Desafío dominicano: mantener el poder político alcanzado en NY

La comunidad dominicana ha creado fuertes asociaciones étnicas para darle poder a sus residentes

No ha sido tan rápido como algunos hubieran querido: ha sido paulatino pero seguro.

El poder político de los dominicanos en Nueva York se ha configurado gracias a la consolidación comunitaria de un “Sí se puede”. Si bien sus logros e hitos históricos son importantes, también lo son sus desafíos: mantenerse fieles a las promesas de campaña y seguir bregando por dos poblaciones distintas, con necesidades distintas, los nacidos aquí y los inmigrantes.

Visto desde la perspectica de la generación de capital social, la comunidad dominicana ha creado fuertes asociaciones étnicas para darle poder a sus residentes en varias áreas como educación, participación ciudadana y prevención de la delincuencia, afirma Milagros Ricourt, Directora del Departamento de Estudios Latinoamericanos del Lehman College, CUNY en su artículo “La identificación étnica y la transdominicanidad en Nueva York”.

“Por otro lado, en Nueva York la incorporación política del dominicano ha representado la toma de control de los mecanismos de poder en sus comunidades, avanzando desde las juntas comunales y escolares hasta alcanzar escaños en el Ayuntamiento de la ciudad, así como tambi én representación en los mecanismos de poder estatal”, expresó.

Por su parte, la doctora Ramona Hernández, directora del Instituto de Estudios Dominicanos de CUNY, al analizar este proceso histórico indicó que “los políticos dominicanos de Nueva York han entendido claramente que tienen dos papeles diferentes: deben atender a dos poblaciones. Tienen que pelear porque le abran las puertas a los dominicanos que recién han llegado como también las necesidades de educación, vivienda, trabajo y servicios de los que nacieron acá”.

Nueva York es su casa

La elección en 1991 del concejal Guillermo Linares, le dio a la comunidad dominicana “la idea que Nueva York es su casa”, y ya que están aquí y que hay una razón por qué luchar, añadió Hernández.

Ese año es crucial en la historia de la política criolla porque tan solo 24 horas antes que Linares, Kay Palacios fue elegida como concejal en Englewood Cliffs, Nueva Jersey, siendo la primera dominicana en ostentar un cargo de elección pública en Estados Unidos. Adriano Espaillat debutó como Asambleísta en 1996, hasta que en 2010 ganó un escaño en el Senado estatal, representando al distrito 13 y ahora está prácticamente a las puertas de ser el primer dominicano en llegar a la Cámara de Representantes.

A ellos le siguen Miguel Martínez -electo por primera vez en 2001 y quien salió forzosamente bajo acusaciones de nepotismo y corrupción- y José Peralta -electo en 2010 como representante del Distrito 13 en el Senado estatal después de representar al Distrito 39 en la Asamblea.

2002 marca un hito importante para las mujeres, con la llegada de Dayana Reina, la primera dominicana en ser electa para un cargo público en el estado de Nueva York, quien se convirtió además como vicepresidenta del Brooklyn Borough. Luego, en 2009, Julissa Ferreras no solo es electa para el concejo de NYC sino que se convierte en la primera mujer en manejar el Comité Financiero del mismo. “Puedo decir con toda seguridad que las mujeres no han estado detrás sino que a la delantera”, añadió Hernández.

Esa certeza incluye además, las victorias de Carmen De La Rosa y Marisol Alcántara por el Distrito 72 de la Asamblea estatal y el Distrito 31 del Senado, respectivamente.

“Desde hace muchos años nuestras mujeres dominicanas se han empoderado, ocupando puestos de liderazgo en los campos de la ciencia, los servicios sociales, las artes y los negocios, formando parte importante del desarrollo de nuestras comunidades, especialmente en la educación de nuestros niños, en la creación de empleos y en el cuidado de salud”, dijo Alcántara en declaraciones brindadas a El Diario.

Por su parte, De La Rosa asigna un valor especial a 2016, y le llama “El Año de las Mujeres. Casi 100 años después de obtener el derecho al voto, por primera vez tenemos una candidata nominada a la Presidencia de los Estados Unidos por un partido principal, y cientos de candidatas capacitadas para diferentes escaños menores a través de la nación. Asimismo, seguimos progresando en temas de igualdad de género, justicia en el trabajo, educación, salud y desarrollo. Estoy muy orgullosa de ser parte de un liderazgo importante en lucha de los derechos de la mujer”, indicó en la misma oportunidad.

Los desafíos

Aunque los logros son claros, para algunos observadores y críticos, los resultados están por verse. Pesan las promesas de campaña, la historia, los intereses personales y la división en el interior de la misma comunidad dominicana.

“Los funcionarios electos tienen un vínculo importante con la gente porque se reconocen que han salido de esos espacios, no reniegan de su origen”, añadió la doctora Hernández. Por eso el desafío de cumplir las expectativas es grande.

“Aunque todavía tenemos un problema en cuanto a la poca concertación y consenso en la comunidad política dominicana en los Estados Unidos, el pueblo llano y sencillo le está dando una lección de que solamente unidos se puede llegar a la meta. Por mucho tiempo, otras nacionalidades, otras etnias, se alzaban con el triunfo, en comunidades habitadas mayormente por dominicanos, porque al mismo escaño, aspiraban más de un candidato dominicano. Mientras los otros aspirantes hacían consenso y solo presentaban uno solo, que aglutinaba a toda su comunidad. La unión de los electores, no de los políticos, ha hecho posible el triunfo de los candidatos dominicanos. Esta lección tiene que ser estudiada por los futuros aspirantes. Entender que solamente con la unión monolítica podemos alcanzar nuevas metas”, dijeron de forma consensuada Carlos McCoy, Luis Rojas y Eduardo Dotel, miembros del Areíto Político Cultural Dominicano.

Citada por The New York Times en un artículo publicado en junio sobre la intensa actividad de los políticos latinos, Ricourt advirtió el peso del tradicional divisionismo dentro de la comunidad dominicana, marcado por la lucha entre Espaillat y Linares.
En una campaña altisonante y polarizada, Marisol Alcántara -también citada por el Times- mantiene una luz encendida que recoge el sentimiento de una colectividad: “Tengo fe en que la gente pueda trascender la etnicidad y el color y vote por mí”.
“(Los funcionarios electos están llamados a) No dejarse contaminar con los vicios traídos por algunos políticos desde nuestros países. Ya la comunicación en estos tiempos es instantánea y cualquier acto de corrupción es transmitido rápidamente a través de las redes sociales. Tienen que cuidar su paso por los estamentos oficiales y cuidar su ética, su moral”, finalizaron los dirigentes del Areíto.

Población dominicana en Nueva York

Distribución de la población dominicana en la Ciudad de Nueva York

2010: Según datos oficiales del Censo, en NYC viven 675,000 personas de origen dominicano distribuidas de la siguiente forma: 41% en el Bronx, 27% en Manhattan; 16% en Brooklyn y Queens respectivamente.

Nivel académico:
Dominicanos con Bachelor in Arts o un título superior:
En 1990, era el 6%; en 2000 pasó al 9% y en 2010 creció al 13%

Ingresos promedio de los hogares dominicanos:
En 1990 era de $41,521.00; en 2000 bajó a $36,875.00 y em 2010 subió a $41,800.00 (Fuentes: Centro de Estudios Dominicanos, Graduate Center (CUNY)/Latino Data Project Report 44).

A partir de 2010, personas étnicamente blancas comenzaron a desplazar a los dominicanos en los barrios del Alto Manhattan.
Fuente: New York Times, 2011.

Electorado creciente

El electorado latino se transformó debido a los cambios demográficos entre los latinos de la ciudad. La tendencia más importante fue la relativa disminución de los puertorriqueños como porcentaje de todos los votantes latinos y el aumento de los dominicanos.

En 1990, el 70% del electorado latino era de origen puertorriqueño y comprendía el 13% de los votantes elegibles totales de la ciudad. Pero para 2010 los puertorriqueños habían declinado al 44% del electorado latino y el 10% de la población ciudadana de edad de votar en la Ciudad. Durante el mismo período, los dominicanos aumentaron del 10% al 23% de todos los posibles votantes latinos y del 2% al 5% del electorado total de la ciudad. Fuente: Latino Data Project Report 44

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