El magnate juega con fuego

El fraude del que habla Trump es absurdo

Donald Trump está jugando con un fuego que puede quemar la base de nuestra democracia, que es la credibilidad de los resultados electorales. La afirmación del candidato republicano a la presidencia de que la elección está arreglada en su contra a tres semanas del 8 de noviembre es un acto desesperado que pueda tener serias repercusiones en la elección y después de ella.

No hay peor insulto en su vocabulario que el ser un perdedor. Aunque, la derrota es la que le espera de confirmarse en las urnas los resultados que hoy están mostrando en las encuestas. Una derrota no entra en la mente, ni cabe en el gigantesco ego de Trump. Por eso si pierde, es que hay trampa.

Ese es el mensaje que resuena cada vez más ante la impaciencia de Trump. Los demócratas, los republicanos, los medios, los banqueros y el poder global están en su contra, él es una víctima. El ataque a su persona es un agresión contra ustedes, le dice a sus fervientes seguidores.

En esta conspiración, el sistema electoral opera en su contra. Los indocumentados vienen a EEUU para hacerse ciudadanos rápidamente en esta elección. Ya se habla de cajas llenas de votos para Hillary Clinton en los estados más importantes.

Por esta amenaza inexistente, Trump le pide a sus seguidores que vigilen los centros de votación, lo que para algunos trumpistas significa intimidar a los votantes afroamericanos, latinos y a los que no hablan bien inglés, según dijeron a los medios.

Las irregularidades que amenazan en el horizonte, operan en favor de Trump, porque esta será la primera elección sin un importante aspecto de la Ley de Derechos del Votante, lo que ha permitido a 17 estados restringir el acceso a las urnas.

El sistema electoral estadounidense tiene sus problemas como un arcaico Colegio Electoral, pero el fraude del que habla Trump es tan absurdo como es la campaña de todo el mundo en su contra. El peligro es que sus seguidores le creen todo lo que dice y esperan ganar. En más de un caso han manifestado que si el millonario pierde habrá una revolución y violencia. Esta es una barbaridad.

Estos es impensable en nuestra democracia. La idea de que se pueda robar la elección debe ser condenada por todos. El sistema se sostiene en el respeto al resultado de una elección. Ese es un principio básico que está por sobre todo, incluso por sobre el ego y narcisismo patológico de un candidato.

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