En Ramona Gardens, ofrecen empleos vs. pandillas

Jóvenes de escasos recursos o que viven en proyectos de vivienda recibieron oportunidad de cambiar su propio destino

Jóvenes acechados por el oscuro mundo de las drogas y la violencia relacionada a las pandillas culminaron su participación de más de 100 horas en el Programa de Empleo de Verano en la División Hollenbeck del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD).

En coordinación con la Autoridad de Vivienda de la ciudad de Los Ángeles (HACLA), un total de 20 jovencitas y 12 varones que habitan en el tristemente célebre proyecto de vivienda Ramona Gardens, en Boyle Heights, desarrollaron labores administrativas, aprendieron educación financiera, capacitación laboral y enriquecimiento laboral.

“Como padre de familia me siento contento porque trabajamos con estos jóvenes”, dijo el capitán Martin Baeza del LAPD. “Como ellos, mis padres inmigrantes [de Mérida, Yucatán] trabajaban de día y de noche e incluso los fines de semana, pero siempre comunicaron a sus hijos que el éxito en la vida estaba en las oportunidades de educación, valores y respeto; y esta semilla que hemos sembrado germinará en el futuroen los nuevos líderes de la comunidad”.

El 7 de julio, el alcalde Eric Garcetti hizo el lanzamiento del Programa de Empleo Juvenil de HACLA. Este año, un total de 970 jóvenes de 14 a 24 años de edad recibieron la oportunidad de recibir algún tipo de capacitación laboral.

“He disfrutado ayudar a la policía en labores administrativas y organizando archivos”, expresó Giselle Hernández, de 18 años, residente del complejo habitacional Ramona Gardens, una zona de Boyle Heights dominada por miembros de la pandilla Big Hazard.

“Honestamente, yo nunca he visto la violencia que los medios pintan en donde vivo desde hace siete años; mucha gente piensa que, por vivir ahí, obligatoriamente uno tiene que afiliarse a una pandilla y eso no es cierto; uno mismo decide su propio destino. Yo no dejé que eso me pasara”, agregó la joven.

“Ha cambiado mi percepción del trabajo de la policía”, comentó Juan Salazar (der.), de 19 años, quien ahora se enfocaría en sus estudios de ciencias de la computación en ELAC. /JORGE MACIAS, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN
“Ha cambiado mi percepción del trabajo de la policía”, comentó Juan Salazar (der.), de 19 años, quien ahora se enfocaría en sus estudios de ciencias de la computación en ELAC. /JORGE MACIAS, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN

En 2016, en virtud de la iniciativa Hire LA’s Youth (Contratar a los Jóvenes de Los Ángeles), el alcalde Garcetti se comprometió a otorgar buenas oportunidades de empleo en organizaciones sin fines de lucro, en el gobierno y en empresas del sector público y privado a 15,000 muchachos de escasos recursos o que viven en proyectos de vivienda.

HACLA asignó más de 1 millón de dólares para pagar 10.25 dólares por hora trabajada y cada joven, como Giselle Hernández, laboró un promedio de 100 a 120 horas en alguno de los 16 centros de empleo de la ciudad, incluida la División Hollenbeck del LAPD.

“A través de estos centros estamos preparando a los jóvenes para incorporarse al mercado laboral”, dijo Garcetti.

Según cifras de Weichert, una compañía de bienes raíces, en Ramona Gardens viven alrededor de 3,705 personas en 851 unidades de vivienda; y casi la mitad tienen de 0 a 24 años; 185 familias ganan menos de $10,000 dólares al año y 40% (1,482) no tienen un diploma de secundaria.

En la actualidad, Giselle está decidida a estudiar psiquiatría o leyes. Actualmente acude a Cal State Long Beach y busca transferirse en los próximos años a UCLA.

Cambia su opinión de la policía

Haber trabajado al lado de los representantes de la ley por casi un mes significó un giro radical en el pensamiento de Juan Salazar, otro estudiante que vive en el proyecto de vivienda Ramona Gardens, particularmente, después que el pasado 9 de agosto un agente mató al adolescente Jesse James Romero.

“Antes, yo pensaba que todos los policías eran malos, que no tenían corazón y que sólo mataban por matar”, dijo Salazar, de 19 años. “Pero al estar cerca de ellos [los policías] se me abrió la mente; ellos también tienen familia y aunque es horrible quitarle la vida a alguien, el niño tenía una pistola y pudo haber matado a alguien o al mismo policía”.

Jesse Romero fue abatido cuando fue denunciado por cometer actos de vandalismo entre la calle Breed y la avenida César Chávez junto a un acompañante. Teresa Domínguez, la madre del menor, ha cuestionado el proceder de la policía y ha indicado que su hijo no portaba ninguna pistola.

Salazar, nacido en Irapuato, México, es el mayor de cinco hijos de Kisler López y Dulce Granados. Ha vivido en Ramona Gardens, una zona asediada por la pandilla Big Hazard, donde ha podido mantenerse alejado de problemas.

“Si hay pandilleros yo no los he visto; a mí nunca se me han acercado”, aseguró. “La policía vigila seguido y si ellos hacen su desmadre, es en otros lugares”.

En el programa de empleo de verano de la iniciativa Hire LA’s Youth (Contratar a los Jóvenes de Los Ángeles) de la División Hollenbeck del LAPD también participó una chica afroamericana de los 32 participantes. /JORGE MACIAS, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN
En el programa de empleo de verano de la iniciativa Hire LA’s Youth (Contratar a los Jóvenes de Los Ángeles) de la División Hollenbeck del LAPD también participó una chica afroamericana de los 32 participantes. /JORGE MACIAS, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN

No todos son pandilleros

Por su parte, el agente Genaro Estupinán, quien patrulla específicamente la zona del Proyecto de Vivienda Ramona Gardens (RGHP) junto a un sargento y otros nueve agentes, dice que las cosas han mejorado en el lugar.

“Hace dos años, estaba un poco complicado trabajar ahí”, expuso. “Dos años después nuestra relación con la comunidad ha cambiado, gracias a programas como este [empleo en el verano para jóvenes]; ha habido diálogo y entendimiento de que no todos los residentes [de Ramona Gardens] son pandilleros ni tampoco todos los policías son malos”.

Sin embargo, el capitán Baeza reconoció que en el pasado sí “hubo una historia de maltrato” a la comunidad, “a veces por agentes involucrados en disparos o tratando mal a los pandilleros”.

“Eso fue hace unos años”, aclaró. “Lo que hacemos hoy es diferente, aunque hay unos que nos apoyan y otros no…antes ni nos saludaban y hoy nos conocen por nuestros nombres y participan de estos programas de empleo, de deportes y otras actividades”.

“Aquí todo está tranquilo [en Ramona Gardens]”, dijo Christopher Loera, a la entrada del proyecto de vivienda Ramona Gardens, en Boyle Heights. /JORGE MACIAS, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN
“Aquí todo está tranquilo [en Ramona Gardens]”, dijo Christopher Loera, a la entrada del proyecto de vivienda Ramona Gardens, en Boyle Heights. /JORGE MACIAS, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN

No más crímenes de odio

Construido en 1941, el proyecto de vivienda Ramona Gardens históricamente ha sido un nicho para la pandilla Big Hazard, ligada a la Mafia Mexicana desde hace más de medio siglo.

Según el Departamento de Justicia, en la zona de Boyle Heights hay unos 350 miembros de esa pandilla.

Enclavada en una zona aledaña a la autopista 10 de San Bernardino, compañías de almacenes y las vías del tren, Ramona Gardens luce como fortaleza casi invisible.

“Ya no hay crímenes de odio, pero las pandillas quieren sacar de ahí a las [18] familias afroamericanas”, dijo el capitán Baeza.

En efecto, en mayo de 2014, pandilleros lanzaron bombas molotov contra departamentos habitados por afroamericanos, a quienes pretendían echar de la zona, a como diera lugar.

Dos años después, la operación “Residente del Mal” (Resident Evil) del FBI, LAPD, ATF y el IRS permitió a las autoridades poner tras las rejas al líder Carlos “Creeper” o “Rider” Hernández, de 31 años de edad.

Junto con él fueron aprehendidos: Francisco Farías, “Bones”, de 25; Edwin Félix, “Boogie”, de 23; Joseue Garibay, “Malo”, de 23; Joel Matthew Monarrez, “Gallo”, de 21; Jonathan Portillo, “Pelón”, de 23, y José Saucedo “Lil’ Moe”, de 22.

Ellos fueron acusados de violación de derechos civiles, conspiración para usar fuego y cargar explosivos para cometer un delito federal: intento de incendiar una propiedad federal.

“Aquí todo está tranquilo”, dijo Christopher Loera, mientras escuchaba música a la entrada del proyecto de vivienda. “No entiendo por qué tanto escándalo”.

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