Editorial: Por un vicepresidente latino
Si un latino fuese candidato a vicepresidente, muchos votantes latinos se sentirían compelidos a apoyarlo.
Las campañas de Donald Trump e Hillary Clinton deciden quiénes serán sus compañeros de fórmula para el puesto de vicepresidente de EEUU.
Del lado republicano, en cualquier momento se sabrá: Pence, Christie, Gingrich, o un candidato sorpresa.
Del lado demócrata se habla de al menos tres hispanos posiblemente considerados como compañeros de fórmula de Clinton: el congresista Xavier Becerra que desde 1993 representa en la Cámara Baja al centro de Los Ángeles; el secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano Julián Castro y el secretario de Trabajo Tom Perez. También mencionan al congresista Joaquín Castro, el exsecretario de Energía y exgobernador de Nuevo México Bill Richardson, el exalcalde de San Antonio y exsecretario de Vivienda Henry Cisneros, o a Ken Salazar, exsecretario del Interior.
Como se ve, personas calificadas no faltan.
Del lado republicano, el gobernador de Nevada Brian Sandoval o la gobernadora de Nuevo México Susana Martínez.
Entonces, ya es hora de un vicepresidente latino.
Designar a un latino como candidato confirmaría el reconocimiento de la élite política a la comunidad hispana más que mil declaraciones de aprecio.
Si un latino fuese candidato a vicepresidente, muchos votantes latinos se sentirían compelidos a apoyarlo.
Hallarían en él o ella un foco de atracción y solidaridad.
Si un hispano fuera candidato a vicepresidente, la comunidad sentiría que se completa su integración y entrega a un país que, ahora sí, los aprecia.
Es hora de un candidato hispano a la vicepresidencia.
Una respuesta frecuente a este llamado es que la preferencia electoral latina es de por sí conocida y abrumadora por los demócratas.
Pero una encuesta de Florida Atlantic University concede a Hillary Clinton solo el 50% del apoyo hispano.
La cuarta parte está indecisa.
Si no se sienten apreciados y bienvenidos muchos latinos podrán abstenerse de votar, como ya lo han hecho, fortaleciendo al bando contrario.
Además, hay importantes contingentes de latinos en los estados llamados péndulo como Florida, Colorado o Arizona.
Su proporción entre los votantes crece cada año en otros estados clave: Ohio, Pennsylvania, Iowa, Virginia.
Un voto latino allí podría ser el voto de la victoria.
Entonces, razones prácticas no faltan. Ojalá impere el sentido común y la voluntad política para una movida histórica.