Con o sin Clinton, Sanders promete una “enérgica” campaña progresista en el Senado

El legislador promete presionarla por el avance de una agenda progresista en el Senado

WASHINGTON.- Con una insurgente campaña y fuerte dosis de populismo, el senador Bernie Sanders fue durante las primarias una “piedra en el zapato” para la demócrata Hillary Clinton, y ahora promete presionarla por el avance de una agenda progresista en el Senado.

Si Clinton gana el próximo 8 de noviembre, no sólo tendrá que lidiar con los republicanos en el Congreso, sino que también afrontará las presiones de Sanders, quien ha prometido una lucha sin cuartel desde el Senado para que cumpla con las propuestas clave para las clases media y trabajadora. 

Pese a su enorme popularidad, particularmente entre los jóvenes, el senador de Vermont no logró la nominación presidencial del Partido Demócrata y, aunque apoya a Clinton en la contienda general, no piensa abandonar las propuestas que le dieron fama en la contienda.

“Bernie motivó a millones de personas, especialmente a jóvenes de diversos antecedentes, a luchar por una agenda progresistas y presionar a Hillary más hacia la izquierda de asuntos como la cobertura médica universal, la prohibición de prisiones privadas y centros de detención, la educación universitaria gratuita, y tantos otros que ahora están en la plataforma demócrata”, explicó hoy a este diario Erika Andiola, directora política de “Nuestra Revolución”, el movimiento que institucionalizó Sanders tras su derrota en las primarias.

A través de Nuestra Revolución movilizaremos a esos millones para que esos asuntos sean una prioridad bajo una Administración Clinton y el Partido Demócrata en general, incluso en ambas cámaras del Congreso. (Sanders) es uno de los senadores más poderosos  de EEUU y, conociéndolo, sé que usará su influencia para avanzar en la dirección correcta, poniendo a la gente por encima del partido“, aseguró Andiola.

Desde su página en Twitter, Sanders pide la ayuda de los votantes  para que los demócratas recuperen el control del Senado y así él pueda asumir la presidencia de un comité clave para promover una agenda progresista, en particular el que tiene que ver con los salarios, la salud y la educación.

Sanders lanzó el movimiento por una “revolución política” y logró que el Partido Demócrata incluyera en su plataforma política propuestas como un aumento del salario mínimo a $15 la hora; educación universitaria gratuita en instituciones públicas; un fin de la práctica de “encarcelamientos masivos”; el combate al cambio climático, y una reforma financiera.

Sanders también apoya una reforma migratoria integral y el cierre de los centros de detención para familias, al igual que Clinton.

En declaraciones recientes al diario “The Washington Post”,  Sanders dejó en claro que su labor será montar una “enérgica” oposición si Clinton se desvía de su agenda progresista o si nombra a “los mismos de siempre” de Wall Street para la adopción de políticas financieras.

Su peso político, aseguró Sanders, se deriva de las sus victorias en 22 estados y el apoyo de 13,4 millones de votantes y el 46% de los delegados a la convención nacional demócrata en julio pasado.

“La influencia que creo que llevo al Senado es haber enfrentado a toda la maquinaria del Partido Demócrata, y el haber enfrentado a una organización política muy poderosa con la gente de Clinton… eso me da mucha influencia, influencia que pienso usar”, afirmó Sanders.

Es que, durante las primarias, algunos grupos progresistas expresaron dudas sobre si Clinton adoptará y luchará por sus intereses o si, por el contrario, gobernará más “desde el centro”.

Por ello, Sanders ya ha comenzado a elaborar proyectos de ley que reflejen una agenda progresista, con la ayuda de senadores demócratas como Elizabeth Warren, de Massachusetts, Sherrod Brown, de Ohio, y Jeff Merkley, de Oregon.

Consultado por este diario, el estratega demócrata, Federico de Jesús, consideró hoy que tanto Sanders como Warren jugarán un papel “constructivo” durante una eventual Administración Clinton para avanzar un programa de gobierno que beneficie a las familias latinas.

“Ellos han estado haciendo campaña por Clinton porque la conocen y saben que tiene la capacidad y experiencia para construir una economía que funcione para todos, que se apruebe una reforma migratoria integral y que los estudiantes no tengan que hipotecar su futuro para poder estudiar,” dijo de Jesús, portavoz hispano de Barack Obama durante su primera campaña presidencial de 2008.

Clinton, claro está, no podrá contentar a todos los bandos y, ante la férrea oposición que le preparan los republicanos, su reto será evitar la parálisis política en Washington mediante soluciones consensuadas entre ambos partidos.

Pero, según Sanders, a Clinton le corresponde dar la batalla por propuestas que beneficien a las clases media y trabajadora, y advertir a los republicanos que su oposición tendrá un alto costo político.

La campaña de Clinton ha querido minimizar las conjeturas sobre posibles discordias con el ala más izquierdista del partido y su portavoz, Brian Fallon, ha dicho que la exsecretaria de Estado está dispuesta a trabajar con Sanders para el avance de las prioridades que ambos comparten.

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