Para salvar a su caballo, esta competidora de Rio tomó una valiente decisión
Adelinde Cornelissen y su caballo Parzival fueron medallistas olímpicos en Londres 2012
La jinete holandesa Adelinde Cornelissen llegó con su caballo Parzival a Río de Janeiro sin novedades. Estaban listos para competir en los Juegos Olímpicos y repetir en el medallero como ocurrió en Londres 2012, donde la pareja ganó plata en la prueba individual y bronce en la prueba por equipos.
Sin embargo, en lo que iba a ser el primer día de entrenamiento, Cornelissen notó heridas en su caballo; había estado dando cabezazos contra la pared durante la noche.
Los veterinarios acudieron a examinarlo y encontraron que tenía la temperatura alta. Luego de varias revisiones concluyeron que Parzival estaba afectado por la picadura de un insecto que produce sustancias tóxicas en el organismo. De inmediato comenzaron con el tratamiento para Parzival.
Mira a Cornelissen y Parzival en acción en Londres:
Cornelissen monitoreó el estado de salud de su caballo, incluso durmió con él en la caballeriza para cuidarlo, y aunque fue mejorando gradualmente, la deportista tomó una importante decisión para no poner en peligro a su compañero de toda la vida, su caballo.
“La salud de Parzival es más importante que todo en este mundo”, escribió la jinete en redes sociales.
El animal mostró una gran mejoría para el día de la competencia, los veterinarios dijeron que estaba listo para competir, pero Cornelissen no lo sentía recuperado al 100 por ciento. Decidió darle una oportunidad y entrar a la competencia.
“Cuando entré, sentí que él estaba dando todo de sí y que estaba siendo el luchador que es, nunca se riende… Pero con tal de protegerlo, decidí renunciar… Mi compañero, mi amigo, el caballo que lo ha dado todo por mí toda su vida no se merece esto… Así que sólo saludé y me retiré de la arena”, explicó la jinete en Facebook.
Y fue así como la holandesa perdió su oportunidad de ganar una medalla, pero dio al mundo una muestra de fidelidad, amor y agradecimiento que vale mucho más que cualquier otra presea.