Civiles armados o desarmados: polémica en México
El debate surge a partir de una propuesta que permitiría portar armas a civiles en todo momento, sin restricciones
MÉXICO.- Entre el México de mediados del siglo XIX, recién formado como nación independiente, y dos siglos después en un proceso de modernización, hay dos actitudes radicalmente opuestas sobre cómo contrarrestar la inseguridad. En el primero sí se permitía a la gente el uso de las armas constitucionalmente, y en el segundo no.
El debate sobre cuál postura es la más progresista volvió a la mesa recientemente con una propuesta en el congreso que, de ser aprobada, permitiría nuevamente a la ciudadanía portar armas de fuego en el trabajo, en el transporte y en casa sin la necesidad de pedir permiso al ejército, que lo autoriza con criterios reservados.
El senador José Luis Preciado, del Partido Acción Nacional (PAN) presentó una iniciativa de reforma al artículo 10 de la Constitución y desde hace unos días la polémica volvió a la mesa entre los que están hartos de ser víctimas sin posibilidad de defenderse y los que creen que el país no está preparado para permitir portar armas así.
“El problema es que son los delincuentes quienes ahora están armados y los más pobres quedan desprotegidos porque no pueden pagar seguridad privada”, expuso Preciado en el contexto de la violencia del crimen organizado y otro tipo de crímenes comunes a veces saldados por justicieros.
Entre el caso más reciente de justicia por propia mano destaca el de un hombre desconocido que en un autobús del Estado de México (aledaño a la capital mexicana) asesinó a cuatro ladrones que asaltaban siempre en la misma ruta. La policía ha intentado dar con el paradero del justiciero pero ninguno de los testigos ha querido delatarlo, ni siquiera para dar su retrato hablado.
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Organizaciones sociales que en los últimos años han luchado contra la delincuencia y la inseguridad consideran que en lugar de proponer armar a los civiles se debe presionar al Estado para que garantice la seguridad y que los mexicanos de la calle aún no están preparados para portar armas sin restricciones.
“El delito no es una lucha de buenos contra malos, sino el resultado de una sociedad desigual con un alto nivel de impunidad”, dijo Marcela Figueroa, de Causa Común, una de las principales opositoras. “El país se encuentra en un contexto de mucha descomposición y en ese contexto no puede agregarse el ingrediente de las armas”, secundó Francisco Rivas, del Observatorio Nacional Ciudadano.
Desde otra perspectiva, Luciano Segura, de la Asociación Mexicana de Armas de Fuego, consideró en un debate reciente en la Cámara Baja, que la constitución ya permite la igualdad de derechos y que el uso de las armas ni siquiera debería discutirse porque ya está en la constitución.
“Las personas tienen derecho a contrarrestar los delitos en legítima defensa”.