Trump y Peña Nieto se contradicen sobre el tema del pago del muro fronterizo en México, pero no frente a frente

La apuesta que hace el magnate republicano es que su viaje a México podría ayudar a atraer votos republicanos moderados, pero su deferencia hacia Peña Nieto, a quien llamó "amigo" y las versiones contradictorias sobre si se habló o no lo del pago del muro, podría dañarle entre su base.

La visita del candidato republicano Donald Trump a México y su reunión con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, presentó al excéntrico y controvertido magnate como una figura más cercana a un estadista tradicional, dándole una pátina más “presidencial” a los ojos de votantes moderados en los Estados Unidos.

No obstante, está por verse el efecto que pueda tener sobre su base más recalcitrante, para la cual ha sido siempre importante la “firmeza” y el desparpajo de Trump al tocar temas delicados como inmigración, asuntos raciales y relaciones con el vecino país de México, sobre todo después que el republicano se mostró deferente hacia Peña Nieto, lo llamó “mi amigo” y dijo que ya hablarían “después” de quien pagaría por el muro fronterizo.

Horas despues del encuentro, se reportó que el Presidente mexicano le había dicho en privado a Trump que no pagaría por el muro, contradiciendo así la versión de Trump de que esto no se había tocado en la conversación.

Si bien Trump reiteró su deseo de construir un muro, la retórica utilizada hoy fue muy diferente en fondo y en forma a la que ha venido usando durante meses.  Por ejemplo, ahora trató el tema migratorio y la inmigración indocumentada como algo “en lo que ambos países deben trabajar juntos por su mutuo beneficio”.

En vez de reiterar que multaría a empresas “que se lleven trabajos de Estados Unidos”, dijo que habría que trabajar con México “para mantenerlos en el hemisferio” y beneficiar a ambos países.  d

En vez de criticar a un juez mexicoamericano, como hizo antes, ahora indicó que los mexicoamericanos de primera, segunda y tercera generación que él conoce están “por encima de todo reproche” y son “amazing” (extraordinarios).

En vez de decir que México “perjudica a Estados Unidos” enviando a drogadictos y violadores, dijo que “la inmigración ilegal nos hace daño a ambos”. 

¿Qué buscaba Trump?

Está por verse, entonces, si la apuesta de Trump al aceptar la visita de Peña Nieto le sirve al magnate para mejorar sus encuestas en Estados Unidos y hacerlo más “pasable” para algunos estadounidenses moderados que hasta ahora lo consideraron muy agresivo y controversial.

Varios analistas consultados de este lado de la frontera están de acuerdo en que el objetivo de Trump no era congraciarse con los mexicanos ni con el voto hispano, pues eso parece imposible a estas alturas de la competencia, sino cambiar un poco la imagen de extremismo y racismo que lo ha perseguido al tratar a la inmensa mayoría de migrantes mexicanos de violadores y narcos.

“Tan solo el mostrar que puede reunirse con líderes extranjeros, que las cosas pueden ir bien si él llega a presidente, su objetivo sería convencer a republicanos que están inseguros de votar por él, quizá algunos moderados que va a necesitar si realmente quiere ganar la presidencia. Y por ahora, parece que no le va bien con esos grupos”, dijo Barbara Norrander, profesora de la escuela de gobierno de la Universidad de Arizona.

Eso, a todas luces, ocurrió. En la rueda de prensa posterior al encuentro, que se prolongó más de lo esperado, Trump sonó suavizado, deferente y “honrado” de estar en Los Pinos reuniéndose con Peña Nieto, un hombre que hace un tiempo comparó la carrera política de Trump con Hitler y Mussolinni.

Por otra parte, Trump podría haber ganado puntos al lograr la concesión, de parte de Peña Nieto, de que el Tratado de Libre Comercio de Norte América (NAFTA en inglés) podría ser “mejorado” tras 22 años de existencia. Una de las promesas de Trump es “renegociar” el TLCAN o NAFTA, y parece que Peña Nieto está de acuerdo.

Una “cuerda floja” para Trump

Para Sherry Bebitch Jeffe, profesora de USC y analista política, el viaje de Trump podría haber distraído la atención respecto al discurso que el republicano daría más tarde sobre el tema migratorio en la ciudad de Phonix, Arizona, el estado candente de los movimientos anti inmigrantes de los últimos 6 años (pero donde las cosas se han calmado considerablemente con el nuevo gobernador).

“Puede ser que este viaje y lo que pasó allí le haga sombra al discurso y que éste le sirva para seguir con su retórica dura hablando a sus seguidores de cómo no cambió su opinión sobre los temas como el muro, detener la inmigración por la frontera etc, y lo presente como un triunfo suyo”, dijo Jeffe.

De esta manera, puede asumir una postura más acorde con los estadistas usuales, más al estilo Mitt Romney y John McCain, que se presentaron como “duros en inmigración” pero capaces de tener posturas razonables al mismo tiempo.

“Es una cuerda un poco floja para Trump, pero al menos lo intenta”, dijo Jeffe.

Esa “cuerda floja” puede o no funcionar para Trump, aunque según las encuestas no pierde mucho con intentar mejorar su situación entre el electorado estadounidense, donde está en desventaja en prácticamente todos los estados clave, ante Hillary Clinton.

En todo caso, ir a México y luego a Arizona es un simbolismo muy grande de dos extremos o dos caras de la moneda, explicó Adrián Pantoja, politólogo de Pitzer College, en el sur de California.

“Si va a Arizona a dar su discurso, es porque quiere presentar la imagen de que su política migratoria no es más suave, sabemos que Arizona fue el punto de enfoque de la ley anti inmigrante SB1070”, dijo Pantoja. “Él se enfoca más en símbolos que en cosas específicas y en este caso, hay dos visitas simbólicas importantes en un mismo día”.

Al final, sin embargo, es una apuesta riesgosa para mantener el apoyo de su base más fanática.

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