Clinton Hill, un barrio que desprende tranquilidad y color
Otoño le sienta bien a uno de los barrios más pequeños de Brooklyn
El color de las casas de Clinton Hill combina a la perfección con los tonos del otoño. Rojizos, ocres, verdes y amarillos inundan la zona, por eso, aunque siempre es un buen momento para visitar este barrio de Brooklyn, ahora puede que sea la mejor época del año.
Pasear por las calles del área se convierte además en un plan especial gracias a los atractivos del barrio: tiendas pequeñas, clásicos brownstones y una tranquilidad difícil de encontrar hoy en día en los populares barrios de este condado.
Brunilda Quinta, boricua, se mudó desde Park Slope hace unos años y, aunque allí crió a sus hijos, aseguró estar feliz con el cambio de barrio.
“Yo llevo en Clinton Hill tres años y estoy muy contenta porque es un área muy tranquila. Está siempre ‘clean’ y no veo delincuencia. Yo viví 40 años en Park Slope, a donde llegué cuando tenía 14 años. Ahora estoy feliz aquí porque tengo tiendas para hacer mi compra y porque esto por lo menos me lo puedo permitir, antes no me paraba de subir la renta, que llegó a los $2,000. Esta zona también está bien comunicada, yo ya no me muevo mucho, pero tenemos otros barrios cerca y salgo mucho con mi perrito ‘Button’ a pasear”, contaba Brunilda mientras su mascota esperaba paciente a la puerta de una bodega del barrio.
Clinton Hill tiene una localización privilegiada. Además de limitar con otros barrios populares (Fort Green al oeste, Bedford-Stuyvesant al este y Prospect Heights al sur), cuenta con varias estaciones de subway y buses urbanos que lo comunican con las áreas más alejadas.
Además, en el corazón del barrio se encuentra el Pratt Institute, un reconocido centro de estudios superiores configurado como una institución sin ánimo de lucro. Destaca por su docencia en el campo de las artes creativas y de sus aulas han salido innumerables artistas reconocidos mundialmente, como el artista cubano Félix González-Torres.
El cambio del barrio
Para describir el cambio del barrio el New York Times recurrió a la historia relatada por la cantante Patti Smith en su libro autobiográfico Just Kids. En él narra su época viviendo en la calle Hall, en una casa que describió como “agresivamente destartalada”, donde “las paredes estaban manchadas de sangre y garabatos psicóticos, el horno atestado de jeringuillas desechadas y el refrigerador invadido de moho”.
Hoy, en el vecindario no queda rastro de ese ambiente decadente.
“Llevo casi 7 años en el barrio y ha cambiado mucho. Sobre todo por la gentrificación. Antes había menos gente blanca y ahora han construido mucho y han llegado nuevos vecinos con rentas más altas. Mira, yo empecé pagando $800 al mes y ahora, en un estudio, pago $1,300. Y los hay mucho más caros… casi los mismos precios que en Manhattan. A parte de eso, todo es bien lindo y creo que también muy seguro. Yo soy gay y nunca sufrí ningún tipo de discriminación”, contaba Devon Curodic, una joven de familia china, peruana y colombiana.
“Clinton Hill ahora es muy familiar, ¡y hay muchos famosos! Olivia Wilde vive a unas cuadras; se ha vuelto muy popular. También ves mucha mezcla de culturas. Aquí hay una gran comunidad judía y nos conocemos todos. Yo voy andando por aquí y me saludo con los vecinos, ‘hola, cómo estás, cómo te va la vida’. No obstante, se nota esta diferencia de generaciones, los que estaban y los nuevos. De alguna forma están chocando… como estamos chocando en EEUU en general ahora mismo”, reflexionaba Devon, que antes vivía en Hell’s Kitchen.
Clinton Hill se ha convertido con el paso del tiempo en un barrio envidiable, donde los vecinos llevan un ritmo de vida tranquilo -no siempre al alcance de los que viven en la Gran Manzana- sin prescindir de ‘la vibra’ y el dinamismo que aportan los negocios y la cercanía del transporte.
Ahora, además, el otoño le aporta un extra de belleza y, si hay un momento perfecto para perderse por las calles de este vecindario, desde luego es este. No se necesita más excusa que un día soleado y una buena compañía. Los colores de las hojas de los árboles, los ladrillos rojizos y el ritmo pausado de sus calles harán el resto. No olvides tu cámara de fotos.
Dónde comer
Un sitio ideal para descansar, comer o charlar con amigos es Alice’s Arbor, un restaurante rústico y acogedor, en el 549 de Classon Ave.
Cómo llegar
- En bus: Por Fulton Streen pasan los buses B25 y B26, por Classon Avenue, puedes tomar el B48 o el B52. El B54 y B38 también pasan por el barrio.
- En metro: Línea G hasta Clinton Washington o Classon Avenue. También el tren A o C hasta Clinton Washington.