La carrera privilegiada que exhibe los mejores contrastes de NYC
Los participantes de la maratón de Nueva York tendrán la oportunidad de vivir de forma 'express' algunos de los contrastes más impresionantes de la ciudad
No todo el mundo tiene el privilegio de degustar, en un sólo días, los múltiples sabores de la Gran Manzana. Nada tiene que ver Bay Ridge con Long Island City, Williamsburg con East Harlem, la Primera con la Quinta Avenida. Los barrios de Nueva York transportan a los que los visitan a exclusivas “miniciudades”, con sus propios vecinos, costumbres y comidas.
Y aunque un buen neoyorquino es consciente y partícipe de estas variaciones, es difícil que alcance a experimentarlas todas de una sentada, en un solo día, bien seguiditos y sin pausas.
Los participantes de la maratón que se celebra este domingo tienen esa oportunidad.
De barrio en barrio
A las 8:30 a.m. comenzarán las primeras salidas de la 46ª edición de la Maratón de Nueva York y con estas se iniciará el recorrido de 26.2 millas que toca los cinco condados. Así, los valientes corredores no sólo obtendrán los beneficios por todos conocidos del deporte, sino que además, dure lo que dure su recorrido (la media están en 4.38 horas), vivirán de primera mano -o mejor dicho, de primer pie- el cambio de un barrio a otro.
La carrera comienza en Staten Island, al inicio del puente Verrazano y, por tanto, el primer bocado que se tiene de Brooklyn es el área de Fort Hamilton y Bay Ridge, por donde la ruta continua siguiendo la Cuarta Avenida. Este último barrio recibirá a los atletas con olor a pizza y acento irlandés. Esta área cuenta con una fuerte población italiana e irlandesa y, aunque a estas alturas los corredores estarán aún frescos, no faltarán vítores y cánticos para generar un divertido ambiente festivo.
De Downtown Brooklyn, la ruta avanza hasta Williamsburg. Bedford Avenue zigzaguea entre el barrio judío hasta adentrarse en el área más de moda de Nueva York, donde reinan los hipsters. La curiosa combinación de población sorprenderá a los corredores, que sudarán observados por unos vecinos unidos por su emoción y esfuerzo.
“Yo he asistido muchos años, quizá no todos, pero casi. Es una experiencia que tienes que vivir al menos una vez. ¿Sabes todo lo que recorren? Es mucho, pasan por tantos sitios que hay que animarlos”, explicaba Gloria Gómez, una mexicana con 20 años viviendo en Nueva York.
Para los que corren y para los que no
Pero la maratón no sólo beneficia a corredores y audiencia. Los negocios situados a lo largo de las avenidas que marcan la ruta tendrán un extra de clientela el domingo.
“Yo en vivo no he podido verlo nunca porque siempre trabajo, pero lo he seguido alguna vez por la televisión. Un ratito, ¿sabes? Me parece un evento interesante porque siempre se hace con causas sociales. Además, esto trae beneficios a los comercios de la zona. Atrae a mucha gente que se toma algo y luego se queda por el barrio a comer, consumen y eso para los negocios es muy bueno. ¡Ay, yo no tengo chance para salir a correr pero debería!”, contaba entre risas Ana Goyochea, una argentina residente de Queens, pero que trabaja por Williamsburg.
Uno de los negocios que pueden beneficiarse es ‘The Bagel Store’, en el 349 de Bedford Ave., cuyo dueño, Myles, se mostró preparado para recibir a todos los visitantes hambrientos. ¡Seguro que más de un corredor desearía poder hacer un alto en el camino en este negocio!
Después de pasar brevemente por Queens, cruzando Long Island City, los deportistas avanzarán a una segunda parte del recorrido al llegar a Manhattan. Correrán por la Primera Avenida, desde la calle 59 hasta El Bronx, con una parada obligatoria por el barrio más hispano: East Harlem.
“Vivo en la 112, entre la Primera y Segunda, y siempre bajo a ver a los primeros corredores, los que vuelan, porque es emocionante. Aquí, además de los vecinos, viene mucha gente de otros barrios porque no está tan lleno como otros puntos de la carrera. Ponen música, viene una banda, aplauden, llevan carteles… es divertido. Cuando entran a East Harlem notarán que empiezan los ánimos en español, o al menos con acento latino, jaja. A nosotros nos gusta la bulla y eso es bueno porque es una forma de crear el ánimo. Esta es la milla 19 así que es un buen momento para darles un empujón”, relataba animada Marta Cano, que es mexicana, acompañada de su hija Keyla Medina.
Y la recta final comienza cuando los agotados atletas reingresen por el Alto Manhattan y bajen por la Quinta Avenida, trotando -algunos puede que arrastrándose a estas alturas- por la Milla de los Museos. Otro ambiente diferente que empujará a los que lleguen -casi 50,000 en la pasada edición- a la meta.
A la altura de la calle 86 el camino se adentra en Central Park para inyectar la fuerza de la naturaleza, con los colores del otoño, a los que resistentes. Continua por el lado este y bajan de nuevo hasta su esquina sur, para bordearlo y terminar, por fin, al oeste del parque, donde espera la gloria a todos los participantes.
Por cada una de estas paradas, por la experiencia de vivir en unas horas tantos contrastes de gentes, colores, olores y acentos, merece la pena todo el sufrimiento y el dolor que, seguramente, padezcan los participantes de la gran Maratón de Nueva York durante el recorrido y… al día siguiente.
¡A sus puestos!
La Maratón de Nueva York celebra este domingo 6 de noviembre su 46ª edición. Comenzará a las 8.30 a.m. en Staten Island y acabará en Manhattan, dentro de Central Park.