Un desolado Messi advierte que el problema de Argentina está en la cabeza

Leo no pudo ser el héroe contra Brasil y terminó el partido derrumbado; su largo y profundo descargo tocó todos los temas

Fue una de esas noche en la que la impotencia pudo más que su talento. En la que la desolación le volvió a ganar al entusiasmo. En la que no pudo ser ni rey ni Dios. Lionel Messi estuvo lejos de Lionel Messi en la dura derrota 3-0 de la selección argentina frente a Brasil, que hundió aún más al equipo en su estado de desconcierto. Tuvo ráfagas que ilusionaban con explotar lo mejor de él, pero se diluyeron con el andar del partido. Leo mordió bronca en la cancha, pero también en el vestuario y en sus declaraciones finales. Algo así como en la final de la Copa América contra Chile, pero sin renuncia y con un grito desesperado de cambio.

La desolación de Leo

“Tocamos fondo, y lo peor es que no sabemos a qué jugamos. Tenemos que salir de esta mierda, a esta altura tenemos que ganar como sea”, explotó Messi en su descargo con los periodistas, que duró poco más de 15 minutos. “Hay que cambiar la cabeza y pensar en positivo para salir de esta situación de mierda, porque cuando no estás bien de la cabeza las piernas no responden. Hay que ganar porque todavía quedan muchos partidos, son muchos puntos en juego y estamos todos muy cerca en la tabla. Nosotros no pensamos en no clasificarnos para el Mundial”, insistió.

Al intentar explicar los motivos de este presente, que tiene al equipo fuera de los puestos de clasificación directa al Mundial Rusia 2018, la Pulga fue tajante: “El problema es de la cabeza”. Y agregó: “El equipo se cae al primer golpe y no puede reaccionar, no puede levantarse. Viene de muchos golpes y resultados negativos”.

Sobre el partido, el capitán argentino analizó: “No esperábamos este resultado, más allá de que jugábamos en una cancha difícil y con un rival durísimo, y hasta el primer gol de Brasil el partido era parejo. Pero después nos perdimos, nos desarmamos y lo pudieron liquidar. No podemos repetir un partido así, si no, no vamos a poder salir de esta situación”.

“Tenemos margen de error cero y no podemos perder más puntos, pero dentro de todo lo malo al menos seguimos dependiendo de nosotros mismos. No se pueden escapar más puntos sin importar el rival que toque”, enfatizó luego.

“Por eso, somos más que conscientes de que tenemos que cambiar muchas cosas, sobre todo en el juego. Es el peor momento de la selección en los últimos años. Ahora no podemos cometer más errores porque cuando estás en esta situación lo importante es ganar, conseguir los puntos, y después eso te da tranquilidad para jugar bien y mejorar”.

El pedido a los hinchas

También pidió a la gente de San Juan, que será escenario del partido del martes contra los colombianos, que tengan “un poco más de paciencia”, porque recordó lo sucedido en Córdoba en la caída ante Paraguay: “A mí no me tocó estar, pero lo vi por la tele y se notaba que los hinchas al mínimo error nos insultaban, nos puteaban. Y eso no ayuda”.

“Hay que estar más unidos que nunca -concluyó-, porque todos queremos estar en el Mundial. Nosotros más que nadie. Pero cuando entrás en esta dinámica negativa y el entorno no acompaña, se nota, se siente”.

El partido y la distancia con Bauza

En los primeros minutos en que la transmisión oficial lo mostró, Messi refleja su faceta más simpática. El encuentro con Neymar fue un buen ejemplo. Primero, abrazo en el túnel antes de salir. Luego, abrazo durante el saludo de los equipo. Más tarde, antes del pitido inicial, sonrisas cómplices en la mitad de la cancha. También hizo lo propio con Dani Alves, su amigo, ex compañero y gran asistidor en Barcelona, quien en el último mercado de pases emigró a Juventus. Pero esa alegría fue desapareciendo con el paso de los minutos.

En el inicio del partido, Leo intentaba ponerse el equipo al hombro. Bajaba para encontrarse con la pelota e intentaba encarar casi desde la mitad de la cancha, algo así como en Barcelona, aunque sin ayuda. Sin embargo, Tité encontró la forma de neutralizarlo. Nunca recibió la pelota con comodidad, siempre lo achicaban entre al menos dos jugadores y, si era necesario, lo cortaban con una infracción. También tuvo varias chances de romper el arco rival con tiros libres muy cerca del área, pero no estuvo preciso en ninguno. Y hasta sufrió una avivada de Marcelo, jugador del Real Madrid, que se agachaba detrás de la barrera para evitar que le pegara por abajo. Como si Brasil hubiera pensado en todo.

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