. Mientras el porcentaje de estudiantes con incumplimiento de pago sea menos del 30%, estas van a seguir recibiendo los préstamos y generando ganancias”, dijo a este diario Ben Miller, analista del Centro para el Progreso Estadounidense (CAP, en inglés).

Tan solo en 2009, las universidades con fines de lucro obtuvieron $26,500 millones en préstamos y becas federales y, aunque tienen menos del 10% de la población universitaria, conformaron ese año el 44% de los préstamos federales que cayeron en morosidad.

En segundo lugar, según Miller, están los gobiernos estatales, que en la década de 1980 subsidiaban tres cuartas partes del costo en las universidades públicas pero, en la actualidad, el porcentaje ronda apenas el 50%.

El tercer grupo lo conforman las empresas contables especializadas en la recolección de la deuda, porque se llevan una “tajada” del monto total. Se calcula que unos ocho millones de estudiantes afrontan incumplimiento en sus pagos.

Por último, aunque en menor cuantía, están las instituciones financieras privadas, que en su conjunto conceden préstamos por unos $100,000 millones.

Una deuda que empobrece

Un análisis reciente del Instituto de Política Económica (EPI) describió un panorama desolador para quienes formaron parte de la clase de graduados de 2016 e inician su ingreso al mercado laboral.

Como el costo universitario ha crecido más que el salario familiar medio, la mayoría de los estudiantes –principalmente los de hogares pobres o de ingresos moderados- no tiene más remedio que sacar préstamos pero, con escasas posibilidades de encontrar empleos bien remunerados, es casi seguro que no podrán pagarlos.

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Según el documento, entre 2004 y 2014, hubo un incremento del 92% en el número de estudiantes que solicitaron préstamos y un aumento del 74% en el balance promedio de esos préstamos.

“Debido a las limitadas oportunidades de empleo, el estancamiento salarial, y el galopante costo de la educación superior, las universidades se están convirtiendo en una inversión cada vez más difícil”, advirtió EPI.

En general, los universitarios recién graduados tienen un salario promedio de $18,53 la hora, apenas un incremento del 0,7% respecto al año 2000, y ese estancamiento salarial refleja el continuo declive en el crecimiento de salarios en este país, según EPI.

Este mapa interactivo, creado por el proyecto “Generation Progress” del Centro para el Progreso Estadounidense analiza el impacto de la crisis en cada código postal de EEUU y deja en claro que las minorías de clase media “son las más perjudicadas” por el impago de la deuda.

En el área de Los Angeles (California), los afroamericanos y los latinos son los más golpeados por la crisis, según el mapa.

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Promesas electorales

En cada foro público, la virtual candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, describe los problemas sociales más acuciantes de EEUU y promete a los votantes que “la ayuda ya está en camino”.

En su propuesta más reciente, Clinton reveló ayer su llamado “Nuevo Compacto para las Universidades”, con el que pretende ampliar el acceso de la generación de los “Millenials” a la enseñanza superior y ayudarlos a reducir la exorbitante carga de los préstamos estudiantiles.

La propuesta, que ha sido elogiada por los sindicatos de maestros, presta algunas ideas de su rival en la contienda, Bernie Sanders, pero dependerá en parte de cómo quede el Congreso tras los comicios del próximo 8 de noviembre.

En ese sentido, Miller expresó confianza en que, aún si los demócratas recuperan sólo el control del Senado, “eso incrementa la posibilidad de que el asunto (de la deuda estudiantil) se ponga sobre la mesa y propicie un diálogo” que conlleve a soluciones consensuadas.

Trump, por su parte, ha echado la culpa de la crisis al Programa Federal de Préstamos Estudiantiles que, según él, generó ganancias por $41,300 millones en 2013. Pero aún no ha ofrecido un plan concreto para fomentar el acceso a las universidades, y ha recetado la eliminación del Departamento de Educación.

¿Hay ayuda inmediata?

Por ahora, en el Congreso pululan varias medidas para mitigar la crisis de la deuda estudiantil, centradas en el refinanciamiento de la deuda a bajos intereses; sanciones contra instituciones que timan a los estudiantes, y presiones para que los estados inviertan más en la educación superior para así reducir el costo total para los estudiantes.

Pero ninguna medida ha sido sometida a votación, y la crisis continúa su marcha.

En octubre del año pasado, por órdenes del presidente Barack Obama, el Departamento de Educación estableció el programa federal “Revised Pay As You Earn Plan” (“REPAYE”, por su sigla en inglés), para ayudar a los jóvenes a manejar los plazos y mensualidades de sus préstamos.

Para los estudiantes con préstamos federales y que reúnan los requisitos, el programa limita los pagos al 10% del ingreso discrecional del estudiante, sin importar su situación financiera,  y perdona la deuda de estudiantes de posgrado después de un plazo de 25 años, entre otros elementos.

Por su parte, la Oficina de Protección Financiera para los Consumidores (CFPB en inglés), aconseja a los jóvenes a no caer en la trampa de empresas prestamistas que, con atractivos anuncios comerciales dirigidos a estudiantes pobres, ofrecen préstamos “al instante” pero con altísimas tasas de interés que en algunos casos superan el 300%. Es receta para  una deuda impagable.

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Congreso deuda estudiantil EEUU Elecciones 2016

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